miércoles, 31 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 1 DE AGOSTO DE 2024

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https://youtu.be/lXwDuksKhCw


JUEVES 17 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,47-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.

«Recogen en cestos los buenos y tiran los malos»


Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell

(Agullana, Girona, España)

Hoy, el Evangelio constituye una llamada vital a la conversión. Jesús no nos ahorra la dureza de la realidad: «Saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego» (Mt 13,49-50). ¡La advertencia es clara! No podemos quedarnos dormidos.

Ahora debemos optar libremente: o buscamos a Dios y el bien con todas nuestras fuerzas, o colocamos nuestra vida en el precipicio de la muerte. O estamos con Cristo o estamos contra Él. Convertirse significa, en este caso, optar totalmente por pertenecer a los justos y llevar una vida digna de hijos. Sin embargo, tenemos en nuestro interior la experiencia del pecado: vemos el bien que deberíamos hacer y en cambio obramos el mal; ¿cómo intentamos dar una verdadera unidad a nuestras vidas? Nosotros solos no podemos hacer mucho. Sólo si nos ponemos en manos de Dios podremos lograr hacer el bien y pertenecer a los justos.

«Por el hecho de no estar seguros del tiempo en que vendrá nuestro Juez, debemos vivir cada jornada como si nos tuviera que juzgar al día siguiente» (San Jerónimo). Esta frase es una invitación a vivir con intensidad y responsabilidad nuestro ser cristiano. No se trata de tener miedo, sino de vivir en la esperanza este tiempo que es de gracia, alabanza y gloria.

Cristo nos enseña el camino de nuestra propia glorificación. Cristo es el camino del hombre, por tanto, nuestra salvación, nuestra felicidad y todo lo que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo tenemos en Cristo, no podemos dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y es su cuerpo místico. Contra las visiones puramente humanas de esta realidad es necesario que recuperemos la visión divino-espiritual: ¡nada mejor que Cristo y que el cumplimiento de su voluntad!


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El pavo real y sus admiradores

Buenos días, amigo/a

Te invito a reflexionar hoy sobre la vanidad humana. “La cola del pavo real honra al que la creó; pero, el pavo no tiene nada que ver en ello”, (J. Leclercq). “El vanidoso es como un gallo que se imaginase que el sol sale para oírlo cantar”. “Vasito de barro: ¿por qué te quieres poner tan alto? ¿No ves que si te caes, te quiebras? ¿No sabes que el aroma de tus flores se percibe mejor si estás abajo?”, (V. Gar-Mar).

El pavo real, con la cola desplegada, erguido en un delicioso cuadro de prados verdes, de aguas relucientes y de arbustos, parecía sacudir alrededor suyo, bajo los rayos del sol, una lluvia de pedrerías, un rocío de esmeraldas, de zafiros y de oro. Lo rodeaba un gran círculo de admiradores extasiados, y él gozaba de veras. Pero se le ocurrió a uno de los que allí estaban decir en voz alta que también era muy lindo el faisán dorado. Por cierto, no le quitaba al pavo real nada de su mérito, y sin embargo se quedó éste tan triste, casi como si le hubieran llamado feo. Muchos pavos, que no siempre son reales, así piensan que el mérito ajeno rebaja el de ellos. (G. Daireaux).

Guárdate de la vanidad, del afán de figurar y ser tenido en cuenta, pero no dejes de hacer el bien por temor a la vanidad. Una vez santa Teresa se vio tentada de dejar obras buenas que hacía, a causa de recibir grandes elogios por eso. Entonces dirigiéndose a la vanidad, le dijo: “lo que no empecé por ti, no lo voy a dejar por ti”. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN ALFONSO MARIA DE LIGORIO



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martes, 30 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 31 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/8WSTxMFhiWY


MIERCOLES 17 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,44-46): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.

»También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas, y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra».

«Vende todo lo que tiene y compra el campo»


Rev. D. Enric CASES i Martín

(Barcelona, España)

Hoy, Mateo pone ante nuestra consideración dos parábolas sobre el Reino de los Cielos. El anuncio del Reino es esencial en la predicación de Jesús y en la esperanza del pueblo elegido. Pero es notorio que la naturaleza de ese Reino no era entendida por la mayoría. No la entendían los sanedritas que le condenaron a muerte, no la entendían Pilatos, ni Herodes, pero tampoco la entendieron en un principio los mismos discípulos. Sólo se encuentra una comprensión como la que Jesús pide en el buen ladrón, clavado junto a Él en la Cruz, cuando le dice: «Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino» (Lc 23,42). Ambos habían sido acusados como malhechores y estaban a punto de morir; pero, por un motivo que desconocemos, el buen ladrón reconoce a Jesús como Rey de un Reino que vendrá después de aquella terrible muerte. Sólo podía ser un Reino espiritual.

Jesús, en su primera predicación, habla del Reino como de un tesoro escondido cuyo hallazgo causa alegría y estimula a la compra del campo para poder gozar de él para siempre: «Por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel» (Mt 13,44). Pero, al mismo tiempo, alcanzar el Reino requiere buscarlo con interés y esfuerzo, hasta el punto de vender todo lo que uno posee: «Al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra» (Mt 13,46). «¿A propósito de qué se dice buscad y quien busca, halla? Arriesgo la idea de que se trata de las perlas y la perla, perla que adquiere el que lo ha dado todo y ha aceptado perderlo todo» (Orígenes).

El Reino es paz, amor, justicia y libertad. Alcanzarlo es, a la vez, don de Dios y responsabilidad humana. Ante la grandeza del don divino constatamos la imperfección e inestabilidad de nuestros esfuerzos, que a veces quedan destruidos por el pecado, las guerras y la malicia que parecen insuperables. No obstante, debemos tener confianza, pues lo que parece imposible para el hombre es posible para Dios.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Confío y no temo

Buenos días, amigo/a

“Descarguen en el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”. Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te asegura Dios.


