viernes, 7 de agosto de 2020

Evangelio del Día Sábado 8 de Agosto de 2020

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https://youtu.be/ISrR2BrPLyg


Día litúrgico: Sábado XVIII del tiempo ordinario


8 de Agosto: San Domingo de Guzmán, presbítero (1170-1221)

Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Mt 17,14-20): En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, arrodillándose ante Él, le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal; pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua. Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido curarle». Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!». Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde aquel momento.


Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?». Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará, y nada os será imposible».


«Si tenéis fe como un grano de mostaza (...) nada os será imposible»


Rev. D. Fidel CATALÁN i Catalán

(Terrassa, Barcelona, España)


Hoy, una vez más, Jesús da a entender que la medida de los milagros es la medida de nuestra fe: «Yo os aseguro: si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: “Desplázate de aquí allá”, y se desplazará» (Mt 17,20). De hecho, como hacen notar san Jerónimo y san Agustín, en la obra de nuestra santidad (algo que claramente supera a nuestras fuerzas) se realiza este “desplazarse el monte”. Por tanto, los milagros ahí están y, si no vemos más es porque no le permitimos hacerlos por nuestra poca fe.


Ante una situación desconcertante y a todas luces incomprensible, el ser humano reacciona de diversas maneras. La epilepsia era considerada como una enfermedad incurable y que sufrían las personas que se encontraban poseídas por algún espíritu maligno.


El padre de aquella criatura expresa su amor hacia el hijo buscando su curación integral, y acude a Jesús. Su acción es mostrada como un verdadero acto de fe. Él se arrodilla ante Jesús y lo impreca directamente con la convicción interior de que su petición será escuchada favorablemente. La manera de expresar la demanda muestra, a la vez, la aceptación de su condición y el reconocimiento de la misericordia de Aquél que puede compadecerse de los otros.


Aquel padre trae a colación el hecho de que los discípulos no han podido echar a aquel demonio. Este elemento introduce la instrucción de Jesús haciendo notar la poca fe de los discípulos. Seguirlo a Él, hacerse discípulo, colaborar en su misión pide una fe profunda y bien fundamentada, capaz de soportar adversidades, contratiempos, dificultades e incomprensiones. Una fe que es efectiva porque está sólidamente enraizada. En otros fragmentos evangélicos, Jesucristo mismo lamenta la falta de fe de sus seguidores. La expresión «nada os será imposible» (Mt 17,20) expresa con toda la fuerza la importancia de la fe en el seguimiento del Maestro.

La Palabra de Dios pone delante de nosotros la reflexión sobre la cualidad de nuestra fe y la manera cómo la profundizamos, y nos recuerda aquella actitud del padre de familia que se acerca a Jesús y le ruega con la profundidad del amor de su corazón.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Vengan a mí

Buenos días, amigo/a

Jesús Salvador te ofrece descanso, orientación y seguridad. Él es fuerza y poder de salvación, de vida y gozo sin fin. Por la fe y el amor, unidos al Salvador, nuestra vida se potencia. Como el metal, sumergido en el fuego, se pone incandescente, así tu vida se hace ardiente al unirse a Jesús, que vino a traer fuego a la tierra. Él te dice:

“Vengan a mí todos los que están fatigados y sobrecargados, y yo les daré descanso. Vengan a mí todos los que están deprimidos y agobiados, y yo les daré alivio. Vengan a mí todos los que están desorientados y sin sentido, yo soy el camino. Vengan a mí todos los que están en tinieblas y sombras de muerte, yo soy la luz. Vengan a mí, mansos y humildes, y encontrarán un remanso para su alma. Jesús”

Como la lámpara eléctrica, fría e incolora, irradia de repente claridad, así te transformarás desde dentro de tu alma al contacto de la gracia santificadora de Jesús. Como la naturaleza se anima bajo los bienhechores rayos del sol, así tu vida se desarrollará bajo el influjo salvador de Jesús. “El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto”, dijo el Señor. P. Natalio.

Santoral del Día: SANTO DOMINGO DE GUZMAN

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