martes, 20 de febrero de 2018

Evangelio del Día - 20/02/2018

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Día litúrgico: Martes I de Cuaresma

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Mt 6,7-15): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.

»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

«Al orar, no charléis mucho (...) porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis»

Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech
(Tarragona, España)

Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.

El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.

Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO.

Saber agradecer

Buenos días, amigo/a.

Ser agradecidos es propio de corazones nobles. No es lo común. Cuando Jesús curó a diez leprosos, sólo uno regresó a dar las gracias. El reconocimiento de los favores recibidos hace quedar bien consigo mismo por haber hecho lo que es justo y correcto. Desde luego, el que beneficia a alguien debe hacerlo por pura bondad. Pero le es grato verse agradecido.

Hay que saber decir “gracias”. Nuestros días están colmados de regalos que Dios nos envía. Si supiéramos verlos y llevar la cuenta de todos, llegaríamos a la noche, deslumbrados y radiantes ante tantos dones recibidos. Como niños en día de Reyes. Y miraríamos agradecidos a Dios. Y fiados en que él nos lo da todo, seríamos felices al saber que todos los días nos dará regalos nuevos y distintos. Todo es don de Dios. Aún las cosas más pequeñas. Y don suyo es toda esta colección de regalos que es la vida. Vida que será rosa o sombría, según utilicemos esos dones. Michel Quoist.

San Pablo exhortaba a los cristianos de Colosas a “vivir dando gracias a Dios”. Ejercítate y verás que te ayuda a vivir la relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente. Acostúmbrate a practicarla. P. Natalio.

Santoral del Día:   

SANTOS JACINTA Y FRANCISCO MARTOS



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