sábado, 30 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 1 DE MAYO DE 2022

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https://youtu.be/o75CYqJ0cck


DOMINGO III (C) DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 21,1-19): En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.


Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.


Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.


Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

«Jesús les dice: ‘Venid y comed’»


Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós

(Barcelona, España)

Hoy, tercer Domingo de Pascua, contemplamos todavía las apariciones del Resucitado, este año según el evangelista Juan, en el impresionante capítulo veintiuno, todo él impregnado de referencias sacramentales, muy vivas para la comunidad cristiana de la primera generación, aquella que recogió el testimonio evangélico de los mismos Apóstoles.


Éstos, después de los acontecimientos pascuales, parece que retornan a su ocupación habitual, como habiendo olvidado que el Maestro los había convertido en “pescadores de hombres”. Un error que el evangelista reconoce, constatando que —a pesar de haberse esforzado— «no pescaron nada» (Jn 21,3). Era la noche de los discípulos. Sin embargo, al amanecer, la presencia conocida del Señor le da la vuelta a toda la escena. Simón Pedro, que antes había tomado la iniciativa en la pesca infructuosa, ahora recoge la red llena: ciento cincuenta y tres peces es el resultado, número que es la suma de los valores numéricos de Simón (76) y de ikhthys (=pescado, 77). ¡Significativo!


Así, cuando bajo la mirada del Señor glorificado y con su autoridad, los Apóstoles, con la primacía de Pedro —manifestada en la triple profesión de amor al Señor— ejercen su misión evangelizadora, se produce el milagro: “pescan hombres”. Los peces, una vez pescados, mueren cuando se los saca de su medio. Así mismo, los seres humanos también mueren si nadie los rescata de la oscuridad y de la asfixia, de una existencia alejada de Dios y envuelta de absurdidad, llevándolos a la luz, al aire y al calor de la vida. De la vida de Cristo, que él mismo alimenta desde la playa de su gloria, figura espléndida de la vida sacramental de la Iglesia y, primordialmente, de la Eucaristía. En ella el Señor da personalmente el pan y, con él, se da a sí mismo, como indica la presencia del pez, que para la primera comunidad cristiana era un símbolo de Cristo y, por tanto, del cristiano.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Consulta al abogado

Buenos días, amigo/a

Es un hecho real que se puede ganar una o muchas batallas, pero terminar perdiendo la guerra. Es lo que dice con claridad el refrán castellano: “El que ríe último, ríe mejor”. Es una animación a perseverar en el esfuerzo y la vigilancia. Un universitario no puede contentarse con aprobar una o varias asignaturas, sino todas para obtener su título de arquitecto, médico o ingeniero.

Un carnicero acude al despacho de su vecino abogado y le formula una consulta, —¿Se puede denunciar al dueño de un perro que ha entrado en la carnicería y se ha llevado un filete?

—Claro, responde el abogado. — Y ¿a cuánto ascendería la multa que le podría caer al dueño del perro? El abogado responde:  —A trescientos euros. —Pues, es usted dueño del perro, -responde el carnicero, —tengo varios testigos que pueden certificarlo. Ya me está pagando esa cantidad si no quiere que formule la denuncia. El abogado, sin inmutarse, le entrega los billetes. Al día siguiente, el carnicero recibe una nota que indica lo siguiente: "Por consulta al abogado, factura 600 €". 

En las pruebas y luchas de la vida, piensa en el Paraíso donde todo será renovado y transformado: la fe se convertirá en visión, la esperanza en posesión, la tristeza en alegría, la fatiga en descanso y la lucha en corona triunfal y victoria definitiva. Ahí, en verdad, “El que ríe último, reirá mejor”. Te lo deseo de corazón. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN JOSE OBRERO



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EVANGELIO DEL DIA SABADO 30 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/PU5CWFZoRdw


SABADO 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 6,16-21): Al atardecer, los discípulos de Jesús bajaron a la orilla del mar, y subiendo a una barca, se dirigían al otro lado del mar, a Cafarnaúm. Había ya oscurecido, y Jesús todavía no había venido donde ellos; soplaba un fuerte viento y el mar comenzó a encresparse. Cuando habían remado unos veinticinco o treinta estadios, ven a Jesús que caminaba sobre el mar y se acercaba a la barca, y tuvieron miedo. Pero Él les dijo: «Soy yo. No temáis». Quisieron recogerle en la barca, pero en seguida la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.

«Soy yo. No temáis»


Rev. D. Vicenç GUINOT i Gómez

(Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy, Jesús nos desconcierta. Estábamos acostumbrados a un Redentor que, presto para atender todo tipo de indigencia humana, no dudaba en recorrer a su poder divino. De hecho, la acción transcurre justo después de la multiplicación de los panes y peces a favor de la multitud hambrienta. Ahora, en cambio, nos desconcierta un milagro —el hecho de andar sobre las aguas— que parece, a primera vista, una acción de cara a la galería. ¡Pero no!, Jesús ya había descartado el uso de su poder divino para buscar el lucimiento o el provecho personal cuando al inicio de su misión rechazó las tentaciones del Maligno.


