sábado, 16 de junio de 2018

Evangelio del Día - 16/6/2018

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Día litúrgico: Sábado X del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Mt 5,33-37): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: ‘No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos’. Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno».

«Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’»

Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells
(Salt, Girona, España)

Hoy continúa Jesús comentándonos los Mandamientos. Los israelitas tenían un gran respeto hacia el nombre de Dios, una veneración sagrada, porque sabían que el nombre se refiere a la persona, y Dios merece todo respeto, todo honor y toda gloria, de pensamiento, palabra y obra. Por esto —teniendo presente que jurar es poner a Dios como testigo de la verdad de lo que decimos— la Ley les mandaba: «No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos» (Mt 5,33). Pero Jesús viene a perfeccionar la Ley (y, por tanto, a perfeccionarnos a nosotros siguiendo la Ley), y da un paso más: «No juréis en modo alguno: ni por el Cielo, (...), ni por la Tierra (...)» (Mt 5,34). No es que jurar, en sí mismo, sea malo, pero son necesarias unas condiciones para que el juramento sea lícito, como por ejemplo, que haya una causa justa, grave, seria (un juicio, pongamos por caso), y que lo que se jura sea verdadero y bueno.

Pero el Señor nos dice todavía más: «Sea vuestro lenguaje: ‘Sí, sí’; ‘no, no’» (Mt 5,37). Es decir, nos invita a vivir la veracidad en toda ocasión, a conformar nuestro pensamiento, nuestras palabras y nuestras obras a la verdad. Y la verdad, ¿qué es? Es la gran pregunta, que ya vemos formulada en el Evangelio por boca de Pilato, en el juicio contra Jesús, y a la que tantos pensadores a lo largo de los tiempos han procurado dar respuesta. Dios es la Verdad. Quien vive agradando a Dios, cumpliendo sus Mandamientos, vive en la Verdad. Dice el santo Cura de Ars: «La razón de que tan pocos cristianos obren con la exclusiva intención de agradar a Dios es porque la mayor parte de ellos se encuentran sometidos a la más espantosa ignorancia. Dios mío, ¡cuántas buenas obras se pierden para el Cielo!». Hay que pensar en ello.

Nos conviene formarnos, leer el Evangelio y el Catecismo. Después, vivir según lo que hemos aprendido.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Orar con la Biblia
Buenos días, amigo/a

Hay un modo de orar con la Biblia que se llama “responsorial”. Son frases breves pero selectas, casi siempre de los salmos. Esta oración se llama así porque a la frase enunciada por el solista, el coro responde (responsum) con la misma u otra distinta. Te ofrezco hoy un ejemplo para que lo repitas a lo largo del día: es denso y bello. Es muy fácil memorizarlo.

V. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

R. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

V. Y toda nuestra vida será alegría y júbilo.

R. Sácianos de tu misericordia, Señor.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor.

La repetición de la idea principal: “la misericordia y ternura de Dios”, es un elemento que ayuda a una oración muy simple, impulsándonos a tener sed y hambre (¡sácianos!) del bien infinito, anhelo del corazón. Si bien los responsorios han sido elaborados para la oración comunitaria, son excelentes para una oración personal, sólida y rica. P. Natalio.

Santoral del Día:   SAN JUAN FRANCISCO REGIS



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