lunes, 30 de abril de 2018

Evangelio del Día - 30/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Lunes V de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 14,21-26): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él». Le dice Judas, no el Iscariote: «Señor, ¿qué pasa para que te vayas a manifestar a nosotros y no al mundo?». Jesús le respondió: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho».

«El Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho»

Rev. D. Norbert ESTARRIOL i Seseras
(Lleida, España)

Hoy, Jesús nos muestra su inmenso deseo de que participemos de su plenitud. Incorporados a Él, estamos en la fuente de vida divina que es la Santísima Trinidad. «Dios está contigo. En tu alma en gracia habita la Trinidad Beatísima. —Por eso, tú, a pesar de tus miserias, puedes y debes estar en continua conversación con el Señor» (San Josemaría).

Jesús asegura que estará presente en nosotros por la inhabitación divina en el alma en gracia. Así, los cristianos ya no somos huérfanos. Ya que nos ama tanto, a pesar de que no nos necesita, no quiere prescindir de nosotros.

«El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él» (Jn 14,21). Este pensamiento nos ayuda a tener presencia de Dios. Entonces, no tienen lugar otros deseos o pensamientos que, por lo menos, a veces, nos hacen perder el tiempo y nos impiden cumplir la voluntad divina. He aquí una recomendación de san Gregorio Magno: «Que no nos seduzca el halago de la prosperidad, porque es un caminante necio aquel que ve, durante su camino, prados deliciosos y se olvida de allá donde quería ir».

La presencia de Dios en el corazón nos ayudará a descubrir y realizar en este mundo los planes que la Providencia nos haya asignado. El Espíritu del Señor suscitará en nuestro corazón iniciativas para situarlas en la cúspide de todas las actividades humanas y hacer presente, así, a Cristo en lo alto de la tierra. Si tenemos esta intimidad con Jesús llegaremos a ser buenos hijos de Dios y nos sentiremos amigos suyos en todo lugar y momento: en la calle, en medio del trabajo cotidiano, en la vida familiar.

Toda la luz y el fuego de la vida divina se volcarán sobre cada uno de los fieles que estén dispuestos a recibir el don de la inhabitación. La Madre de Dios intercederá —como madre nuestra que es— para que penetremos en este trato con la Santísima Trinidad.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Pisa fuerte  y deja huellas

Buenos días, amigo/a.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás.encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

Pisa fuerte el que sabe lo que quiere, lo que busca, lo que espera. Pisa fuerte el que encontró un sentido a su vida, una razón de vivir, un por qué a cada una de las cosas y de los hechos de la vida. Pisa fuerte y muy fuerte, el que en los momentos de dolor o de angustia no se deja aplastar, ni desorientar, sino que en esos precisos momentos levanta más alto su cabeza, clava su mirada en el  Corazón del Padre celestial y apretando los dientes, las manos tensas y los ojos nublados por las lágrimas, o el corazón lleno de pena, no disminuye su marcha a la meta, ni la desvía; sino con paso firme y resuelto se va acercando a Dios. Y porque pisa fuerte en la vida, va dejando huellas luminosas que servirán de ruta para muchos otros.

“Triste suerte la del hombre que sólo trabaja para vivir, pero no sabe para qué vive. Triste suerte la de quien ha hecho del "tener y retener" el objetivo de su vida. Dichoso, más bien, el que, mientras gana su pan o acrecienta su fortuna, sabe hacer del trabajo una ocasión de servicio al prójimo, cooperando con el proyecto de Dios Creador, para hermosear al mundo”. P. Natalio.

Santoral del Día:   SAN PIO V


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:


domingo, 29 de abril de 2018

Evangelio del Día - 29/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Domingo V (B) de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 15,1-8): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado. Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.

»Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos».

«La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto»

Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach
(Vilamarí, Girona, España)

Hoy, el Evangelio presenta la alegoría de la vid y los sarmientos. Cristo es la verdadera vid, nosotros somos los sarmientos y el Padre es el viñador.

El Padre quiere que demos mucho fruto. Es lógico. Un viñador planta la viña y la cultiva para que produzca fruto abundante. Si nosotros montamos una empresa, querremos que rinda. Jesús insiste: «Yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto» (Jn 15,16).

Eres un elegido. Dios se ha fijado en ti. Por el bautismo te ha injertado en la viña que es Cristo. Tienes la vida de Cristo, la vida cristiana. Posees el elemento principal para dar fruto: la unión con Cristo, porque «el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid» (Jn 15,4). Jesús lo dice taxativamente: «Separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). «Su fuerza no es sino suavidad; nada hay tan blando como esto, y nada como esto tan firme» (San Francisco de Sales). ¿Cuántas cosas has querido hacer sin Cristo? El fruto que el Padre espera de nosotros es el de las buenas obras, el de la práctica de las virtudes. ¿Cuál es la unión con Cristo que nos hace capaces de dar este fruto? La fe y la caridad, es decir, permanecer en gracia de Dios.

Cuando vives en gracia, todos los actos de virtud son frutos agradables al Padre. Son obras que Jesucristo hace a través tuyo. Son obras de Cristo que dan gloria al Padre y se convierten en cielo para ti. ¡Vale la pena vivir siempre en gracia de Dios! «Si alguno no permanece en mí [por el pecado], es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego (...) los echan al fuego y arden» (Jn 15,6). Es una clara alusión al infierno. ¿Eres como un sarmiento lleno de vida?