Al andar sobre las aguas, Jesucristo está mostrando su señorío sobre las cosas creadas. Pero también podemos ver una escenificación de su dominio sobre el Maligno, representado por un mar embravecido en la oscuridad.


«No temáis» (Jn 6,20), les decía Jesús en aquella ocasión. «Confiad, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33), les dirá después en el Cenáculo. Finalmente, es Jesús quien dice a las mujeres en la mañana de Pascua, después de levantarse del sepulcro: «No tengáis miedo». Nosotros, por el testimonio de los Apóstoles, sabemos de su victoria sobre los enemigos del hombre, el pecado y la muerte. Por esto, hoy, sus palabras resuenan en nuestro corazón con una fuerza especial, porque son las palabras de Alguien que está vivo.


Las mismas palabras que Jesús dirigía a Pedro y a los Apóstoles las repetía San Juan Pablo II, sucesor de Pedro, al inicio de su pontificado: «No tengáis miedo». Era una llamada a abrir el corazón, la propia existencia al Redentor para que con Él no temamos ante los embates de los enemigos de Cristo.


Ante la personal fragilidad para llevar a buen puerto las misiones que el Señor nos pide (una vocación, un proyecto apostólico, un servicio...), nos consuela saber que María también —criatura como nosotros— oyó las mismas palabras de parte del ángel antes de afrontar la misión que el Señor le tenía encomendada. Aprendamos de ella a acoger la invitación de Jesús cada día, en cada circunstancia.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Pisa fuerte y deja huellas

Buenos días, amigo/a.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás. encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

Pisa fuerte el que sabe lo que quiere, lo que busca, lo que espera. Pisa fuerte el que encontró un sentido a su vida, una razón de vivir, un por qué a cada una de las cosas y de los hechos de la vida. Pisa fuerte y muy fuerte, el que en los momentos de dolor o de angustia no se deja aplastar, ni desorientar, sino que en esos precisos momentos levanta más alto su cabeza, clava su mirada en el Corazón del Padre celestial y apretando los dientes, las manos tensas y los ojos nublados por las lágrimas, o el corazón lleno de pena, no disminuye su marcha a la meta, ni la desvía; sino con paso firme y resuelto se va acercando a Dios. Y porque pisa fuerte en la vida, va dejando huellas luminosas que servirán de ruta para muchos otros.

“Triste suerte la del hombre que sólo trabaja para vivir, pero no sabe para qué vive. Triste suerte la de quien ha hecho del "tener y retener" el objetivo de su vida. Dichoso, más bien, el que, mientras gana su pan o acrecienta su fortuna, sabe hacer del trabajo una ocasión de servicio al prójimo, cooperando con el proyecto de Dios Creador, para hermosear al mundo”. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN PIO V



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jueves, 28 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA VIERNES 29 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/IprfcB9bty4


VIERNES 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 6,1-15): En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».

Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo.

«Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer»


Rev. D. Jordi POU i Sabater

(Sant Jordi Desvalls, Girona, España)

Hoy leemos el Evangelio de la multiplicación de los panes: «Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron» (Jn 6,11). El agobio de los Apóstoles ante tanta gente hambrienta nos hace pensar en una multitud actual, no hambrienta, sino peor aún: alejada de Dios, con una “anorexia espiritual”, que impide participar de la Pascua y conocer a Jesús. No sabemos cómo llegar a tanta gente... Aletea en la lectura de hoy un mensaje de esperanza: no importa la falta de medios, sino los recursos sobrenaturales; no seamos “realistas”, sino “confiados” en Dios. Así, cuando Jesús pregunta a Felipe dónde podían comprar pan para todos, en realidad «se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer» (Jn 6,5-6). El Señor espera que confiemos en Él.


Al contemplar esos “signos de los tiempos”, no queremos pasividad (pereza, languidez por falta de lucha...), sino esperanza: el Señor, para hacer el milagro, quiere la dedicación de los Apóstoles y la generosidad del joven que entrega unos panes y peces. Jesús aumenta nuestra fe, obediencia y audacia, aunque no veamos enseguida el fruto del trabajo, como el campesino no ve despuntar el tallo después de la siembra. «Fe, pues, sin permitir que nos domine el desaliento; sin pararnos en cálculos meramente humanos. Para superar los obstáculos, hay que empezar trabajando, metiéndonos de lleno en la tarea, de manera que el mismo esfuerzo nos lleve a abrir nuevas veredas» (San Josemaría), que aparecerán de modo insospechado.

No esperemos el momento ideal para poner lo que esté de nuestra parte: ¡cuanto antes!, pues Jesús nos espera para hacer el milagro. «Las dificultades que presenta el panorama mundial en este comienzo del nuevo milenio nos inducen a pensar que sólo una intervención de lo alto puede hacer esperar un futuro menos oscuro», escribió San Juan Pablo II. Acompañemos con el Rosario a la Virgen, pues su intercesión se ha hecho notar en tantos momentos delicados por los que ha surcado la historia de la Humanidad.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Un regalo especial

Buenos días, amigo/a.