Ya no temo, Señor, la tristeza, ya no temo, Señor, la soledad;

porque eres, Señor, mi alegría tengo siempre tu amistad.


Ya no temo, Señor, a la noche, ya no temo, Señor, la oscuridad;

porque brilla tu luz en las sombras ya no hay noche, tú eres luz.


Ya no temo, Señor, los abismos, ya no temo, Señor, la inmensidad;

porque eres, Señor, el camino y la vida, la verdad. 


Está alerta porque vendrán tentaciones de cobardía, desanimación y desesperanza. El enemigo entrará en tu imaginación para levantar en el aire castillos de dificultades insuperables. Déjale a Jesús el cuidado de todas tus cosas y verás que todo te irá mejor. Abandónate en él y todo se resolverá con tranquilidad según sus designios. La confianza en el Señor es la clave. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN IGNACIO DE LOYOLA



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lunes, 29 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA MARTES 30 DE JULIO DE 2024

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MARTES 17 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,36-43): En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo». Él respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

»De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».

«Explícanos la parábola de la cizaña del campo»


Rev. D. Iñaki BALLBÉ i Turu

(Terrassa, Barcelona, España)

Hoy, mediante la parábola de la cizaña y el trigo, la Iglesia nos invita a meditar acerca de la convivencia del bien y del mal. El bien y el mal dentro de nuestro corazón; el bien y el mal que vemos en los otros, el que vemos que hay en el mundo.

«Explícanos la parábola» (Mt 13,36), le piden a Jesús sus discípulos. Y nosotros, hoy, podemos hacer el propósito de tener más cuidado de nuestra oración personal, nuestro trato cotidiano con Dios. —Señor, le podemos decir, explícame por qué no avanzo suficientemente en mi vida interior. Explícame cómo puedo serte más fiel, cómo puedo buscarte en mi trabajo, o a través de esta circunstancia que no entiendo, o no quiero. Cómo puedo ser un apóstol cualificado. La oración es esto, pedirle “explicaciones” a Dios. ¿Cómo es mi oración?: ¿es sincera?, ¿es constante?, ¿es confiada?.

Jesucristo nos invita a tener los ojos fijos en el Cielo, nuestra casa para siempre. Frecuentemente vivimos enloquecidos por la prisa, y casi nunca nos detenemos a pensar que un día —lejano o no, no lo sabemos— deberemos dar cuenta a Dios de nuestra vida, de cómo hemos hecho fructificar las cualidades que nos ha dado. Y nos dice el Señor que al final de los tiempos habrá una tría. El Cielo nos lo hemos de ganar en la tierra, en el día a día, sin esperar situaciones que quizá nunca llegarán. Hemos de vivir heroicamente lo que es ordinario, lo que aparentemente no tiene ninguna trascendencia. ¡Vivir pensando en la eternidad y ayudar a los otros a pensar en ello!: paradójicamente, «se esfuerza para no morir el hombre que ha de morir; y no se esfuerza para no pecar el hombre que ha de vivir eternamente» (San Julián de Toledo).

Recogeremos lo que hayamos sembrado. Hay que luchar por dar hoy el 100%. Y que cuando Dios nos llame a su presencia le podamos presentar las manos llenas: de actos de fe, de esperanza, de amor. Que se concretan en cosas muy pequeñas y en pequeños vencimientos que, vividos diariamente, nos hacen más cristianos, más santos, más humanos.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El deber, clave de felicidad

Buenos días, amigo/a

Las obligaciones asumidas constituyen lo que Dios espera de ti, porque son la expresión concreta de su voluntad. Son esas exigencias de la vida familiar, de tu trabajo o profesión, de las relaciones humanas que te envuelven. La paz y la felicidad no surgen de algunas grandes y espectaculares actuaciones, sino del cumplimiento de los deberes de cada día.

Hay un momento admirable en la vida del hombre: es cuando tomas ante tu propia conciencia el compromiso de cumplir cada día tu deber. De allí en adelante, comienzas a mirar todo desde otro punto de vista, y cada cosa cobra nueva perspectiva y nuevo valor. De allí en adelante, te abres a una nueva etapa, más hermosa y sublime, porque en tu vida ha entrado a ocupar un lugar decisivo, el deber en vez del dinero, del placer, del confort, del egoísmo indiferente. Y si el deber ocupa el primer lugar, también lo ocupa Dios, y si Dios está primero, todo está en orden. Así puedes gozar de la verdadera paz. La fidelidad al deber, a las exigencias de tus relaciones personales es fidelidad al amor, y el único acceso a la auténtica felicidad.

Tu vida, como la de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo y amor poniendo lo mejor de ti mismo. No olvides que “no hay virtud más eminente que la de hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”. Que descubras y vivas la felicidad y paz del deber cumplido. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN PEDRO CRISOLOGO



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domingo, 28 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA LUNES 29 DE JULIO DE 2024

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29 DE JULIO: SANTOS MARTA, MARIA Y LAZARO


Texto del Evangelio (Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».

«Te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, también nosotros —atareados como vamos a veces por muchas cosas— hemos de escuchar cómo el Señor nos recuerda que «hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola» (Lc 10,42): el amor, la santidad. Es el punto de mira, el horizonte que no hemos de perder nunca de vista en medio de nuestras ocupaciones cotidianas.

Porque “ocupados” lo estaremos si obedecemos a la indicación del Creador: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla» (Gn 1,28). ¡La tierra!, ¡el mundo!: he aquí nuestro lugar de encuentro con el Señor. «No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno» (Jn 17,15). Sí, el mundo es “altar” para nosotros y para nuestra entrega a Dios y a los otros.

Somos del mundo, pero no hemos de ser mundanos. Bien al contrario, estamos llamados a ser —en bella expresión de san Juan Pablo II— “sacerdotes de la creación”, “sacerdotes” de nuestro mundo, de un mundo que amamos apasionadamente.