Que la Virgen María nos ayude a aumentar la gracia para que produzcamos frutos en abundancia que den gloria al Padre.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Un regalo especial
Buenos días, amigo/a.

Un niño es el regalo de Dios para tus días tristes. Es el movimiento y el torbellino de la vida que se agita, que salta, que corre, que sueña, que sonríe y se duerme. Un niño es siempre una esperanza, un por qué vivimos y trabajamos sin dar lugar a la fatiga. ¿Podríamos vivir sin su bullicio, sin sus sonrisas, sin la abismante profundidad de sus preguntas?

Hace un tiempo, una mamá castigó a su hijita de tres años por desperdiciar un rollo de papel de regalo dorado. Entonces el dinero era escaso, por lo que se enfureció al ver que la niña trataba de envolver una caja para el árbol de Navidad. Sin embargo, por la mañana la niña le llevó el regalo a su mamá, y le dijo: "Esto es para ti, mamita". Ella se sintió apenada por su reacción de ira, pero luego volvió a explotar al ver la caja totalmente vacía. Le gritó: "¿No sabes que al dar un regalo, se debe poner algo adentro?". La pequeñita la miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo: "Oh mamita, no estaba vacía, yo soplé besos adentro de la caja, todos para ti, mamita querida". La mamá se sintió morir. Abrazó a su niñita y le suplicó que la perdonara.

En una forma muy real aunque invisible, cada uno de nosotros los humanos, hemos recibido una caja dorada, lleno de amor incondicional y besos de nuestros hijos, amigos, familia y del mismo Dios. Nadie podría tener en propiedad un cofre más precioso. Cuando te sientas mal abre esa caja llena de cariño y sana las heridas de tu corazón. P. Natalio.

Santoral del Día:   SANTA CATALINA DE SIENA


Si quieres conocer mas sobre la vida de esta Santa, haz clic en el siguiente enlace:


sábado, 28 de abril de 2018

Evangelio del Día - 28/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Sábado IV de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 14,7-14): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.

»Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

«Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí»

P. Jacques PHILIPPE
(Cordes sur Ciel, Francia)

Hoy, estamos invitados a reconocer en Jesús al Padre que se nos revela. Felipe expresa una intuición muy justa: «Muéstranos al Padre y nos basta» (Jn 14,8). Ver al Padre es descubrir a Dios como origen, como vida que brota, como generosidad, como don que constantemente renueva cada cosa. ¿Qué más necesitamos? Procedemos de Dios, y cada hombre, aunque no sea consciente, lleva el profundo deseo de volver a Dios, de reencontrar la casa paterna y permanecer allí para siempre. Allí se encuentran todos los bienes que podamos desear: la vida, la luz, el amor, la paz… San Ignacio de Antioquía, que fue mártir al principio del siglo segundo, decía: «Hay en mí un agua viva que murmura y dice dentro de mí: ‘¡Ven al Padre!’».

Jesús nos hace entrever la tan profunda intimidad recíproca que existe entre Él y el Padre. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí» (Jn 14,11). Lo que Jesús dice y hace encuentra su fuente en el Padre, y el Padre se expresa plenamente en Jesús. Todo lo que el Padre desea decirnos se encuentra en las palabras y los actos del Hijo. Todo lo que Él quiere cumplir a favor nuestro lo cumple por su Hijo. Creer en el Hijo nos permite tener «acceso al Padre» (Ef 2,18).

La fe humilde y fiel en Jesús, la elección de seguirle y obedecerle día tras día, nos pone en contacto misterioso pero real con el mismo misterio de Dios, y nos hace beneficiarios de todas las riquezas de su benevolencia y misericordia. Esta fe permite al Padre llevar adelante, a través de nosotros, la obra de la gracia que empezó en su Hijo: «El que crea en mí, hará él también las obras que yo hago» (Jn 14,12).

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Oración del amigo

Buenos días, amigo/a.

Un amigo es alguien que se interesa por todo lo que haces y piensas; alguien a quien acudes en los buenos y en los malos tiempos; que comprende todo lo que haces; que te dice la verdad sobre ti mismo, que sabe lo que te ocurre en todo momento, que se niega a escuchar  habladurías sobre ti. Un amigo es una parte de ti mismo sin la cual no te sientes completo.

Jesús, tú que lloraste por un amigo y le diste vida nueva, ayúdanos a valorar a nuestros amigos, aceptar sus vidas, respetar sus ideales, perdonar sus errores, compartir con ellos el dolor y la alegría., a ofrecerles lo mejor de nosotros.  Gracias porque tú estás en ellos y nos acompañas en el vivir de cada día. Bendícelos con el don de la verdadera paz, cuídalos para que siempre irradien la luz de tu amor. Amén.

Los amigos son escasos. Los puedes contar con los dedos de la mano y siempre te sobrarán dedos. Por eso tal vez no tengas muchos, pero los que tienes siempre serán suficientes para llenar tu alma. Un amigo es como la perla evangélica que, cuando la encuentras, vas y vendes todo, con tal de poseerla. Con un buen amigo no hay camino largo…P. Natalio.

