miércoles, 14 de diciembre de 2022

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 15 DE DICIEMBRE DE 2022

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https://youtu.be/FfPluguHog0


JUEVES 3 DE ADVIENTO


Texto del Evangelio (Lc 7,24-30): Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, Jesús se puso a hablar de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Éste es de quien está escrito: ‘He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino’. Os digo: Entre los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño en el Reino de Dios es mayor que él».

Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan. Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar el bautismo de él, frustraron el plan de Dios sobre ellos.

«¿Qué salisteis a ver en el desierto?»


Rev. D. Carles ELÍAS i Cao

(Barcelona, España)

Hoy, por tres veces, Jesucristo nos pregunta: «¿Qué salisteis a ver en el desierto?»; «¿Qué salisteis a ver, si no?»; «Entonces, ¿qué salisteis a ver?» (Lc 7,24.25.26).

Hoy parece como si Jesús quisiera deshacer de nosotros el afán por la curiosidad estéril, la suficiencia de los fariseos y maestros de la Ley que menospreciaban el plan de Dios sobre ellos, rechazando la llamada de Juan (cf. Lc 7,30). “Saber de Dios” solamente no salva; hay que conocerlo, amarlo y seguirlo; es necesaria una respuesta desde dentro, sincera, humilde, agradecida.

«Reconocieron la justicia de Dios, haciéndose bautizar con el bautismo de Juan» (Lc 7,29): viene ahora la salvación. Como predicaba san Juan Crisóstomo, ahora viene no el tiempo de ser examinados, sino el tiempo del perdón. Hoy y ahora es el momento, Dios está cerca, cada vez más cerca de nosotros, porque es bueno, porque es justo y nos conoce a fondo, y por eso lleno de amor que perdona; porque espera cada tarde nuestro retorno de hijos hacia el hogar, para abrazarnos.

Y nos regala su perdón y su presencia; rompe toda distancia con nosotros; llama a nuestra puerta. Humilde, paciente, ahora llama a tu corazón: en tu desierto, en tu soledad, en tu fracaso, en tu incapacidad, quiere que veas su amor.

Hemos de salir de nuestras comodidades y lujos para enfrentarnos con la realidad tal como es: distraídos por el consumo y el egoísmo, hemos olvidado qué espera Dios de nosotros. Desea nuestro amor, nos quiere para Él. Nos quiere verdaderamente pobres y sencillos, para podernos dar noticia de lo que, a pesar de todo, todavía esperamos: —Estoy contigo, no tengas miedo, confía en mí.

Entrando en nuestro interior, digamos ahora con voz reposada: —Señor, tú que conoces cómo soy y me aceptas, ábreme el corazón en tu presencia; quiero aceptar tu amor, quiero acogerte ahora que vienes, en el silencio y en la paz.


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

La serpiente y la luciérnaga

Buenos días, amigo/a.

El envidioso no percibe que su infelicidad no proviene de lo que no tiene, sino de la falta de aprecio por lo que sí posee. Hay además una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor te libre de la dañosa envidia.

Cierta vez una serpiente perseguía a una luciérnaga. Ésta huía muy rápido, llena de miedo por la feroz depredadora. Pero, la serpiente no desistía en su intento de alcanzarla. La luciérnaga huyó durante un día, pero la cazadora seguía detrás, dos días y nada, al tercer día, ya sin fuerzas, el insecto se detuvo cansado y dijo a la serpiente: —¿Puedo hacerte tres preguntas? —No concedo deseos a nadie, pero ya que te voy a engullir, puedes hablar, dijo la serpiente. —Entonces, dime: —¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? —¡No!, replicó la serpiente. —¿Yo te hice algún mal? —¡Tampoco! —Entonces, ¿por qué quieres devorarme? —¡Porque no soporto verte brillar!, fue la respuesta final de la serpiente.

Lo correcto está en no compararte con los demás. Enumera tus bienes y agradécelos al Señor. Valora incluso el dolor y el fracaso, porque hay también la escondida sabiduría de convertir un menos en más, un fracaso en victoria y una cruz en resurrección y vida. Que el Espíritu Santo te dé sabiduría y prudencia. Te espero mañana aquí mismo. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA MARIA DE LA ROSA



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