Un niño es el regalo de Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el torbellino de la vida que se agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe y se duerme. Un niño es siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos sin dar lugar a la fatiga. ¿Podríamos vivir sin su bullicio, sin sus sonrisas, sin la abismante profundidad de sus preguntas?

Hace un tiempo, una mamá castigó a su hijita de tres años por desperdiciar un rollo de papel de regalo dorado. Entonces el dinero era escaso, por lo que se enfureció al ver que la niña trataba de envolver una caja para el árbol de Navidad. Sin embargo, por la mañana la niña le llevó el regalo a su mamá, y le dijo: "Esto es para ti, mamita". Ella se sintió apenada por su reacción de ira, pero luego volvió a explotar al ver la caja totalmente vacía. Le gritó: "¿No sabes que, al dar un regalo, se debe poner algo adentro?". La pequeñita la miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo: "Oh mamita, no estaba vacía, yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti, mamita querida". La mamá se sintió morir. Abrazó a su niñita y le suplicó que la perdonara.

En una forma muy real, aunque invisible, cada uno de nosotros los humanos, hemos recibido una caja dorada, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos, familia y del mismo Dios. Nadie podría tener en propiedad un cofre más precioso. Cuando te sientas mal abre esa caja llena de cariño y sana las heridas de tu corazón. P. Natalio.


Santoral del Día:  SANTA CATALINA DE SIENA



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miércoles, 27 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 28 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/xFYfEaCFWXA


JUEVES 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 3,31-36): El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él.

«El que cree en el Hijo tiene vida eterna»


Rev. D. Melcior QUEROL i Solà

(Ribes de Freser, Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos invita a dejar de ser “terrenales”, a dejar de ser hombres que sólo hablan de cosas mundanas, para hablar y movernos como «el que viene de arriba» (Jn 3,31), que es Jesús. En este texto vemos —una vez más— que en la radicalidad evangélica no hay término medio. Es necesario que en todo momento y circunstancia nos esforcemos por tener el pensamiento de Dios, ambicionemos tener los mismos sentimientos de Cristo y aspiremos a mirar a los hombres y las circunstancias con la misma mirada del Verbo hecho hombre. Si actuamos como “el que viene de arriba” descubriremos el montón de cosas positivas que pasan continuamente a nuestro alrededor, porque el amor de Dios es acción continua a favor del hombre. Si venimos de lo alto amaremos a todo el mundo sin excepción, siendo nuestra vida una tarjeta de invitación para hacer lo mismo.


«El que viene de arriba está por encima de todos» (Jn 3,31), por esto puede servir a cada hombre y a cada mujer justo en aquello que necesita; además «da testimonio de lo que ha visto y oído» (Jn 3,32). Y su servicio tiene el sello de la gratuidad. Esta actitud de servir sin esperar nada a cambio, sin necesitar la respuesta del otro, crea un ambiente profundamente humano y de respeto al libre albedrío de la persona; esta actitud se contagia y los otros se sienten libremente movidos a responder y actuar de la misma manera.


Servicio y testimonio siempre van juntos, el uno y el otro se identifican. Nuestro mundo tiene necesidad de aquello que es auténtico: ¿qué más auténtico que las palabras de Dios?, ¿qué más auténtico que quien «da el Espíritu sin medida» (Jn 3,34)? Es por esto que «el que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz» (Jn 3,33).


“Creer en el Hijo” quiere decir tener vida eterna, significa que el día del Juicio no pesa encima del creyente porque ya ha sido juzgado y con un juicio favorable; en cambio, «el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él» (Jn 3,36)..., mientras no crea.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Oración del amigo

Buenos días, amigo/a.

Un amigo es alguien que se interesa por todo lo que haces y piensas; alguien a quien acudes en los buenos y en los malos tiempos; que comprende todo lo que haces; que te dice la verdad sobre ti mismo, que sabe lo que te ocurre en todo momento, que se niega a escuchar habladurías sobre ti. Un amigo es una parte de ti mismo sin la cual no te sientes completo.

Jesús, tú que lloraste por un amigo y le diste vida nueva, ayúdanos a valorar a nuestros amigos, aceptar sus vidas, respetar sus ideales, perdonar sus errores, compartir con ellos el dolor y la alegría., a ofrecerles lo mejor de nosotros.  Gracias porque tú estás en ellos y nos acompañas en el vivir de cada día. Bendícelos con el don de la verdadera paz, cuídalos para que siempre irradien la luz de tu amor. Amén.

Los amigos son escasos. Los puedes contar con los dedos de la mano y siempre te sobrarán dedos. Por eso tal vez no tengas muchos, pero los que tienes siempre serán suficientes para llenar tu alma. Un amigo es como la perla evangélica que, cuando la encuentras, vas y vendes todo, con tal de poseerla. Con un buen amigo no hay camino largo…P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA GIANNA BERETTA MOLLA



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martes, 26 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 27 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/9Kt345_K5N4


MIERCOLES 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 3,16-21): En aquel tiempo dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios».