Santoral del Día:   SANTA GIANNA BERETTA MOLLA


Si quieres conocer mas sobre la vida de esta Santa, haz clic ebn el siguiente enlace:


viernes, 27 de abril de 2018

Evangelio del Día - 27/4/2018

LA PAGINA ORIGINAL SIGUE EN REPARACION - EL SEÑOR LOS ACOMPAÑE - JULIO SORENSEN


Viernes de la cuarta semana de Pascua

Fiesta de la Iglesia: Fiesta de santo Toribio de Mogrovejo, obispo, patrono del Episcopado Latinoamericano

Santo(s) del día : LA VIRGEN DE MONTSERRAT  PATRONA DE CATALUÑA

Libro de los Hechos de los Apóstoles 13,26-33. 
Habiendo llegado Pablo a Antioquía de Pisidia, decía en la sinagoga: 
"Hermanos, este mensaje de salvación está dirigido a ustedes: los descendientes de Abraham y los que temen a Dios. 
En efecto, la gente de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, ni entendieron las palabras de los profetas que se leen cada sábado, pero las cumplieron sin saberlo, condenando a Jesús. 
Aunque no encontraron nada en él que mereciera la muerte, pidieron a Pilato que lo condenara. 
Después de cumplir todo lo que estaba escrito de él, lo bajaron del patíbulo y lo pusieron en el sepulcro. 
Pero Dios lo resucitó de entre los muertos 
y durante un tiempo se apareció a los que habían subido con él de Galilea a Jerusalén, los mismos que ahora son sus testigos delante del pueblo. 
Y nosotros les anunciamos a ustedes esta Buena Noticia: la promesa que Dios hizo a nuestros padres, 
fue cumplida por él en favor de sus hijos, que somos nosotros, resucitando a Jesús, como está escrito en el Salmo segundo: Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy." 

Salmo 2,6-7.8-9.10-11. 
«Yo mismo establecí a mi Rey 
en Sión, mi santa Montaña.»
Voy a proclamar el decreto del Señor: 
El me ha dicho: «Tú eres mi hijo, 
yo te he engendrado hoy.»

«Pídeme, y te daré las naciones como herencia, 
y como propiedad, los confines de la tierra."
Los quebrarás con un cetro de hierro, 
los destrozarás como a un vaso de arcilla»

Por eso, reyes, sean prudentes; 
aprendan, gobernantes de la tierra.
Sirvan al Señor con temor


Evangelio según San Juan 14,1-6. 
Jesús dijo a sus discípulos: 
"No se inquieten. Crean en Dios y crean también en mí. 
En la Casa de mi Padre hay muchas habitaciones; si no fuera así, se lo habría dicho a ustedes. Yo voy a prepararles un lugar. 
Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré otra vez para llevarlos conmigo, a fin de que donde yo esté, estén también ustedes. 
Ya conocen el camino del lugar adonde voy". 
Tomás le dijo: "Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo vamos a conocer el camino?". 
Jesús le respondió: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre, sino por mí." 


Leer el comentario del Evangelio por 
Venerable Pio XII (1876-1958), papa 1939-1958 
Pío XII mensaje de radio del 23 de marzo de 1952 (Trad. ©Evangelizo.org)
« Cristo, la Vía, la Verdad y la Vida es la luz de la conciencia»

      La conciencia es el núcleo más íntimo y secreto del hombre. Es allí adónde se refugia con sus facultades espirituales en una soledad absoluta: solo consigo mismo, o más bien, solo con Dios, cuya voz se hace escuchar en la conciencia. Es allí adónde uno se determina por el bien o por el mal; es allí que uno escoge el camino de la victoria o el de la derrota. Incluso si lo quisiera, el hombre no lograría deshacerse de ella. Con ella, ya sea que uno la apruebe, o que la condene, recorrerá todo el camino de la vida, y con ella también, testigo verídico e incorruptible, se presentará al juicio de Dios. 

      La conciencia es entonces un santuario, sobre el umbral del cual todos deben detenerse; todos, incluso el padre o la madre, cuando se trata de un niño. Solo el sacerdote entra como médico de las almas; pero la conciencia no cesa de ser un santuario celosamente vigilado, Dios mismo quiere que el secreto sea preservado bajo el sello del más sagrado de los silencios. ¿En qué sentido podemos hablar de la educación de la conciencia? El divino Salvador ha traído al hombre ignorante y débil su verdad y su gracia: la verdad para indicarle la vía que conduce al objetivo; la gracia para otorgarle la fuerza de poder alcanzarlo. Cristo es la Vía, la Verdad y la Vida, no solamente para todos los hombres en su conjunto, sino para cada uno individualmente. 

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Sonríe siempre

Buenos días, amigo/a.

La risa es salud. El buen humor es salud. ¿Estás seguro de pensar lo suficiente en este aspecto de tu bienestar? Si a causa de las preocupaciones envejece el corazón, también tu rostro aparecerá pronto lleno de arrugas. La risa libera. El humor relaja. La risa es capaz de liberarte de los falsos problemas.

Si nos acostumbrásemos a sonreír con más frecuencia, la humanidad se sentiría mejor y más feliz. Porque la sonrisa es una característica propia del hombre; solamente el hombre es capaz de sonreír. Por eso alguien afirmó que cuanto más el hombre sonría, será más humano. Sonríe siempre y sonríe a todos; porque todos esperan tu sonrisa y todos necesitan de ella. También tú necesitas tu propia sonrisa, para sentirte mejor, más optimista, más tierno de corazón. Sonríe al niño travieso y molesto, sonríe al anciano solitario y pesado, sonríe al amigo importuno, sonríe al vecino cargoso, sonríe a todos, para hacerlos a todos mejores y ser así mejores nosotros.

