martes, 14 de diciembre de 2021

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 15 DE DICIEMBRE DE 2021

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https://youtu.be/BsEVcTG-b4E


MIERCOLES 3 DE ADVIENTO


Texto del Evangelio (Lc 7,19-23): En aquel tiempo, Juan envió a dos de sus discípulos a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?». Llegando donde Él aquellos hombres, dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ‘¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?’».


En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió: «Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!».

«Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios...»


Rev. D. Bernat GIMENO i Capín

(Barcelona, España)

Hoy, cuando vemos que en nuestra vida no sabemos qué hemos de esperar, cuando a veces perdemos la ilusión porque no nos atrevemos a mirar más allá de nuestras deficiencias, cuando estamos alegres por ser fieles a Jesucristo y, a la vez, inquietos o lánguidos por no saborear los frutos de nuestra misión apostólica, el Señor quiere que nos preguntemos como Juan Bautista: «¿Debemos esperar a otro?» (Lc 7,20).


Está claro, el Señor es “listo”, y quiere aprovechar esta incertidumbre —por cierto, de lo más normal— para que hagamos examen de toda nuestra vida, veamos nuestras deficiencias, nuestros esfuerzos, nuestras enfermedades... y, así, nos reafirmemos en nuestra fe y multipliquemos “infinitamente” nuestra esperanza.


El Señor no tiene límites a la hora de cumplir su misión: «Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios...» (Lc 7,22). ¿Dónde tengo puesta mi esperanza? ¿Dónde tengo situada mi alegría? Porque la esperanza está íntimamente relacionada con la alegría interior. El cristiano, como es natural, ha de vivir como una persona normal de la calle, pero siempre con los ojos puestos en Cristo, que no falla nunca. Un cristiano no puede vivir su vida al margen de la de Cristo y de su Evangelio. Centremos nuestra mirada en Él, que todo lo puede, absolutamente todo, y no pongamos límites a nuestra esperanza. «En Él encontrarás mucho más de lo que puedes desear o pedir» (San Juan de la Cruz).


La liturgia no es un “juego sagrado”, y la Iglesia nos da este tiempo de Adviento porque quiere que cada creyente reanime en Cristo la virtud de la esperanza en su vida. Frecuentemente, la perdemos porque confiamos demasiado en nuestras fuerzas y no queremos reconocernos “enfermos”, necesitados de la mano sanadora del Señor. Pero así ha de ser, y como Él nos conoce y sabe que todos estamos hechos de la misma “pasta”, nos ofrece su mano salvadora. —Gracias, Señor, por sacarme del barro y llenarme de esperanza el corazón.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El ciervo y el león

Buenos días, amigo/a.

Si quieres triunfar en la vida, aprende a capitalizar tus fracasos. El

éxito llegará a tu puerta cuando sepas afrontar las inevitables

contrariedades de cada día. Cada frustración, cada descalabro, cada

desilusión, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades

con las que personas pacientes y decididas han construido lo mejor de sus vidas.


Agobiado por la sed, llegó un ciervo a un manantial. Después de beber, vio su reflejo en el agua. Al contemplar su hermosa cornamenta, se puso orgulloso, pero quedó desilusionado por sus piernas débiles y finas. Mientras pensaba así, apareció un león que comenzó a perseguirlo. Echó a correr y le ganó una gran distancia, pues la ventaja de los ciervos está en sus piernas y la del león en su fuerza.

En la llanura el ciervo guardó la distancia que le salvaba; pero al

entrar en el bosque sus cuernos se engancharon a las ramas y, no

pudiendo escapar, fue atrapado por el león. A punto de morir, exclamó para sí mismo: —¡Desdichado! Mis pies, que me molestaban, eran los que me salvaban, y mis cuernos, en los que ponía todo mi orgullo, son los que ahora me pierden.


Busca siempre la faz luminosa y positiva de todos los obstáculos y

reveses que te presente cada día. No olvides que puedes desarrollar la escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en

victoria y una cruz en resurrección y vida. Que pases un día muy

apacible. Hasta mañana. P. Natalio.


Santoral del Día:  SANTA MARIA DE LA ROSA



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