He aquí la cuestión: el mundo y la santidad; el tráfico diario y la única cosa necesaria. No son dos realidades opuestas: hemos de procurar la confluencia de ambas. Y esta confluencia se ha de producir —en primer lugar y sobre todo— en nuestro corazón, que es donde se pueden unir cielo y tierra. Porque en el corazón humano es donde puede nacer el diálogo entre el Creador y la criatura.

Es necesaria, por tanto, la oración. «El nuestro es un tiempo de continuo movimiento, que a menudo desemboca en el activismo, con el riesgo fácil del “hacer por hacer”. Tenemos que resistir a esta tentación, buscando “ser” antes que “hacer”. Recordemos a este respecto el reproche de Jesús a Marta: ‘Tú te afanas y te preocupas por muchas cosas y sin embargo sólo una es necesaria’ (Lc 10,41-42)» (San Juan Pablo II).

No hay oposición entre el ser y el hacer, pero sí que hay un orden de prioridad, de precedencia: «María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» (Lc 10,42).


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Una bolsa de zozobras

 

Buenos días, amigo/a.

Hoy elimina de tu agenda dos días: ayer y mañana. Ayer fue para aprender y mañana será la consecuencia de lo que hoy puedas realizar. Hoy te enfrentarás a la vida con la convicción de que este día jamás volverá. Hoy es la última oportunidad que tienes de vivir intensamente, pues nadie te asegura que mañana volverás a amanecer.

Un viajero llevaba una bolsa pesada quejándose sin cesar. Nadie lo ayudaba o consolaba. Iba despacio, cuando se le acercó un ángel y le preguntó: "Hermano, ¿qué llevas ahí?" El hombre respondió refunfuñando: "Mis zozobras". El ángel sonrió con piedad y le dijo: "Veamos tus zozobras" Así lo hicieron, pero la bolsa estaba vacía. "En verdad, dijo el viajero, había dentro dos cargas muy pesadas para ser soportadas por mortal alguno; pero había olvidado que una era de ayer y se fue" "¿Y, la otra?". Preguntó el ángel. "La otra era de mañana y no ha llegado aún". Con una sonrisa compasiva le dijo el ángel: "El hombre se dobla bajo el peso de las zozobras de ayer y de mañana... El que se afana sólo por las cosas de hoy no necesita bolsa para ellas”.

Hoy ten la audacia de no dejar pasar ninguna oportunidad, tu única alternativa es la de triunfar. Hoy invierte tu recurso más importante: tu tiempo, en la obra más trascendental: tu vida; cada minuto realízalo apasionadamente para hacer de hoy un día diferente y único en tu vida.  Juan XXIII vivía la consigna de “sólo por hoy”. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA MARTA



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sábado, 27 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 28 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/f07_ml7XJTo


DOMINGO 17 DEL TIEMPO ORDINARIO 


Texto del Evangelio (Jn 6,1-15): En aquel tiempo, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia Él mucha gente, dice a Felipe: «¿Dónde vamos a comprar panes para que coman éstos?». Se lo decía para probarle, porque Él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco». Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?».

Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente». Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda». Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.

Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Éste es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo». Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo.

«Mucha gente le seguía»


Rev. D. Pere CALMELL i Turet

(Barcelona, España)

Hoy, podemos contemplar cómo se forja en nuestro interior tanto el amor humano como el amor sobrenatural, ya que tenemos un mismo corazón para amar a Dios y a los otros.

Generalmente, el amor va abriéndose paso en el corazón humano cuando se descubre el atractivo del otro: su simpatía, su bondad. Es el caso del «muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces» (Jn 6,9). Da a Jesús todo lo que lleva, los panes y los peces, porque se ha dejado conquistar por el atractivo de Jesús. ¿He descubierto el atractivo del Señor?

A continuación, el enamoramiento, fruto de sentirse correspondido. Dice que «mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos» (Jn 6,2). Jesús les escuchaba, les hacía caso, porque sabía lo que necesitaban.

Jesucristo siente un poderoso atractivo por mí y quiere mi realización humana y sobrenatural. Me ama tal como soy, con mis miserias, porque pido perdón y, con su ayuda, sigo esforzándome.

«Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte Él solo» (Jn 6,15). Les dirá al día siguiente: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado» (Jn 6,26). Escribe san Agustín: «¡Cuántos hay que buscan a Jesús, guiados solamente por intereses temporales! (...) Apenas se busca a Jesús por Jesús».

La plenitud del amor es el amor de donación; cuando se busca el bien del amado, sin esperar nada a cambio, aunque sea al precio del sacrificio personal.

Hoy, yo le puedo decir: «Señor, que nos haces participar del milagro de la Eucaristía: te pedimos que no te escondas, que vivas con nosotros, que te veamos, que te toquemos, que te sintamos, que queramos estar siempre a tu lado, que seas el Rey de nuestras vidas y de nuestros trabajos» (San Josemaría).


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Para cambiar actitudes

Buenos días, amigo/a

Con frecuencia Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a dar pasos de crecimiento espiritual. Aquí tienes una oración para cambiar actitudes que dañan tus relaciones personales.

Señor, a veces lo que me trae problemas, son mis defectos o mi forma de actuar. Quizás no quiero reconocer esos defectos, y me los oculto a mí mismo. Mis actitudes, mis palabras o mis miradas despiertan el rencor de los demás, la envidia o el desprecio. Señor, ayúdame a descubrir mis actitudes de orgullo, egoísmo o indiferencia, ayúdame a ver todo eso que cae mal a los ojos de los demás. Y dame tu ayuda divina para que pueda cambiar. Porque si mis actitudes son más agradables y sinceras, las malas miradas de los demás se disiparán como el vapor. Tócame con tu gracia, y embelléceme con virtudes y dones que me hagan más agradable a los ojos de los hermanos. Quiero ser un instrumento tuyo para bendecirlos y hacerles bien. Tómame, Señor. Amén. (P. Víctor Fernández).

