jueves, 22 de noviembre de 2018

Evangelio del Día - 22/11/2018

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Día litúrgico: Jueves XXXIII del tiempo ordinario

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Lc 19,41-44): En aquel tiempo, Jesús, al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita».

«¡Si (...) tú conocieras en este día el mensaje de paz!»

Rev. D. Blas RUIZ i López
(Ascó, Tarragona, España)

Hoy, la imagen que nos presenta el Evangelio es la de un Jesús que «lloró» (Lc 19,41) por la suerte de la ciudad escogida, que no ha reconocido la presencia de su Salvador. Conociendo las noticias que se han dado en los últimos tiempos, nos resultaría fácil aplicar esta lamentación a la ciudad que es —a la vez— santa y fuente de divisiones.

Pero mirando más allá, podemos identificar esta Jerusalén con el pueblo escogido, que es la Iglesia, y —por extensión— con el mundo en el que ésta ha de llevar a término su misión. Si así lo hacemos, nos encontraremos con una comunidad que, aunque ha alcanzado cimas altísimas en el campo de la tecnología y de la ciencia, gime y llora, porque vive rodeada por el egoísmo de sus miembros, porque ha levantado a su alrededor los muros de la violencia y del desorden moral, porque lanza por los suelos a sus hijos, arrastrándolos con las cadenas de un individualismo deshumanizante. En definitiva, lo que nos encontraremos es un pueblo que no ha sabido reconocer el Dios que la visitaba (cf. Lc 19,44).

Sin embargo, nosotros los cristianos, no podemos quedarnos en la pura lamentación, no hemos de ser profetas de desventuras, sino hombres de esperanza. Conocemos el final de la historia, sabemos que Cristo ha hecho caer los muros y ha roto las cadenas: las lágrimas que derrama en este Evangelio prefiguran la sangre con la cual nos ha salvado.

De hecho, Jesús está presente en su Iglesia, especialmente a través de aquellos más necesitados. Hemos de advertir esta presencia para entender la ternura que Cristo tiene por nosotros: es tan excelso su amor, nos dice san Ambrosio, que Él se ha hecho pequeño y humilde para que lleguemos a ser grandes; Él se ha dejado atar entre pañales como un niño para que nosotros seamos liberados de los lazos del pecado; Él se ha dejado clavar en la cruz para que nosotros seamos contados entre las estrellas del cielo... Por eso, hemos de dar gracias a Dios, y descubrir presente en medio de nosotros a aquel que nos visita y nos redime.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El mejor día

Buenos días, amigo/a.

Es importante adviertas que depende de ti la elección de la actitud que asumas como respuesta a las situaciones que vas viviendo. No puedes cambiar el pasado ni puedes modificar la actuación libre de las personas. Pero puedes controlar tu reacción ante todo eso. En todo momento eres responsable de tu actitud: optimista o negativa, acertada o equivocada.

Esta mañana me desperté emocionado ante la responsabilidad de elegir qué clase de día voy a tener. Hoy puedo quejarme porque llueve, o dar gracias a Dios porque las plantas reciben gratis el riego necesario. Hoy puedo quejarme de mi salud o puedo regocijarme porque estoy vivo. Hoy puedo lamentarme porque mis padres no me dieron una buena educación, o sentirme agradecido porque me permitieron nacer. Hoy puedo quejarme porque debo ir a trabajar o gritar de alegría porque tengo un trabajo. El día se presenta ante mí esperando a que yo le dé forma, y ¡aquí estoy yo!... su escultor. Lo que suceda hoy depende de mí, de nadie más. Yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.

Tu felicidad depende en gran medida de tu forma de ver las cosas. La felicidad es un estado de ánimo que nace en tu interior y, desde luego, no depende necesariamente de sucesos externos favorables. Aunque los demás puedan influir en determinadas ocasiones, en última instancia, de ti depende ser feliz. Controla tus actitudes y estados anímicos. P. Natalio

Santoral del Día:   SANTA CECILIA - MARTIR


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