La sonrisa es el más saludable masaje de belleza para el rostro; el ropaje más lindo del alma; el mejor antídoto contra las preocupaciones; la canción de los Ángeles; la seriedad  arrepentida; la  oración de los sabios; la contraseña entre los amigos; la puerta de la cooperación entre conocidos y desconocidos.  Anímate, pues, y sonríe. P. Natalio.


miércoles, 25 de abril de 2018

Evangelio del Día - 25/4/2018

HOY NO HAY AUDIO - 

Día litúrgico: 25 de Abril: San Marcos, evangelista

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Mc 16,15-20): En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien». 

Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

«Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación»

Mons. Agustí CORTÉS i Soriano Obispo de Sant Feliu de Llobregat 
(Barcelona, España)

Hoy habría mucho que hablar sobre la cuestión de por qué no resuena con fuerza y convicción la palabra del Evangelio, por qué guardamos los cristianos un silencio sospechoso acerca de lo que creemos, a pesar de la llamada a la “nueva evangelización”. Cada uno hará su propio análisis y apuntará su particular interpretación.

Pero en la fiesta de san Marcos, escuchando el Evangelio y mirando al evangelizador, no podemos sino proclamar con seguridad y agradecimiento dónde está la fuente y en qué consiste la fuerza de nuestra palabra.

El evangelizador no habla porque así se lo recomienda un estudio sociológico del momento, ni porque se lo dicte la “prudencia” política, ni porque “le nace decir lo que piensa”. Sin más, se le ha impuesto una presencia y un mandato, desde fuera, sin coacción, pero con la autoridad de quien es digno de todo crédito: «Ve al mundo entero y proclama el Evangelio a toda la creación» (cf. Mc 16,15). Es decir, que evangelizamos por obediencia, bien que gozosa y confiadamente. 

Nuestra palabra, por otra parte, no se presenta como una más en el mercado de las ideas o de las opiniones, sino que tiene todo el peso de los mensajes fuertes y definitivos. De su aceptación o rechazo dependen la vida o la muerte; y su verdad, su capacidad de convicción, viene por la vía testimonial, es decir, aparece acreditada por signos de poder en favor de los necesitados. Por eso es, propiamente, una “proclamación”, una declaración pública, feliz, entusiasmada, de un hecho decisivo y salvador.

¿Por qué, pues, nuestro silencio? ¿Miedo, timidez? Decía san Justino que «aquellos ignorantes e incapaces de elocuencia, persuadieron por la virtud a todo el género humano». El signo o milagro de la virtud es nuestra elocuencia. Dejemos al menos que el Señor en medio de nosotros y con nosotros realice su obra: estaba «colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban» (Mc 16,20).

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El gorrión y el águila

Buenos días, amigo/a.

“La política es el uso del poder legítimo para lograr el bien común de la sociedad, a saber, aquellas condiciones de la vida social con las que todos, familias y asociaciones puedan alcanzar su perfección propia. Por tanto, debe realizarse con espíritu de servicio. El cristiano que actúa en política ha de trabajar con desinterés, buscando el bien de todos”.

El gorrión, con imprudencia juvenil, criticaba en voz alta, ante muchos pájaros, el gobierno del águila. Decía que los impuestos eran excesivos; que las elecciones, falseadas, subían al congreso puros politiqueros ignorantes; que el mérito no era recompensado. Y ya iba a criticar otras cosas, cuando el águila que, sin ser notada se había aproximado al grupo, le preguntó de qué gobierno estaba haciendo la historia. El gorrión no se inmutó: --Del gobierno del abuelo de su Majestad –contestó, saludando al águila cortésmente. Y el monarca quedó satisfecho, recapacitando que, efectivamente, todo aquello, desde entonces, había mejorado. (Daireaux).

“Para renovar los partidos políticos no basta un cambio de dirigentes. Urge crear una nueva mentalidad política, mediante el diálogo entre los diversos sectores de la ciudadanía para acordar grandes políticas en vista del bien común, acabando con la partidocracia (egoísmo partidario), y dando lugar a una sana ciudadanía y a la equidad social”.  Piénsalo. P. Natalio.

Santoral del Día:  SAN MARCOS EVANGELISTA


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:


martes, 24 de abril de 2018

Evangelio del Día - 24/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Martes IV de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 10,22-30): Se celebró por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno».

«Yo y el Padre somos uno»

Rev. D. Miquel MASATS i Roca
(Girona, España)

Hoy vemos a Jesús que se «paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón» (Jn 10,23), durante la fiesta de la Dedicación en Jerusalén. Entonces, los judíos le piden: «Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente», y Jesús les contesta: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis» (Jn 10,24.25).

Sólo la fe capacita al hombre para reconocer a Jesucristo como el Hijo de Dios. San Juan Pablo II hablaba en el año 2000, en el encuentro con los jóvenes en Tor Vergata, del “laboratorio de la fe”. Para la pregunta «¿Quién dicen las gentes que soy yo?» (Lc 9,18) hay muchas respuestas... Pero, Jesús pasa después al plano personal: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Para contestar correctamente a esta pregunta es necesaria la “revelación del Padre”. Para responder como Pedro —«Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16,16)— hace falta la gracia de Dios.