La comunicación te abre a las riquezas de las personas, mientras dejas que también ellos se enriquezcan con tus propios dones. Sin la comunicación, que es abrirse a los demás y aceptarnos mutuamente, no puede haber verdadero amor. Encerrarse en uno mismo es muerte, en cambio abrirse como hermano es vida, libertad y madurez. P. Natalio.


Santoral del Día: 

SANTA ALFONSA DE LA INMACULADA CONCEPCION



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viernes, 26 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA SÁBADO 27 DE JULIO DE 2024

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SABADO 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,24-30): En aquel tiempo, Jesús propuso a las gentes otra parábola, diciendo: «El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo. Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña entre el trigo, y se fue. Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la cizaña. Los siervos del amo se acercaron a decirle: ‘Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?’. Él les contestó: ‘Algún enemigo ha hecho esto’. Dícenle los siervos: ‘¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?’. Díceles: ‘No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el trigo. Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero’».

«Dejad que ambos crezcan juntos»


Rev. D. Manuel SÁNCHEZ Sánchez

(Sevilla, España)

Hoy consideramos una parábola que es ocasión para referirse a la vida de la comunidad en la que se mezclan, continuamente, el bien y el mal, el Evangelio y el pecado. La actitud lógica sería acabar con esta situación, tal como lo pretenden los criados: «¿Quieres que vayamos a recogerla?» (Mt 13,28). Pero la paciencia de Dios es infinita, espera hasta el último momento —como un padre bueno— la posibilidad del cambio: «Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega» (Mt 13,30).

Una realidad ambigua y mediocre, pero en ella crece el Reino. Se trata de sentirnos llamados a descubrir las señales del Reino de Dios para potenciarlo. Y, por otro lado, no favorecer nada que ayude a contentarnos en la mediocridad. No obstante, el hecho de vivir en una mezcla de bien y mal no debe impedir el avanzar en nuestra vida espiritual; lo contrario sería convertir nuestro trigo en cizaña. «Señor, ¿no sembraste semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?» (Mt 13,27). Es imposible crecer de otro modo, ni podemos buscar el Reino en ningún otro lugar que en esta sociedad en la que estamos. Nuestra tarea será hacer que nazca el Reino de Dios.

El Evangelio nos llama a no dar crédito a los “puros”, a superar los aspectos de puritanismo y de intolerancia que puedan haber en la comunidad cristiana. Fácilmente se dan actitudes de este tipo en todos los colectivos, por sanos que intenten ser. Encarados a un ideal, todos tenemos la tentación de pensar que unos ya lo hemos alcanzado, y que otros están lejos. Jesús constata que todos estamos en camino, absolutamente todos.

Vigilemos para no dejar que el maligno se cuele en nuestras vidas, cosa que ocurre cuando nos acomodamos al mundo. Decía santa Ángela de la Cruz que «no hay que dar oído a las voces del mundo, de que en todas partes se hace esto o aquello; nosotras siempre lo mismo, sin inventar variaciones, y siguiendo la manera de hacer las cosas, que son un tesoro escondido; son las que nos abrirán las puertas del cielo». Que la Santísima Virgen María nos conceda acomodarnos sólo al amor.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Después de la vida


Buenos días, amigo

Una vez un taxista me interrumpió una reflexión sobre la vida que sigue a esta vida terrenal, diciéndome: “¡Nadie ha venido a contarnos lo que hay después!”. “Mire, le dije, en la vida de san Juan Bosco hay un hecho que fue presenciado por un grupo de seminaristas entre los 20 y 30 años y que ha testificado este santo en sus memorias”.

Siendo Don Bosco seminarista hizo un trato con su amigo Luis Comollo: el que muera primero vendrá a avisar si está o no en el Cielo. Al poco tiempo murió el amigo de Don Bosco. Habían pasado cuatro días del entierro, y Bosco no podía dormir. Cuando el reloj de la iglesia tocó las doce, se oyó un rumor sordo que hizo vibrar las paredes, el pavimento y el techo. Los seminaristas se despertaron y quedaron mudos. “Yo estaba petrificado de horror —cuenta Don Bosco— se abrió violentamente la puerta del dormitorio; solo se vio un fulgor pálido. Luego un repentino silencio; la luz brilló más y oí la voz de Comollo, que por tres veces me dijo: “¡Bosco, Bosco, Bosco! ¡Me he salvado!”.

Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Eso es el infierno: algo peor que el fuego y cualquier tormento, la separación de un Dios todo bondad, belleza y verdad. Jesús habló quince veces del infierno para que estemos muy atentos. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN PANTALEON



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jueves, 25 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA VIERNES 26 DE JULIO DE 2024

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VIERNES 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,18-23): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta».

«Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador»


P. Josep LAPLANA OSB Monje de Montserrat

(Montserrat, Barcelona, España)

Hoy contemplamos a Dios como un agricultor bueno y magnánimo, que siembra a manos llenas. No ha sido avaro en la redención del hombre, sino que lo ha gastado todo en su propio Hijo Jesucristo, que como grano enterrado (muerte y sepultura) se ha convertido en vida y resurrección nuestra gracias a su santa Resurrección.

Dios es un agricultor paciente. Los tiempos pertenecen al Padre, porque sólo Él conoce el día y la hora (cf. Mc 13,32) de la siega y la trilla. Dios espera. Y también nosotros debemos esperar sincronizando el reloj de nuestra esperanza con el designio salvador de Dios. Dice Santiago: «Ved como el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia las lluvias tempranas y tardías» (St 5,7). Dios espera la cosecha haciéndola crecer con su gracia. Nosotros tampoco podemos dormirnos, sino que debemos colaborar con la gracia de Dios prestando nuestra cooperación, sin poner obstáculos a esta acción transformadora de Dios.