«Vino la luz al mundo»

Fr. Damien LIN Yuanheng

(Singapore, Singapur)

Hoy, ante la miríada de opiniones que plantea la vida moderna, puede parecer que la verdad ya no existe —la verdad acerca de Dios, la verdad sobre los temas relativos al género humano, la verdad sobre el matrimonio, las verdades morales y, en última instancia, la verdad sobre mí mismo.

El pasaje del Evangelio de hoy identifica a Jesucristo como «el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Sin Jesús sólo encontramos desolación, falsedad y muerte. Sólo hay un camino, y sólo uno que lleve al Cielo,que se llama Jesucristo.

Cristo no es una opinión más. Jesucristo es la auténtica Verdad. Negar la verdad es como insistir en cerrar los ojos ante la luz del Sol. Tanto si le gusta como si no, el Sol siempre estará ahí; pero el infeliz ha escogido libremente cerrar sus ojos ante el Sol de la verdad. De igual forma, muchos se consumen en sus carreras con una tremenda fuerza de voluntad y exigen emplear todo su potencial, olvidando que tan solo pueden alcanzar la verdad acerca de sí mismos caminando junto a Jesucristo.

Por otra parte, según Benedicto XVI, «cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32)» (Encíclica "Caritas in Veritate"). La verdad de cada uno es una llamada a convertirse en el hijo o la hija de Dios en la Casa Celestial: «Porque ésta es la voluntad de Dios: tu santificación» (1Tes 4,3). Dios quiere hijos e hijas libres, no esclavos.

En realidad, el “yo” perfecto es un proyecto común entre Dios y yo. Cuando buscamos la santidad, empezamos a reflejar la verdad de Dios en nuestras vidas. El Papa lo dijo de una forma hermosísima: «Cada santo es como un rayo de luz que sale de la Palabra de Dios» (Exhortación apostólica "Verbum Domini").


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Sonríe siempre

Buenos días, amigo/a.

La risa es salud. El buen humor es salud. ¿Estás seguro de pensar lo suficiente en este aspecto de tu bienestar? Si a causa de las preocupaciones envejece el corazón, también tu rostro aparecerá pronto lleno de arrugas. La risa libera. El humor relajo. La risa es capaz de liberarte de los falsos problemas.

Si nos acostumbrásemos a sonreír con más frecuencia, la humanidad se sentiría mejor y más feliz. Porque la sonrisa es una característica propia del hombre; solamente el hombre es capaz de sonreír. Por eso alguien afirmó que cuanto más el hombre sonría, será más humano. Sonríe siempre y sonríe a todos; porque todos esperan tu sonrisa y todos necesitan de ella. También tú necesitas tu propia sonrisa, para sentirte mejor, más optimista, más tierno de corazón. Sonríe al niño travieso y molesto, sonríe al anciano solitario y pesado, sonríe al amigo importuno, sonríe al vecino cargoso, sonríe a todos, para hacerlos a todos mejores y ser así mejores nosotros.

La sonrisa es el más saludable masaje de belleza para el rostro; el ropaje más lindo del alma; el mejor antídoto contra las preocupaciones; la canción de los Ángeles; la seriedad arrepentida; la oración de los sabios; la contraseña entre los amigos; la puerta de la cooperación entre conocidos y desconocidos.  Anímate, pues, y sonríe. P. Natalio.


Santoral del Día:  SANTA ZITA



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lunes, 25 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA MARTES 26 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/7R3YtRptKmI


MARTES 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 3,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu». Respondió Nicodemo: «¿Cómo puede ser eso?». Jesús le respondió: «Tú eres maestro en Israel y ¿no sabes estas cosas? En verdad, en verdad te digo: nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero vosotros no aceptáis nuestro testimonio. Si al deciros cosas de la tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida eterna».

«Tenéis que nacer de lo alto»


Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal

(Sant Just Desvern, Barcelona, España)

Hoy, Jesús nos expone la dificultad de prevenir y conocer la acción del Espíritu Santo: de hecho, «sopla donde quiere» (Jn 3,8). Esto lo relaciona con el testimonio que Él mismo está dando y con la necesidad de nacer de lo alto. «Tenéis que nacer de lo alto» (Jn 3,7), dice el Señor con claridad; es necesaria una nueva vida para poder entrar en la vida eterna. No es suficiente con un ir tirando para llegar al Reino del Cielo, se necesita una vida nueva regenerada por la acción del Espíritu de Dios. Nuestra vida profesional, familiar, deportiva, cultural, lúdica y, sobre todo, de piedad tiene que ser transformada por el sentido cristiano y por la acción de Dios. Todo, transversalmente, ha de ser impregnado por su Espíritu. Nada, absolutamente nada, debiera quedar fuera de la renovación que Dios realiza en nosotros con su Espíritu.