Pero, aunque Dios quiere que todo el mundo crea y se salve, sólo los hombres humildes están capacitados para acoger este don. «Con los humildes está la sabiduría», se lee en el libro de los Proverbios (11,2). La verdadera sabiduría del hombre consiste en fiarse de Dios.

Santo Tomás de Aquino comenta este pasaje del Evangelio diciendo: «Puedo ver gracias a la luz del sol, pero si cierro los ojos, no veo; pero esto no es por culpa del sol, sino por culpa mía».

Jesús les dice que si no creen, al menos crean por las obras que hace, que manifiestan el poder de Dios: «Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí» (Jn 10,25).

Jesús conoce a sus ovejas y sus ovejas escuchan su voz. La fe lleva al trato con Jesús en la oración. ¿Qué es la oración, sino el trato con Jesucristo, que sabemos que nos ama y nos lleva al Padre? El resultado y premio de esta intimidad con Jesús en esta vida, es la vida eterna, como hemos leído en el Evangelio.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Me gusta la gente
Buenos días, amigo/a.

La persona plenamente humana es aquella que consigue ser ella misma, que actúa por sus propias convicciones, y no por reacción a como actúan con él los demás. Para vivir la vida con autenticidad, hace falta mucho valor y querer nadar contracorriente. Vivir con autenticidad supone arriesgarse, atreverse.

Me gusta la gente que ríe, llora, se emociona con una simple carta, un llamado, una canción suave, una buena película, un buen libro, un gesto de cariño, un abrazo. Gente que ama y tiene nostalgias; le gustan los amigos, cultiva flores, ama los animales, admira paisajes, la poesía y sabe escuchar. Gente que tiene tiempo para sonreír, pedir perdón, repartir ternuras, compartir vivencias. Gente de corazón desarmado, sin odio ni prejuicios, con mucho amor dentro de sí. Gente que se equivoca y lo reconoce, cae y se levanta, asimila los golpes, aprendiendo lecciones de sus errores. Me gusta mucho la gente así.

Recuerda que los demás te necesitan tal como el Señor ha querido que fueras. No conviene que te pongas una máscara o representes una comedia. Puedes decirte a ti mismo: “voy a llevarles algo especial, pues nunca se encontraron ni se encontrarán con alguien como yo; soy una persona única salida de las manos de Dios”. Dios te valora, hazlo tú también. P. Natalio.

Santoral del Día:   SAN FIDEL DE SIGMARINGA


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:



lunes, 23 de abril de 2018

Evangelio del Día - 23/4/2018



Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Lunes IV (B y C) de Pascua

Santoral 23 de Abril: San Jorge, mártir

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 10,1-10): En aquel tiempo, Jesús habló así: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia».

«El que entra por la puerta es pastor de las ovejas (...) las ovejas escuchan su voz (...) y las ovejas le siguen, porque conocen su voz»

Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas
(Girona, España)

Hoy continuamos considerando una de las imágenes más bellas y más conocidas de la predicación de Jesús: el buen Pastor, sus ovejas y el redil. Todos tenemos en el recuerdo las figuras del buen Pastor que desde pequeños hemos contemplado. Una imagen que era muy querida por los primeros fieles y que forma parte ya del arte sacro cristiano del tiempo de las catacumbas. ¡Cuántas cosas nos evoca aquel pastor joven con la oveja herida sobre sus espaldas! Muchas veces nos hemos visto nosotros mismos representados en aquel pobre animal.

No hace mucho hemos celebrado la fiesta de la Pascua y, una vez más, hemos recordado que Jesús no hablaba en un lenguaje figurado cuando nos decía que el buen pastor da su vida por sus ovejas. Realmente lo hizo: su vida fue la prenda de nuestro rescate, con su vida compró la nuestra; gracias a esta entrega, nosotros hemos sido rescatados: «Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo» (Jn 10,9). Encontramos aquí la manifestación del gran misterio del amor inefable de Dios que llega hasta estos extremos inimaginables para salvar a cada criatura humana. Jesús lleva hasta el extremo su amor, hasta el punto de dar su vida. Resuenan todavía aquellas palabras del Evangelio de san Juan introduciéndonos en los momentos de la Pasión: «La víspera de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, como hubiera amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin» (Jn 13,1).

De entre las palabras de Jesús quisiera sugerir una profundización en éstas: «Yo soy el buen pastor, conozco a las mías y las mías me conocen a mí» (Jn 10,14); más todavía, «las ovejas escuchan su voz (...) y le siguen, porque conocen su voz» (Jn 10,3-4). Es verdad que Jesús nos conoce, pero, ¿podemos decir nosotros que le conocemos suficientemente bien a Él, que le amamos y que correspondemos como es debido?

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

La cigüeña
Buenos días, amigo/a.

Necesitamos crecer en cultura cívica para involucrarnos en el control de la gestión gubernativa. Es importante que el ciudadano esté alerta para que se respete la vida, don de Dios y el primero de todos los derechos, desde el momento de la concepción hasta su fin natural. Busquemos afianzar el bien común con leyes justas cumplidas en conciencia por cada uno.