El cultivo de Dios que nace y crece aquí en la tierra es un hecho visible en sus efectos; podemos verlos en los milagros auténticos y en los ejemplos clamorosos de santidad de vida. Son muchos los que, después de haber oído todas las palabras y el ruido de este mundo, sienten hambre y sed de escuchar la Palabra de Dios, auténtica, allí donde está viva y encarnada. Hay miles de personas que viven su pertenencia a Jesucristo y a la Iglesia con el mismo entusiasmo que al principio del Evangelio, ya que la palabra divina «halla la tierra donde germinar y dar fruto» (San Agustín); debemos, pues, levantar nuestra moral y encarar el futuro con una mirada de fe.

El éxito de la cosecha no radica en nuestras estrategias humanas ni en marketing, sino en la iniciativa salvadora de Dios “rico en misericordia” y en la eficacia del Espíritu Santo, que puede transformar nuestras vidas para que demos sabrosos frutos de caridad y de alegría contagiosa.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

La vendedora de flores

Buenos días, amigo/a

Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. No olvides que nada puede acontecer antes que se ponga el sol que no parezca insignificante en el río de los siglos. Mantente sereno e imperturbable diciéndote una y otra vez: “También esto pasará”. Aquí tienes un testimonio que lo confirma.

Ese día la vendedora de flores sonreía más que lo habitual; su arrugado rostro resplandecía de gozo. Por un impulso le compré una de sus rosas. — Se ve usted muy feliz está mañana, le dije. — ¡Claro!, exclamó. Sobran los motivos. Aquella mujer vestía tan pobremente y se veía tan frágil, que su actitud me intrigó. — Sobrelleva sus problemas admirablemente, la elogié. Ella me explicó entonces: — Cuando crucificaron a Cristo, el Viernes Santo, fue el día más triste de la historia. Pero tres días después, él resucitó. Por eso he aprendido a esperar tres días siempre que algo me aflige. Es asombroso: las cosas siempre se arreglan de una u otra manera en ese tiempo. Seguía sonriendo al despedirse de mí. Sus palabras me vienen a la mente siempre que estoy en dificultades.

Repite las tres muy sabias palabras que nos han transmitido los antiguos, hasta que se conviertan en un hábito tan fuerte que al punto aparezcan en tu mente siempre que el buen humor amenace apartarse de ti. Ellas mantendrán tu vida en equilibrio y te harán triunfar en medio de las adversidades: “También esto pasará”, (Og Mandino). Haz la prueba. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTOS JOAQUIN Y SANTA ANA



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miércoles, 24 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 25 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/8pf1xvR_Tew


25 DE JULIO: SANTIAGO APOSTOL, PATRON DE ESPAÑA


Texto del Evangelio (Mt 20,20-28): En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró como para pedirle algo. Él le dijo: «¿Qué quieres?». Dícele ella: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino». Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?». Dícenle: «Sí, podemos». Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado por mi Padre».

Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos. Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos».

«¿Podéis beber la copa que yo voy a beber?»


Mons. Octavio RUIZ Arenas Secretario del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización

(Città del Vaticano, Vaticano)

Hoy, el episodio que nos narra este fragmento del Evangelio nos pone frente a una situación que ocurre con mucha frecuencia en las distintas comunidades cristianas. En efecto, Juan y Santiago han sido muy generosos al abandonar su casa y sus redes para seguir a Jesús. Han escuchado que el Señor anuncia un Reino y que ofrece la vida eterna, pero no logran entender todavía la nueva dimensión que presenta el Señor y, por ello, su madre va a pedir algo bueno, pero que se queda en las simples aspiraciones humanas: «Manda que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino» (Mt 20,21).

De igual manera, nosotros escuchamos y seguimos al Señor, como lo hicieron los primeros discípulos de Jesús, pero no siempre logramos entender a cabalidad su mensaje y nos dejamos llevar por intereses personales o ambiciones dentro de la Iglesia. Se nos olvida que al aceptar al Señor, tenemos que entregarnos con confianza y de manera plena a Él, que no podemos pensar en obtener la gloria sin haber aceptado la cruz.

La respuesta que les da Jesús pone precisamente el acento en este aspecto: para participar de su Reino, lo que importa es aceptar beber de su misma «copa» (cf. Mt 20,22), es decir, estar dispuestos a entregar nuestra vida por amor a Dios y dedicarnos al servicio de nuestros hermanos, con la misma actitud de misericordia que tuvo Jesús. El Papa Francisco, en su primera homilía, recalcaba que para seguir a Jesús hay que caminar con la cruz, pues «cuando caminamos sin la cruz, cuando confesamos un Cristo sin cruz, no somos discípulos del Señor».

Seguir a Jesús exige, por consiguiente, gran humildad de nuestra parte. A partir del bautismo hemos sido llamados a ser testigos suyos para transformar el mundo. Pero esta transformación sólo la lograremos si somos capaces de ser servidores de los demás, con un espíritu de gran generosidad y entrega, pero siempre llenos de gozo por estar siguiendo y haciendo presente al Señor.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Los pajaritos y la luciérnaga


Buenos días, amigo/a

No nos contentemos con las luces pequeñas y que no son sino reflejo de la luz increada, origen de todas las luces. No tengamos miedo y familiaricemos con las fuentes. Leamos los grandes autores y, especialmente, el gran libro donde el mismo Dios nos habla, la Biblia.

Cuatro pajaritos recién emancipados del nido dormían en un monte muy tupido, con la madre. A las doce de la noche fueron despertados por una luz y rompieron a gorjear. La madre, sobresaltada, preguntó lo que les pasaba y contestaron en coro que ya había salido el sol. Y la madre les hizo ver que no era más que una pequeña luciérnaga. A muchos les pasa lo mismo, que ven genios en todas partes y gritan: «¡Aquí está el sol!», al prenderse cualquier vela. (Daireaux).

No leas la Biblia como si leyeras un libro más. Empieza con la invocación del Espíritu Santo, para que su don de sabiduría disponga tu mente a recibir el mensaje que Dios ha preparado con amor especial para ti ese día. La presencia de Dios en su Palabra es una realidad que hay que captar en la fe. Que el Espíritu te guíe e ilumine. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTIAGO APOSTOL



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martes, 23 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 24 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/UqM-NF-Zpc4


MIERCOLES 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,1-9): En aquel tiempo, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga».

