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MIERCOLES 19 DEL TIEMPO ORDINARIO
Texto del Evangelio (Mt 18,15-20): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano. Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
«Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él (...) donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos»
Rev. D. Pedro-José YNARAJA i Díaz
(El Montanyà, Barcelona, España)
Hoy, en este breve fragmento evangélico, el Señor nos enseña tres importantes formas de proceder, que frecuentemente se ignoran.
Comprensión y advertencia al amigo o al colega. Hacerle ver, en discreta intimidad («a solas tú con él»), con claridad («repréndele»), su equivocado proceder para que enderece el camino de su vida. Acudir a la colaboración de un amigo, si la primera gestión no ha dado resultado. Si ni aun con este obrar se logra su conversión y si su pecar escandaliza, no hay que dudar en ejercer la denuncia profética y pública, que hoy puede ser una carta al director de una publicación, una manifestación, una pancarta. Esta manera de obrar deviene exigencia para el mismo que la practica, y frecuentemente es ingrata e incómoda. Por todo ello es más fácil escoger lo que llamamos equivocadamente “caridad cristiana”, que acostumbra a ser puro escapismo, comodidad, cobardía, falsa tolerancia. De hecho, «está reservada la misma pena para los que hacen el mal y para los que lo consienten» (San Bernardo).
Todo cristiano tiene el derecho a solicitar de nosotros los presbíteros el perdón de Dios y de su Iglesia. El psicólogo, en un momento determinado, puede apaciguar su estado de ánimo; el psiquiatra en acto médico puede conseguir vencer un trastorno endógeno. Ambas cosas son muy útiles, pero no suficientes en determinadas ocasiones. Sólo Dios es capaz de perdonar, borrar, olvidar, pulverizar destruyendo, el pecado personal. Y su Iglesia atar o desatar comportamientos, trascendiendo la sentencia en el Cielo. Y con ello gozar de la paz interior y empezar a ser feliz.
En las manos y palabras del presbítero está el privilegio de tomar el pan y que Jesús-Eucaristía realmente sea presencia y alimento. Cualquier discípulo del Reino puede unirse a otro, o mejor a muchos, y con fervor, Fe, coraje y Esperanza, sumergirse en el mundo y convertirlo en el verdadero cuerpo del Jesús-Místico. Y en su compañía acudir a Dios Padre que escuchará las súplicas, pues su Hijo se comprometió a ello, «porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18,20).
REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:
Nos mira con amor
Buenos días, amigo/a.
La Biblia nos asegura que “el Señor mira desde el cielo, se fija en todos los hombres, desde su morada observa a todos los habitantes de la tierra; él modeló cada corazón y comprende todas sus acciones” (Salmo 33). Esta mirada tiene su predilección por los humildes, los sencillos, los justos, los que sirven al Señor.
Un ladrón a media noche se mete en una casa a robar. Entra por una ventana, y cuando está adentro en la oscuridad oye una voz que dice: —¡Jesús te está mirando! Entonces, el ladrón se asusta y se detiene. Luego, como ve que no ocurre nada, continúa. Y de nuevo la voz le dice: —¡Jesús te está mirando! El ladrón asustado prende la luz y ve que la voz venía de un loro que estaba en una jaula, y el ladrón le dice: —¡Ahhh que susto me diste! ¿Cómo te llamas lorito? Y el loro le responde: —Me llamo Pedro. —Pedro es un nombre extraño para un loro. Y el loro le contesta: —Más extraño es el nombre “Jesús” para un Doberman.
Una vez Dios se apareció a Abrahán y le dijo: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gen. 17, 1). Convencido de que tu vida externa e interna se desarrolla ante la mirada de Dios, estarás atento a no ofender los divinos ojos con pensamientos o acciones. Así avanzarás por el camino de la honestidad hacia la perfección. Que el Señor te bendiga en este día. P. Natalio.
Santoral del Día: SANTA CLARA DE ASIS
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