Con paso acompasado, iba la cigüeña matando y tragando por familias enteras los sapos, las lagartijas y demás inocentes bichos del pantano. La llanura resonaba con el triste coro de sus ayes y de sus maldiciones. La cigüeña, impasible, seguía su obra, indiferente a las quejas. Le parecía que todos esos infelices metían demasiada bulla y que harían mejor en callarse... Junto al bañado, conversaban la mulita, la vizcacha y el zorrino. —Ahí está la cigüeña,- dijo la mulita.. Ha venido a pasar su temporada. Da gusto estar un rato con tan buena persona. —Cierto, es muy buena persona, -afirmó el zorrino. —¡Excelente persona! -dijo la vizcacha. Y los tres repitieron convencidos: —¡Excelente persona! “Según el juez, es el juicio”. (Daireaux). 

Movamos los mecanismos oportunos para que la gestión social, política y económica se oriente a una mayor equidad en la participación de los bienes espirituales, culturales y materiales,  buscando el progreso de todos y, por lo tanto, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos. Todos debemos  revalorizar la Política como arte de la convivencia humana. P. Natalio.

Santoral del Día:  SAN JORGE


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:



domingo, 22 de abril de 2018

Evangelio del día - 22/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Domingo IV (B) de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 10,11-18): En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

»También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».

«Yo soy el buen pastor»

+ Rev. D. Josep VALL i Mundó
(Barcelona, España)

Hoy, nos dice Jesús: «Yo soy el buen pastor» (Jn 10,11). Comentando santo Tomás de Aquino esta afirmación, escribe que «es evidente que el título de “pastor” conviene a Cristo, ya que de la misma manera que un pastor conduce el rebaño al pasto, así también Cristo restaura a los fieles con un alimento espiritual: su propio cuerpo y su propia sangre». Todo comenzó con la Encarnación, y Jesús lo cumplió a lo largo de su vida, llevándolo a término con su muerte redentora y su resurrección. Después de resucitado, confió este pastoreo a Pedro, a los Apóstoles y a la Iglesia hasta el fin del tiempo.

A través de los pastores, Cristo da su Palabra, reparte su gracia en los sacramentos y conduce al rebaño hacia el Reino: Él mismo se entrega como alimento en el sacramento de la Eucaristía, imparte la Palabra de Dios y su Magisterio, y guía con solicitud a su Pueblo. Jesús ha procurado para su Iglesia pastores según su corazón, es decir, hombres que, impersonándolo por el sacramento del Orden, donen su vida por sus ovejas, con caridad pastoral, con humilde espíritu de servicio, con clemencia, paciencia y fortaleza. San Agustín hablaba frecuentemente de esta exigente responsabilidad del pastor: «Este honor de pastor me tiene preocupado (...), pero allá donde me aterra el hecho de que soy para vosotros, me consuela el hecho de que estoy entre vosotros (...). Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros».

Y cada uno de nosotros, cristianos, trabajamos apoyando a los pastores, rezamos por ellos, les amamos y les obedecemos. También somos pastores para los hermanos, enriqueciéndolos con la gracia y la doctrina que hemos recibido, compartiendo preocupaciones y alegrías, ayudando a todo el mundo con todo el corazón. Nos desvivimos por todos aquellos que nos rodean en el mundo familiar, social y profesional hasta dar la vida por todos con el mismo espíritu de Cristo, que vino al mundo «no a ser servido, sino a servir» (Mt 20,28).

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Educar
Buenos días, amigo/a.

“Las palabras mueven, los ejemplos arrastran”, dice el proverbio. En efecto, nada es mejor que el testimonio de vida para moldear el carácter de los niños en el hogar o en la escuela. Por eso padres y educadores deben vigilar su propia conducta para que incida positivamente en los chicos. Por ejemplo: dominio de si mismos, sinceridad permanente, prioridad del deber, etc.

No educas cuando impones tus convicciones, sino cuando suscitas convicciones personales. No educas cuando impones conductas, sino cuando propones valores que motivan. Educas cuando enseñas a caminar, cuando despiertas el coraje de ser libres, cuando fomentas la capacidad de pensar por cuenta propia. No educas cuando impones el terror que aísla, sino cuando liberas el amor que acerca y comunica. No educas cuando impones tu autoridad, sino cuando cultivas la autonomía del otro. Educas cuando respetas la originalidad que diferencia, cuando enseñas a buscar honestamente la verdad, cuando formas personas responsables.

El que educa debe proponer, motivar y ayudar a adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto, valorice el educador este tiempo de formación, en que ayuda a poner las bases del futuro a los niños y jóvenes. P. Natalio.

Santoral del Día:   SANTA MARIA VIRGEN


Si quieres conocer mas sobre esta advocación Mariana, haz clic en el siguiente enlace: 


sábado, 21 de abril de 2018

Evangelio del Día - 21/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Sábado III de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 6,60-69): En aquel tiempo, muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?». Pero sabiendo Jesús en su interior que sus discípulos murmuraban por esto, les dijo: «¿Esto os escandaliza? ¿Y cuando veáis al Hijo del hombre subir adonde estaba antes?. El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida. Pero hay entre vosotros algunos que no creen». Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién era el que lo iba a entregar. Y decía: «Por esto os he dicho que nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre».

Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él. Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

«Tú tienes palabras de vida eterna»

Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells
(Salt, Girona, España)

Hoy acabamos de leer en el Evangelio el discurso de Jesús sobre el Pan de Vida, que es Él mismo que se dará a nosotros como alimento para nuestras almas y para nuestra vida cristiana. Y, como suele pasar, hemos contemplado dos reacciones bien distintas, si no opuestas, por parte de quienes le escuchan.