«Una vez salió un sembrador a sembrar»


P. Julio César RAMOS González SDB

(Mendoza, Argentina)

Hoy, Jesús —en la pluma de Mateo— comienza a introducirnos en los misterios del Reino, a través de esta forma tan característica de presentarnos su dinámica por medio de parábolas.

La semilla es la palabra proclamada, y el sembrador es Él mismo. Éste no busca sembrar en el mejor de los terrenos para asegurarse la mejor de las cosechas. Él ha venido para que todos «tengan vida y la tenga en abundancia» (Jn 10,10). Por eso, no escatima en desparramar puñados generosos de semillas, sea «a lo largo del camino» (Mt 13,4), como en «el pedregal» (v. 5), o «entre abrojos» (v. 7), y finalmente «en tierra buena» (v. 8).

Así, las semillas arrojadas por generosos puños producen el porcentaje de rendimiento que las posibilidades “toponímicas” les permiten. El Concilio Vaticano II nos dice: «La Palabra de Dios se compara a una semilla sembrada en el campo: los que escuchan con fe y se unen al pequeño rebaño de Cristo han acogido el Reino; después la semilla, por sí misma, germina y crece hasta el tiempo de la siega» (Lumen gentium, n. 5).

«Los que escuchan con fe», nos dice el Concilio. Tú estás habituado a escucharla, tal vez a leerla, y quizá a meditarla. Según la profundidad de tu audición en la fe, será la posibilidad de rendimiento en los frutos. Aunque éstos vienen, en cierta forma, garantizados por la potencia vital de la Palabra-semilla, no es menor la responsabilidad que te cabe en la atenta audición de la misma. Por eso, «el que tenga oídos, que oiga» (Mt 13,9).

Pide hoy al Señor el ansia del profeta: «Cuando se presentaban tus palabras, yo las devoraba, tus palabras eran mi gozo y la alegría de mi corazón, porque yo soy llamado con tu Nombre, Señor, Dios de los ejércitos» (Jr 15,16).


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Mensaje mariano

 

Buenos días, amigo/a.

Santa Teresa de Ávila, dio una certera definición de humildad, quizá la mejor que existe: “Una vez estaba yo meditando por qué razón Jesús nuestro Señor era tan amigo de la humildad, y con toda claridad comprendí esto: la ama tanto porque Dios es la suma Verdad, y la humildad es caminar en la verdad”.

Queridos hijos: hoy vuestra Madre desea hablaros de la humildad. Humildad es todo lo que debéis desear para agradar a vuestro Dios. Humildad es reconoceros hombres pecadores y limitados, y saber ver que los dones que tenéis encuentran su explicación en Dios. Pequeños míos, sabed que lo que permanece a lo largo del tiempo es la belleza del alma. De lo contrario, ¿qué ofrecerás a vuestro Dios? Os serán vanos los títulos, las riquezas, los renombres, si no habéis sido sencillos y habéis aprendido a ver la mano de Dios en todo. Cambiad, buscad siempre la humildad, sobre todo la humildad de espíritu, pues ningún acto es valedero si está viciado de gloria personal.

Nuestra verdad nos debe llevar a un sincero reconocimiento de nuestras virtudes y defectos, capacidades y limitaciones. Nuestra verdad nos hará ver que lo que tenemos lo hemos recibido de la bondad de Dios, y no simplemente porque “hemos estudiado o trabajado mucho”. Recuerda que el Padre revela sus misterios a los humildes y pequeños. P. Natalio. 


Santoral del Día: SAN CHARBEL



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lunes, 22 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA MARTES 23 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/rAuKAtBKszI


MARTES 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 12,46-50): En aquel tiempo, mientras Jesús estaba hablando a la muchedumbre, su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con Él. Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte». Pero Él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?». Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre».

«El que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es (...) mi madre»


P. Pere SUÑER i Puig SJ

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio se nos presenta, de entrada, sorprendente: «¿Quién es mi madre?» (Mt 12,48), se pregunta Jesús. Parece que el Señor tenga una actitud despectiva hacia María. No es así. Lo que Jesús quiere dejar claro aquí es que ante sus ojos —¡ojos de Dios!— el valor decisivo de la persona no reside en el hecho de la carne y de la sangre, sino en la disposición espiritual de acogida de la voluntad de Dios: «Extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: ‘Éstos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre’» (Mt 12,49-50). En aquel momento, la voluntad de Dios era que Él evangelizara a quienes le estaban escuchando y que éstos le escucharan. Eso pasaba por delante de cualquier otro valor, por entrañable que fuera. Para hacer la voluntad del Padre, Jesucristo había dejado a María y ahora estaba predicando lejos de casa.

Pero, ¿quién ha estado más dispuesto a realizar la voluntad de Dios que María? «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Por esto, san Agustín dice que María, primero acogió la palabra de Dios en el espíritu por la obediencia, y sólo después la concibió en el seno por la Encarnación.

Con otras palabras: Dios nos ama en la medida de nuestra santidad. María es santísima y, por tanto, es amadísima. Ahora bien, ser santos no es la causa de que Dios nos ame. Al revés, porque Él nos ama, nos hace santos. El primero en amar siempre es el Señor (cf. 1Jn 4,10). María nos lo enseña al decir: «Ha puesto los ojos en la humildad de su esclava» (Lc 1,48). A los ojos de Dios somos pequeños; pero Él quiere engrandecernos, santificarnos.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Naranjas en el océano

 

Buenos días, amigo/a

Es muy oportuno para crecer en la fe practicar la oración de petición. Por ella permites a Dios entrar en la trama concreta de tu vida. Sientes así la presencia y cercanía del Señor en tus problemas cotidianos. A él no le molesta estar presente en los mínimos detalles de tu existencia, porque te ama. Es también un camino de sólida y auténtica humildad y sencillez.