Una transformación que tiene a Jesucristo como catalizador. Él, que antes había de ser elevado en la Cruz y que también tenía que resucitar, es quien puede hacer que el Espíritu de Dios nos sea enviado. Él que ha venido de lo alto. Él que ha mostrado con muchos milagros su poder y su bondad. Él que en todo hace la voluntad del Padre. Él que ha sufrido hasta derramar la última gota de sangre por nosotros. Gracias al Espíritu que nos enviará, nosotros «podemos subir al Reino de los Cielos, por Él obtenemos la adopción filial, por Él se nos da la confianza de nombrar a Dios con el nombre de “Padre”, la participación de la gracia de Cristo y el derecho a participar de la gloria eterna» (San Basilio el Grande).


Hagamos que la acción del Espíritu tenga acogida en nosotros, escuchémosle, y apliquemos sus inspiraciones para que cada uno sea —en su lugar habitual— un buen ejemplo elevado que irradie la luz de Cristo.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

¡Todo depende de ti!

Buenos días, amigo/a.

En tu vida, como en la de cualquier persona, hay días decisivos en los que ves abrirse ante ti un horizonte nuevo donde vislumbras más paz y felicidad. Es el momento de discernir con sabiduría y hacer una buena opción. Pide iluminación al Señor para no dejar pasar en vano su gracia, si es él quien golpea la puerta de tu corazón. Te ofrezco una reflexión movilizadora.

Si yo cambiara mi manera de actuar ante los demás..., tendría más amigos. Si yo aceptara a todos corno son…, sufriría menos. Si yo comprendiera que todos cometemos errores..., sería más humilde. Si yo procurara siempre el bienestar de los otros..., sería más feliz. Si yo tuviera más en cuenta mis defectos..., sería más comprensivo. Si yo confiara más en Dios y fuera menos autosuficiente..., aprendería a vivir. Tú no puedes cambiar el mundo..., ¡pero sí puedes cambiarte a ti mismo!

El buen marino de un barco de velas, está siempre atento y obra con habilidad cuando percibe que se levanta una brisa, aunque muy suave. Tú también permanece alerta y cuando surja en tu interior un impulso a la buena acción, por pequeño que sea, despliega al punto tus velas y obra decididamente. Como decía san Agustín: “La gracia pasa y no vuelve”. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN RAFAEL ARNAIZ



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domingo, 24 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA LUNES 25 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/7ZcY9Gblf4o


25 DE ABRIL: SAN MARCOS, EVANGELISTA


Texto del Evangelio (Mc 16,15-20): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien».


Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»


Mons. Agustí CORTÉS i Soriano Obispo de Sant Feliu de Llobregat

(Barcelona, España)

Hoy habría mucho que hablar sobre la cuestión de por qué no resuena con fuerza y convicción la palabra del Evangelio, por qué guardamos los cristianos un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la “nueva evangelización”. Cada uno hará su propio análisis y apuntará su particular interpretación.

Pero en la fiesta de san Marcos, escuchando el Evangelio y mirando al evangelizador, no podemos sino proclamar con seguridad y agradecimiento dónde está la fuente y en qué consiste la fuerza de nuestra palabra.

El evangelizador no habla porque así se lo recomienda un estudio sociológico del momento, ni porque se lo dicte la “prudencia” política, ni porque “le nace decir lo que piensa”. Sin más, se le ha impuesto una presencia y un mandato, desde fuera, sin coacción, pero con la autoridad de quien es digno de todo crédito: «Ve al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos por obediencia, bien que gozosa y confiadamente.

Nuestra palabra, por otra parte, no se presenta como una más en el mercado de las ideas o de las opiniones, sino que tiene todo el peso de los mensajes fuertes y definitivos. De su aceptación o rechazo dependen la vida o la muerte; y su verdad, su capacidad de convicción, viene por la vía testimonial, es decir, aparece acreditada por signos de poder en favor de los necesitados. Por eso es, propiamente, una “proclamación”, una declaración pública, feliz, entusiasmada, de un hecho decisivo y salvador.

¿Por qué, pues, nuestro silencio? ¿Miedo, timidez? Decía san Justino que «aquellos ignorantes e incapaces de elocuencia, persuadieron por la virtud a todo el género humano». El signo o milagro de la virtud es nuestra elocuencia. Dejemos al menos que el Señor en medio de nosotros y con nosotros realice su obra: estaba «colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (Mc 16,20).


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El gorrión y el águila

Buenos días, amigo/a.

“La política es el uso del poder legítimo para lograr el bien común de la sociedad, a saber, aquellas condiciones de la vida social con las que todos, familias y asociaciones puedan alcanzar su perfección propia. Por tanto, debe realizarse con espíritu de servicio. El cristiano que actúa en política ha de trabajar con desinterés, buscando el bien de todos”.

El gorrión, con imprudencia juvenil, criticaba en voz alta, ante muchos pájaros, el gobierno del águila. Decía que los impuestos eran excesivos; que las elecciones, falseadas, subían al congreso puros politiqueros ignorantes; que el mérito no era recompensado. Y ya iba a criticar otras cosas, cuando el águila que, sin ser notada se había aproximado al grupo, le preguntó de qué gobierno estaba haciendo la historia. El gorrión no se inmutó: --Del gobierno del abuelo de su Majestad –contestó, saludando al águila cortésmente. Y el monarca quedó satisfecho, recapacitando que, efectivamente, todo aquello, desde entonces, había mejorado. (Daireaux).