Para algunos, su lenguaje es demasiado duro, incomprensible para su mentalidad cerrada a la Palabra salvadora del Señor, y san Juan dice —con una cierta tristeza— que «desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con Él» (Jn 6,66). Y el mismo evangelista nos da una pista para entender la actitud de estas personas: no creían, no estaban dispuestas a aceptar las enseñanzas de Jesús, frecuentemente incomprensibles para ellos.

Por otro lado, vemos la reacción de los Apóstoles, representada por san Pedro: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos» (Jn 6,68-69). No es que los doce sean más listos que los otros, ni tampoco más buenos, ni quizá más expertos en la Biblia; lo que sí son es más sencillos, más confiados, más abiertos al Espíritu, más dóciles. Les sorprendemos de cuando en cuando en las páginas de los evangelios equivocándose, no entendiendo a Jesús, discutiéndose sobre cuál de ellos es el más importante, incluso corrigiendo al Maestro cuando les anuncia su pasión; pero siempre los encontramos a su lado, fieles. Su secreto: le amaban de verdad.

San Agustín lo expresa así: «No dejan huella en el alma las buenas costumbres, sino los buenos amores (...). Esto es en verdad el amor: obedecer y creer a quien se ama». A la luz de este Evangelio nos podemos preguntar: ¿dónde tengo puesto mi amor?, ¿qué fe y qué obediencia tengo en el Señor y en lo que la Iglesia enseña?, ¿qué docilidad, sencillez y confianza vivo con las cosas de Dios?

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO.

El pato en el corral

Buenos días, amigo/a.

El conocimiento de uno mismo es llave de sabiduría, porque desde tu realidad personal puedes crecer y superarte. Epitecto, filósofo griego, escribió que “La cosa más difícil es conocernos a nosotros mismos, la cosa más fácil, hablar mal de los demás”. Conocerte es encontrarte con tus límites y fragilidades, y también con tus logros y fortalezas. Ten un tiempo para evaluarte.

Las gallinas y los pavos se burlaban del pato, porque no sabía correr; y hasta de volar y quizá de nadar opinaban que se había vuelto incapaz, desde que se acomodó a la buena vida del corral. El pato se sonreía y casi dejaba entender que la misma opinión tenía él de sus incapacidades. De repente cruzó un perro disparando por entre las aves y la fuga fue general; pavos y gallinas, corriendo y volando, se desparramaron. Cuando se acordaron del pato con asombro vieron que, de un vuelo poderoso, había ido a dar a una laguna retirada y que la estaba atravesando a nado con gran rapidez, habiendo hecho por lo menos dos veces más camino que el más veloz de ellos. G. Daireaux.

Hay una realidad indiscutible, normal y prevista por Dios con un designio de amor: los talentos han sido distribuidos en forma desigual. ¿No te parece que es con el fin de hacernos crecer en el amor y el servicio complementándonos, ayudándonos, intercambiando los dones, integrán-donos a la familia humana? Nunca envidies, sino valora y desarrolla tus dones. P. Natalio.

Santoral del Día:   SAN ANSELMO DE CATERBURRY


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:


viernes, 20 de abril de 2018

Evangelio del Día - 20/4/2018

Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Viernes III de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 6,52-59): En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre». Esto lo dijo enseñando en la sinagoga, en Cafarnaúm.

«En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros»

Rev. D. Àngel CALDAS i Bosch
(Salt, Girona, España)

Hoy, Jesús hace tres afirmaciones capitales, como son: que se ha de comer la carne del Hijo del hombre y beber su sangre; que si no se comulga no se puede tener vida; y que esta vida es la vida eterna y es la condición para la resurrección (cf. Jn 6,53.58). No hay nada en el Evangelio tan claro, tan rotundo y tan definitivo como estas afirmaciones de Jesús.

No siempre los católicos estamos a la altura de lo que merece la Eucaristía: a veces se pretende “vivir” sin las condiciones de vida señaladas por Jesús y, sin embargo, como ha escrito San Juan Pablo II, «la Eucaristía es un don demasiado grande para admitir ambigüedades y reducciones».

“Comer para vivir”: comer la carne del Hijo del hombre para vivir como el Hijo del hombre. Este comer se llama “comunión”. Es un “comer”, y decimos “comer” para que quede clara la necesidad de la asimilación, de la identificación con Jesús. Se comulga para mantener la unión: para pensar como Él, para hablar como Él, para amar como Él. A los cristianos nos hacía falta la encíclica eucarística de Juan Pablo II, La Iglesia vive de la Eucaristía. Es una encíclica apasionada: es “fuego” porque la Eucaristía es ardiente.

«Vivamente he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer» (Lc 22,15), decía Jesús al atardecer del Jueves Santo. Hemos de recuperar el fervor eucarístico. Ninguna otra religión tiene una iniciativa semejante. Es Dios que baja hasta el corazón del hombre para establecer ahí una relación misteriosa de amor. Y desde ahí se construye la Iglesia y se toma parte en el dinamismo apostólico y eclesial de la Eucaristía.