En un viaje por el océano, una señora se puso tan enferma por el mareo que el médico le dijo que solo comiendo naranjas podría restablecerse. La señora, en su debilidad dijo: —Doctor no se preocupe. Mi padre celestial me las enviará. Yo voy a pedírselo ahora. —Pero, querida señora —contestó él— no olvide que nos encontramos en medio del océano. —No importa, amigo mío; para Dios todo es posible. Unas horas más tarde, el mismo doctor entró corriendo hasta la enferma, para poner a los pies de su cama un cesto colmado de naranjas. Como pudo, nervioso y maravillado, explicó su procedencia. —Un buque averiado… Un cargamento de naranjas en el buque…Un… —¡Un milagro de mi Padre celestial, doctor! —le interrumpió la enferma.

Rezar por cualquier necesidad —grande o pequeña, espiritual o material— te ofrece la ocasión de verificar la proximidad de Dios. Él quiere librarte de tus angustias y afanes y se pone a tu alcance para cualquier necesidad. De este modo entrarás en una relación afectuosa, verdadera y concreta con Dios. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA BRIGIDA



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domingo, 21 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA LUNES 22 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/FJxtA62e-CA


22 DE JULIO: SANTA MARIA MAGDALENA


Texto del Evangelio (Jn 20,1-2.11-18): El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

Estaba María junto al sepulcro, fuera, llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto». Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le dice en hebreo: «Rabbuní» —que quiere decir: “Maestro”—. Dícele Jesús: «No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios». Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras.

«Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy celebramos con gozo a santa María Magdalena. ¡Con gozo y provecho para nuestra fe!, porque su camino muy bien podría ser el nuestro. La Magdalena venía de lejos (cf. Lc 7,36-50) y llegó muy lejos… En efecto, en el amanecer de la Resurrección, María buscó a Jesús, encontró a Jesús resucitado y llegó al Padre de Jesús, el “Padre nuestro”. Aquella mañana, Jesucristo le descubrió lo más grande de nuestra fe: que ella también era hija de Dios.

En el itinerario de María de Magdala descubrimos algunos aspectos importantes de la fe. En primer lugar, admiramos su valentía. La fe, aunque es un don de Dios, requiere coraje por parte del creyente. Lo natural en nosotros es tender a lo visible, a lo que se puede agarrar con la mano. Puesto que Dios es esencialmente invisible, la fe «siempre tiene algo de ruptura arriesgada y de salto, porque implica la osadía de ver lo auténticamente real en aquello que no se ve» (Benedicto XVI). María viendo a Cristo resucitado “ve” también al Padre, al Señor.

Por otro lado, al “salto de la fe” «se llega por lo que la Biblia llama conversión o arrepentimiento: sólo quien cambia la recibe» (Papa Benedicto). ¿No fue éste el primer paso de María? ¿No ha de ser éste también un paso reiterado en nuestras vidas?

En la conversión de la Magdalena hubo mucho amor: ella no ahorró en perfumes para su Amor. ¡El amor!: he aquí otro “vehículo” de la fe, porque ni escuchamos, ni vemos, ni creemos a quien no amamos. En el Evangelio de san Juan aparece claramente que «creer es escuchar y, al mismo tiempo, ver (…)». En aquel amanecer, María Magdalena arriesga por su Amor, oye a su Amor (le basta escuchar «María» para re-conocerle) y conoce al Padre. «En la mañana de la Pascua (…), a María Magdalena que ve a Jesús, se le pide que lo contemple en su camino hacia el Padre, hasta llegar a la plena confesión: ‘He visto al Señor’ (Jn 20,18)» (Papa Francisco).


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Lo importante en la vida


Buenos días, amigo/a

Los infortunios y reveses traen siempre algún valioso mensaje que debes aprovechar con sabiduría. Pero hay que reflexionar con calma para atesorar la experiencia que dejan, porque las desgracias descubren al alma luces que en la prosperidad no llegas a percibir.

Es imposible cruzar la vida sin que un trabajo salga mal hecho, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún quebranto de salud, sin que un amor nos abandone, sin que ningún ser querido fallezca, sin equivocarse en algún negocio. Ése es el costo de vivir. Sin embargo, lo importante no es lo que suceda, sino cómo sobrellevarlo. Si te pones a coleccionar heridas eternamente, vivirás como un pájaro herido incapaz de volver a volar.

A veces suceden cosas que te cuestionan seriamente y te preguntas angustiado, ¿cómo Dios permite esto? Ten la seguridad que Dios va a sacar de todo mal, sufrimiento o desgracia, un bien mucho más grande. Cómo lo sacó de la muerte ignominiosa de Jesús, su Hijo, Cordero de Dios que quita los pecados del mundo. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA MARIA MAGDALENA



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sábado, 20 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 21 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/3WfbZirnHAo


DOMINGO 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mc 6,30-34): En aquel tiempo, los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco». Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

«Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco»


Rev. D. David AMADO i Fernández

(Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos invita a descubrir la importancia de descansar en el Señor. Los Apóstoles regresaban de la misión que Jesús les había dado. Habían expulsado demonios, curado enfermos y predicado el Evangelio. Estaban cansados y Jesús les dice «venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco» (Mc 6,31).

Una de las tentaciones a las que puede sucumbir cualquier cristiano es la de querer hacer muchas cosas descuidando el trato con el Señor. El Catecismo recuerda que, a la hora de hacer oración, uno de los peligros más grandes es pensar que hay otras cosas más urgentes y, de esa forma, se acaba descuidando el trato con Dios. Por eso, Jesús, a sus Apóstoles, que han trabajado mucho, que están agotados y eufóricos porque todo les ha ido bien, les dice que tienen que descansar. Y, señala el Evangelio «se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario» (Mc 6,32). Para poder rezar bien se necesitan, al menos dos cosas: la primera es estar con Jesús, porque es la persona con la que vamos a hablar. Asegurarnos de que estamos con Él. Por eso todo rato de oración empieza, generalmente, y es lo más difícil, con un acto de presencia de Dios. Tomar conciencia de que estamos con Él. Y la segunda es la necesaria soledad. Si queremos hablar con alguien, tener una conversación íntima y profunda, escogemos la soledad.

San Pedro Julián Eymard recomendaba descansar en Jesús después de comulgar. Y advertía del peligro de llenar la acción de gracias con muchas palabras dichas de memoria. Decía, que después de recibir el Cuerpo de Cristo, lo mejor era estar un rato en silencio, para reponer fuerzas y dejando que Jesús nos hable en el silencio de nuestro corazón. A veces, mejor que explicarle a Él nuestros proyectos es conveniente que Jesús nos instruya y anime.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Me gusta que mis amigos...

Buenos días, amigo/a.

Un saludo especial y muy cordial a ti, en el día del amigo. Aquí te ofrezco un perfil del amigo ideal bosquejado por alguien que reflexionó detalladamente sobre esa realidad de la convivencia humana: la amistad. Quizá estés de acuerdo si no en todas, al menos en la mayoría de las cualidades que te gustaría ver en tu amigo predilecto.

Sepan guardar los secretos que les confío. Se interesen por mis problemas. Me escuchen con atención, sin criticarme ni retarme. Me sacudan cuando me hace falta, aunque yo me enoje. Me consuelen y alienten después, si quedé muy triste. Se acuerden de mi cumpleaños, aunque no me regalen nada. Se sientan cómodos en mi casa y con mi familia. Me entiendan cuando yo no quiero hablar. Sean sinceros y confidentes conmigo. Se jueguen por mí, si llega la ocasión. Me respeten en las cosas en que pensamos distinto. Me quieran desde el corazón y para siempre...

Que esta lista te impulse a continuarla a tu gusto, por ejemplo: “Que me acepten tal como soy. Que sean alegres y creativos. Que me animen con su comprensión”, etc. Este ejercicio te ayudará a conocerte mejor a ti mismo, porque necesitamos amigos que nos complementen y ayuden en nuestra singularidad. No puede haber dos listas iguales, porque somos distintos. Hasta mañana. P. Natalio.


Santoral del Día: SAN LORENZO DE BRINDISI



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viernes, 19 de julio de 2024

EVANGELIO DEL DIA SABADO 20 DE JULIO DE 2024

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https://youtu.be/6FG4UyDGhcA


SABADO 15 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 12,14-21): En aquel tiempo, los fariseos se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle. Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a todos. Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran; para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: «He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones. No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz. La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta que lleve a la victoria el juicio: en su nombre pondrán las naciones su esperanza».

«Los curó a todos»


Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)

Hoy encontramos un doble mensaje. Por un lado, Jesús nos llama con una bella invitación a seguirlo: «Le siguieron muchos y los curó a todos» (Mt 12,15). Si le seguimos encontraremos remedio a las dificultades del camino, como se nos recordaba hace poco: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11,28). Por otro lado, se nos muestra el valor del amor manso: «No disputará ni gritará» (Mt 12,19).

Él sabe que estamos agobiados y cansados por el peso de nuestras debilidades físicas y de carácter... y por esta cruz inesperada que nos ha visitado con toda su crudeza, por las desavenencias, los desengaños, las tristezas. De hecho, «se confabularon contra Él para ver cómo eliminarle» (Mt 12,14). y... nosotros que sabemos que el discípulo no es más que el maestro (cf. Mt 10,24), hemos de ser conscientes de que también tendremos que sufrir incomprensión y persecución.

Todo ello constituye un fajo que pesa encima de nosotros, un fardo que nos doblega. Y sentimos como si Jesús nos dijera: «Deja tu fardo a mis pies, yo me ocuparé de él; dame este peso que te agobia, yo te lo llevaré; descárgate de tus preocupaciones y dámelas a mí...».

Es curioso: Jesús nos invita a dejar nuestro peso, pero nos ofrece otro: su yugo, con la promesa, eso sí, de que es suave y ligero. Nos quiere enseñar que no podemos ir por el mundo sin ningún peso. Una carga u otra la hemos de llevar. Pero que no sea nuestro fardo lleno de materialidad; que sea su peso que no agobia.

En África, las madres y hermanas mayores llevan a los pequeños en la espalda. Una vez, un misionero vio a una niña que llevaba a su hermanito... Le dice: «¿No crees que es un peso demasiado grande para ti?». Ella respondió sin pensárselo: «No es un peso, es mi hermanito y le amo». El amor, el yugo de Jesús, no sólo no es pesado, sino que nos libera de todo aquello que nos agobia.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Fija metas posibles

Buenos días, amigo/a.

Una característica de las personas que han triunfado en la vida es su capacidad de ser realistas y concretos. Han tenido sueños que los han impulsado a trabajar y luchar, pero han comenzado desde lo que tenían a la mano, de lo posible y cotidiano. 

Muchas veces se tiene la impresión de que la gente prefiere que le vaya mal en la vida. Si tú tienes deseos de amargarte la vida, hay una forma muy sencilla y eficaz de lograrlo: fíjate un objetivo imposible de realizar, y tendrás tu amargura asegurada. Si no quieres fracasar, no te propongas cosas imposibles, ni pierdas tiempo en lamentarte por no alcanzarlas. Deja a un lado los amores imposibles, los trabajos imposibles, los proyectos imposibles, los cambios imposibles. No pierdas tiempo en lamentarte. Concéntrate en lo posible, y te sentirás mejor.

Lo posible es fácil y simple. Crece con lentitud, pero crece con seguridad. Pon tan solo constancia e ilusión, y verás cómo el éxito coronará la fortaleza que has puesto en perseverar. Que el Señor te ilumine y asista. Hasta mañana aquí mismo. P. Natalio.


Santoral del Día: FIESTA DEL DIVINO NIÑO



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