“Para renovar los partidos políticos no basta un cambio de dirigentes. Urge crear una nueva mentalidad política, mediante el diálogo entre los diversos sectores de la ciudadanía para acordar grandes políticas en vista del bien común, acabando con la partidocracia (egoísmo partidario), y dando lugar a una sana ciudadanía y a la equidad social”.  Piénsalo. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN MARCOS, EVANGELISTA



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EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 24 DE ABRIL DE 2022

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DOMINGO 2 DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 20,19-31): Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío». Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».


Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré».


Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros». Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente». Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío». Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído».


Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Éstas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.

«Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados»


+ Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)

Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.


Por designio del Papa San Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.


La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Moscas en el agua

Buenos días, amigo/a.

A las personas que se quejaban de tener muchas distracciones en la oración, san Juan María Vianney les respondía: “He visto muchas veces caer moscas en el agua fría o tibia, pero nunca cuando está hirviendo”. Con esto quería expresar que, cuando un corazón está encendido en fervoroso amor de Dios, le es imposible distraerse. ¿Qué es el fervor o devoción?

Devoción, fervor o piedad es un don del Espíritu Santo que nos ayuda a amar a Dios como hijos. Algunos de sus efectos son: nos hace sentir fuertes para superar las dificultades, llena el alma de generosidad y audacia, pone claridad en la mente, acrecienta el entusiasmo por Dios, apaga los apasionamientos mundanos, en fin, da a la persona prontitud, decisión y alegría para avanzar por el camino de Dios. Es lo que pide el salmista: “Ensáncheme, Señor, el corazón, y correré por el camino de tus mandatos”.

A veces Dios prueba al alma dejándola caer en la aridez y oscuridad en la oración. Estos tiempos de desolación espiritual Dios los permite para purificarnos y hacer más consistente nuestro amor por él. En efecto, no es raro que el egoísmo humano nos lleve a buscar más los consuelos de Dios que al Dios de los consuelos. Es tiempo de constancia. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN FIDEL DE SIGMARINGA



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sábado, 23 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA SABADO 23 DE ABRIL DE 2022

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SABADO DE LA OCTAVA DE PASCUA


Texto del Evangelio (Mc 16,9-15): Jesús resucitó en la madrugada, el primer día de la semana, y se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a comunicar la noticia a los que habían vivido con Él, que estaban tristes y llorosos. Ellos, al oír que vivía y que había sido visto por ella, no creyeron. Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás; pero tampoco creyeron a éstos. Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»


P. Jacques PHILIPPE

(Cordes sur Ciel, Francia)

Hoy, confiando en Jesús resucitado, hemos de redescubrir el Evangelio como una “buena nueva”. El Evangelio no es una ley que nos oprime. Alguna vez hemos podido caer en la tentación de pensar que los que no son cristianos están más tranquilos que nosotros y hacen lo que quieren, mientras que nosotros tenemos que cumplir una lista de mandamientos. Es una visión de las cosas meramente superficial.


Personalmente, una de mis mayores preocupaciones es que el Evangelio se presente siempre como una buena nueva, una feliz noticia, que nos llene el corazón de alegría y consuelo.


La enseñanza de Jesús es por supuesto exigente, pero Teresa del Niño Jesús nos ayuda a percibirla realmente como una buena nueva, puesto que para ella el Evangelio no es otra cosa que la revelación de la ternura de Dios, de la misericordia de Dios con cada uno de sus hijos, y señala las leyes de la vida que llevan a la felicidad. El centro de la vida cristiana es acoger con reconocimiento la ternura y la bondad de Dios —revelación de su amor misericordioso— y dejarse transformar por dicho amor.


El itinerario espiritual tomado por santa Teresita, el “caminito”, es un auténtico camino de santidad, un camino con cabida para todos, hecho de tal manera que nadie puede desanimarse, ni los más humildes, ni los más pobres, ni los más pecadores. Teresa anticipa así el Concilio Vaticano II que afirma con seguridad que la santidad no es un camino excepcional, sino una llamada para todos los cristianos, de la que nadie debe ser excluido. Hasta el más vulnerable y miserable de los hombres puede responder a la llamada a la santidad.


Esta santidad consiste en un «camino de confianza y amor». Así, «el ascensor que ha de elevarme hasta el cielo son tus brazos, Jesús! (…). Tú, Dios mío, has rebasado mi esperanza, y yo quiero cantar tus misericordias» (Santa Teresa de Lisieux).


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Educar

Buenos días, amigo/a.

“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o en la escuela. Por eso padres y educadores deben vigilar su propia conducta para que incida positivamente en los chicos. Por ejemplo: dominio de si mismos, sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.

No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas convicciones personales. No educas cuando impones conductas, sino cuando propones valores que motivan. Educas cuando enseñas a caminar, cuando despiertas el coraje de ser libres, cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia. No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica. No educas cuando impones tu autoridad, sino cuando cultivas la autonomía del otro. Educas cuando respetas la originalidad que diferencia, cuando enseñas a buscar honestamente la verdad, cuando formas personas responsables.

El que educa debe proponer, motivar y ayudar a adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto, valorice el educador este tiempo de formación, en que ayuda a poner las bases del futuro a los niños y jóvenes. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN JORGE



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jueves, 21 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA VIERNES 22 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/v3rQ40KXbUA


VIERNES DE LA OCTAVA DE PASCUA


Texto del Evangelio (Jn 21,1-14): En aquel tiempo, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.


Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Simón Pedro, cuando oyó que era el Señor, se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.


Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Ésta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.

«Ésta fue la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos»


+ Rev. D. Joaquim MONRÓS i Guitart

(Tarragona, España)

Hoy, Jesús por tercera vez se aparece a los discípulos desde que resucitó. Pedro ha regresado a su trabajo de pescador y los otros se animan a acompañarle. Es lógico que, si era pescador antes de seguir a Jesús, continúe siéndolo después; y todavía hay quien se extraña de que no se tenga que abandonar el propio trabajo, honrado, para seguir a Cristo.


¡Aquella noche no pescaron nada! Cuando al amanecer aparece Jesús, no le reconocen hasta que les pide algo para comer. Al decirle que no tienen nada, Él les indica dónde han de lanzar la red. A pesar de que los pescadores se las saben todas, y en este caso han estado bregando sin frutos, obedecen. «¡Oh poder de la obediencia! —El lago de Genesaret negaba sus peces a las redes de Pedro. Toda una noche en vano. —Ahora, obediente, volvió la red al agua y pescaron (...) una gran cantidad de peces. —Créeme: el milagro se repite cada día» (San Josemaría).


El evangelista hace notar que eran «ciento cincuenta y tres» peces grandes (cf. Jn 21,11) y, siendo tantos, no se rompieron las redes. Son detalles a tener en cuenta, ya que la Redención se ha hecho con obediencia responsable, en medio de las tareas corrientes.


Todos sabían «que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da» (Jn 21,12-13). Igual hizo con el pescado. Tanto el alimento espiritual, como también el alimento material, no faltarán si obedecemos. Lo enseña a sus seguidores más próximos y nos lo vuelve a decir a través de San Juan Pablo II: «Al comienzo del nuevo milenio, resuenan en nuestro corazón las palabras con las que un día Jesús (...) invitó al Apóstol a ‘remar mar adentro’: ‘Duc in altum’ (Lc 5, 4). Pedro y los primeros compañeros confiaron en la palabra de Cristo (...) y ‘recogieron una cantidad enorme de peces’ (Lc 5,6). Esta palabra resuena también hoy para nosotros».


Por la obediencia, como la de María, pedimos al Señor que siga otorgando frutos apostólicos a toda la Iglesia.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Educar

Buenos días, amigo/a.

“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o en la escuela. Por eso padres y educadores deben vigilar su propia conducta para que incida positivamente en los chicos. Por ejemplo: dominio de si mismos, sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.

No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas convicciones personales. No educas cuando impones conductas, sino cuando propones valores que motivan. Educas cuando enseñas a caminar, cuando despiertas el coraje de ser libres, cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia. No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica. No educas cuando impones tu autoridad, sino cuando cultivas la autonomía del otro. Educas cuando respetas la originalidad que diferencia, cuando enseñas a buscar honestamente la verdad, cuando formas personas responsables.

El que educa debe proponer, motivar y ayudar a adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto, valorice el educador este tiempo de formación, en que ayuda a poner las bases del futuro a los niños y jóvenes. P. Natalio.


Santoral del Día:  

SANTA MARIA, MADRE DE LA COMPAÑIA DE JESUS



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miércoles, 20 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 21 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/_eMASMee6aA


JUEVES DE LA OCTAVA DE PASCUA


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.


Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

«La paz con vosotros»


Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido

(Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, Cristo resucitado saluda a los discípulos, nuevamente, con el deseo de la paz: «La paz con vosotros» (Lc 24,36). Así disipa los temores y presentimientos que los Apóstoles han acumulado durante los días de pasión y de soledad.


Él no es un fantasma, es totalmente real, pero, a veces, el miedo en nuestra vida va tomando cuerpo como si fuese la única realidad. En ocasiones es la falta de fe y de vida interior lo que va cambiando las cosas: el miedo pasa a ser la realidad y Cristo se desdibuja de nuestra vida. En cambio, la presencia de Cristo en la vida del cristiano aleja las dudas, ilumina nuestra existencia, especialmente los rincones que ninguna explicación humana puede esclarecer. San Gregorio Nacianceno nos exhorta: «Debiéramos avergonzarnos al prescindir del saludo de la paz, que el Señor nos dejó cuando iba a salir del mundo. La paz es un nombre y una cosa sabrosa, que sabemos proviene de Dios, según dice el Apóstol a los filipenses: ‘La paz de Dios’; y que es de Dios lo muestra también cuando dice a los efesios: ‘Él es nuestra paz’».


La resurrección de Cristo es lo que da sentido a todas las vicisitudes y sentimientos, lo que nos ayuda a recobrar la calma y a serenarnos en las tinieblas de nuestra vida. Las otras pequeñas luces que encontramos en la vida sólo tienen sentido en esta Luz.


«Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí...»: nuevamente les «abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24,44-45), como ya lo había hecho con los discípulos de Emaús. También quiere el Señor abrirnos a nosotros el sentido de las Escrituras para nuestra vida; desea transformar nuestro pobre corazón en un corazón que sea también ardiente, como el suyo: con la explicación de la Escritura y la fracción del Pan, la Eucaristía. En otras palabras: la tarea del cristiano es ir viendo cómo su historia Él la quiere convertir en historia de salvación.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El pato en el corral

Buenos días, amigo/a.

El conocimiento de uno mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y fragilidades, y también con tus logros y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte.

Las gallinas y los pavos se burlaban del pato, porque no sabía correr; y hasta de volar y quizá de nadar opinaban que se había vuelto incapaz, desde que se acomodó a la buena vida del corral. El pato se sonreía y casi dejaba entender que la misma opinión tenía él de sus incapacidades. De repente cruzó un perro disparando por entre las aves y la fuga fue general; pavos y gallinas, corriendo y volando, se desparramaron. Cuando se acordaron del pato con asombro vieron que, de un vuelo poderoso, había ido a dar a una laguna retirada y que la estaba atravesando a nado con gran rapidez, habiendo hecho por lo menos dos veces más camino que el más veloz de ellos. G. Daireaux.

Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos han sido distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando los dones, integrán-donos a la familia humana? Nunca envidies, sino valora y desarrolla tus dones. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN ANSELMO



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martes, 19 de abril de 2022

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 20 DE ABRIL DE 2022

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https://youtu.be/qKt4S1Cu63k


MIERCOLES DE LA OCTAVA DE PASCUA


Texto del Evangelio (Lc 24,13-35): Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.


Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron». Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras.


Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado». Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.


Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

«¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»


P. Luis PERALTA Hidalgo SDB

(Lisboa, Portugal)

Hoy el Evangelio nos asegura que Jesús está vivo y continúa siendo el centro sobre el cual se construye la comunidad de los discípulos. Es precisamente en este contexto eclesial —en el encuentro comunitario, en el diálogo con los hermanos que comparten la misma fe, en la escucha comunitaria de la Palabra de Dios, en el amor compartido en gestos de fraternidad y de servicio— que los discípulos pueden realizar la experiencia del encuentro con Jesús resucitado.


Los discípulos cargados de tristes pensamientos, no imaginaban que aquel desconocido fuese precisamente su Maestro, ya resucitado. Pero sentían «arder» su corazón (cf. Lc 24,32), cuando Él les hablaba, «explicando» las Escrituras. La luz de la Palabra disipaba la dureza de su corazón y «sus ojos se abrieron» (cf. Lc 24, 31).


El icono de los discípulos de Emaús nos sirve para guiar el largo camino de nuestras dudas, inquietudes y a veces amargas desilusiones. El divino Viajante sigue siendo nuestro compañero para introducirnos, con la interpretación de las Escrituras, en la comprensión de los misterios de Dios. Cuando el encuentro se vuelve pleno, la luz de la Palabra sigue a la luz que brota del «Pan de vida», por el cual Cristo cumple de modo supremo su promesa de «yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).


El Papa Emérito Benedicto XVI explicó que «el anuncio de la Resurrección del Señor ilumina las zonas oscuras del mundo en el que vivimos».


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Me gusta la gente

Buenos días, amigo/a.

La persona plenamente humana es aquella que consigue ser ella misma, que actúa por sus propias convicciones, y no por reacción a cómo actúan con él los demás. Para vivir la vida con autenticidad, hace falta mucho valor y querer nadar contracorriente. Vivir con autenticidad supone arriesgarse, atreverse.

Me gusta la gente que ríe, llora, se emociona con una simple carta, un llamado, una canción suave, una buena película, un buen libro, un gesto de cariño, un abrazo. Gente que ama y tiene nostalgias; le gustan los amigos, cultiva flores, ama los animales, admira paisajes, la poesía y sabe escuchar. Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, repartir ternuras, compartir vivencias. Gente de corazón desarmado, sin odio ni prejuicios, con mucho amor dentro de sí. Gente que se equivoca y lo reconoce, cae y se levanta, asimila los golpes, aprendiendo lecciones de sus errores. Me gusta mucho la gente así.

Recuerda que los demás te necesitan tal como el Señor ha querido que fueras. No conviene que te pongas una máscara o representes una comedia. Puedes decirte a ti mismo: “voy a llevarles algo especial, pues nunca se encontraron ni se encontrarán con alguien como yo; soy una persona única salida de las manos de Dios”. Dios te valora, hazlo tú también. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA INES DE MONTEPULCIANO



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