Estamos tocando la entraña misma del misterio, como Tomás, que palpaba las heridas de Cristo resucitado. Los cristianos tendremos que revisar nuestra fidelidad al hecho eucarístico, tal como Cristo lo ha revelado y la Iglesia nos lo propone. Y tenemos que volver a vivir la “ternura” hacia la Eucaristía: genuflexiones pausadas y bien hechas, incremento del número de comuniones espirituales... Y, a partir de la Eucaristía, los hombres nos aparecerán sagrados, tal como son. Y les serviremos con una renovada ternura.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El abad generoso
Buenos días, amigo/a.

La generosidad es una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

En un monasterio había un abad generoso. Jamás negaba hospitalidad a un mendigo, y daba en abundancia. Pero sucedía que cuanto más daba, más prosperaba el monasterio. Al morir, fue reemplazado por un abad mezquino. Un día, llegó un anciano que pidió alojarse. Recordaba que una vez le habían dado hospedaje. El abad se lo negó, pues ya no podían darse ese lujo. —Nuestra abadía no puede albergar a nadie, como cuando éramos prósperos. Ya nadie hace ofrendas. —No me sorprende –dijo el anciano–  creo que se debe a que echaron a dos hermanos del monasterio. —Jamás hemos hecho eso –dijo serio el abad, —Sí, lo hicieron –replicó el anciano– eran gemelos: uno se llamaba “Dad” y el otro “Se os dará”. Como echaron a “Dad, “Se os dará” resolvió irse también.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás.encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada. P. Natalio.

Santoral del Día:  SANTA INES DE MONTEPULCIANO


Si quieres conocer mas sobre la vida de esta Santa, haz clic en el siguiente enlace:


jueves, 19 de abril de 2018

Evangelio del Día - 19/4/2018



Si prefieres escuchar este mismo Evangelio, haz clic en el siguiente enlace y enciende parlantes:


Día litúrgico: Jueves III de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 6,44-51): En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre. En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron; éste es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».

«Yo soy el pan vivo, bajado del cielo»

Rev. D. Pere MONTAGUT i Piquet
(Barcelona, España)

Hoy cantamos al Señor de quien nos viene la gloria y el triunfo. El Resucitado se presenta a su Iglesia con aquel «Yo soy el que soy» que lo identifica como fuente de salvación: «Yo soy el pan de la vida» (Jn 6,48). En acción de gracias, la comunidad reunida en torno al Viviente lo conoce amorosamente y acepta la instrucción de Dios, reconocida ahora como la enseñanza del Padre. Cristo, inmortal y glorioso, vuelve a recordarnos que el Padre es el auténtico protagonista de todo. Los que le escuchan y creen viven en comunión con el que viene de Dios, con el único que le ha visto y, así, la fe es comienzo de la vida eterna.

El pan vivo es Jesús. No es un alimento que asimilemos en nosotros, sino que nos asimila a nosotros. Él nos hace tener hambre de Dios, sed de escuchar su Palabra que es gozo y alegría del corazón. La Eucaristía es anticipación de la gloria celestial: «Partimos un mismo pan, que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, para vivir por siempre en Jesucristo» (San Ignacio de Antioquía). La comunión con la carne del Cristo resucitado nos ha de acostumbrar a todo aquello que baja del cielo, es decir, a pedir, a recibir y asumir nuestra verdadera condición: estamos hechos para Dios y sólo Él sacia plenamente nuestro espíritu.

Pero este pan vivo no sólo nos hará vivir un día más allá de la muerte física, sino que nos es dado ahora «por la vida del mundo» (Jn 6,51). El designio del Padre, que no nos ha creado para morir, está ligado a la fe y al amor. Quiere una respuesta actual, libre y personal, a su iniciativa. Cada vez que comamos de este pan, ¡adentrémonos en el Amor mismo! Ya no vivimos para nosotros mismos, ya no vivimos en el error. El mundo todavía es precioso porque hay quien continúa amándolo hasta el extremo, porque hay un Sacrificio del cual se benefician hasta los que lo ignoran.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El gato blanco
Buenos días, amigo/a.

Intercambiar experiencias entre personas curtidas por la vida, es enriquecedor. Se aprende mucho sin necesidad de sufrirlo en la propia piel. Los clásicos decían, “de lo sucedido a uno sólo, aprendan todos”. Son consejos que siempre tienes que confrontarlos con tus propios conocimientos y aplicarlos con prudencia. Una fábula demuestra el valor de un consejo.

Cuando una familia se mudó de casa se olvidó de llevarse al hermoso gato blanco que tenía. Éste intentó sobrevivir como hacen los gatos pobres que cazan ratones y pájaros. Pero, nunca podía agarrar nada, a pesar de que no era de los más torpes. Un gato gris que lo observaba descubrió el secreto de su mala suerte y le aconsejó rebajar un poco el brillo de su traje, revolcándose en el polvo, ya que por su pelaje blanco, los ratones y pájaros de lejos lo veían venir y se escondían o escapaban. “Por eso, dijo, no cazas nada”. Así lo hizo  y pudo vivir bien.

Ayudar a los que se encuentran en dificultades es un aspecto práctico de la fraternidad humana. De este olvido de ti mismo, surgirá como por magia, tu propia felicidad y alegría, tu auténtica realización. Mira, pues, a tu alrededor: cuántos hoy necesitan de tu consejo, de tu sonrisa, de tu abrazo o simplemente de tu compañía. P. Natalio.

Santoral del Día:   SAN EXPEDITO


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace: