martes, 4 de junio de 2019

Evangelio del Día - 4/06/2019

SI QUIERES ESCUCHAR ESTE MISMO EVANGELIO, HAZ CLIC EN EL SIGUIENTE ENLACE Y ENCIENDE PARLANTES:


Día litúrgico: Martes VII de Pascua

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 17,1-11a): En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar.

»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado.

»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».

«Padre, ha llegado la hora»

Rev. D. Pere OLIVA i March
(Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio de san Juan —que hace días estamos leyendo— comienza hablándonos de la “hora”: «Padre, ha llegado la hora» (Jn 17,1). El momento culminante, la glorificación de todas las cosas, la donación máxima de Cristo que se entrega por todos... “La hora” es todavía una realidad escondida a los hombres; se revelará a medida que la trama de la vida de Jesús nos abra la perspectiva de la cruz.

¿Ha llegado la hora? ¿La hora de qué? Pues ha llegado la hora en que los hombres conozcamos el nombre de Dios, o sea, su acción, la manera de dirigirse a la Humanidad, la manera de hablarnos en el Hijo, en Cristo que ama.

Los hombres y las mujeres de hoy, conociendo a Dios por Jesús («las palabras que tú me diste se las he dado a ellos»: Jn 17,8), llegamos a ser testigos de la vida, de la vida divina que se desarrolla en nosotros por el sacramento bautismal. En Él vivimos, nos movemos y somos; en Él encontramos palabras que alimentan y que nos hacen crecer; en Él descubrimos qué quiere Dios de nosotros: la plenitud, la realización humana, una existencia que no vive de vanagloria personal sino de una actitud existencial que se apoya en Dios mismo y en su gloria. Como nos recuerda san Ireneo, «la gloria de Dios es que el hombre viva». ¡Alabemos a Dios y su gloria para que la persona humana llegue a su plenitud!

Estamos marcados por el Evangelio de Jesucristo; trabajamos para la gloria de Dios, tarea que se traduce en un mayor servicio a la vida de los hombres y mujeres de hoy. Esto quiere decir: trabajar por la verdadera comunicación humana, la felicidad verdadera de la persona, fomentar el gozo de los tristes, ejercer la compasión con los débiles... En definitiva: abiertos a la Vida (en mayúscula).

Por el espíritu, Dios trabaja en el interior de cada ser humano y habita en lo más profundo de la persona y no deja de estimular a todos a vivir de los valores del Evangelio. La Buena Nueva es expresión de la felicidad liberadora que Él quiere darnos.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El barquero y el filósofo
Buenos días, amigo/a

Tu vida, como la de todos, transcurre entre sencillas tareas. Puedes caer en el grave error de juzgarlas sin importancia y hacerlas sin implicarte con entusiasmo y amor. Otro error es desbordar vanidad por la propia profesión y despreciar a los demás. Con razón dijo Madre Teresa de Calcuta: “No es importante lo que uno hace, sino cómo lo hace, cuánto amor, sinceridad y fe pone en lo que realiza”.

Un filósofo se acercó al barquero y le pidió que lo cruzara al otro lado del ancho río. Una vez en la barca y para hacer alarde de sus conocimientos, el intelectual le preguntó: —¿Has estudiado alguna vez metafísica? —No, respondió el barquero, ni conozco esa palabra. —¡Pues has perdido la mitad de tu vida! Le dijo el filósofo. Después de un rato y cuando estaban en medio del ancho río, empezó a caer un verdadero diluvio y el barquero le preguntó al filósofo altanero: —¿Sabe usted nadar?  —No, le dijo aquel.  —Pues, entonces ha perdido usted toda su vida, ¡nos estamos hundiendo!

Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti. El científico Albert Einstein dijo: “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos que nuestra preocupación es mayor por los otros que por nosotros mismos”. P. Natalio.

Santoral del Día: SAN FRANCSCO CARACCIOLO


Si quieres conocer mas sobre la vida de este Santo, haz clic en el siguiente enlace:


No hay comentarios:

Publicar un comentario