miércoles, 20 de julio de 2022

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 21 DE JULIO DE 2022

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https://youtu.be/PwQDpe3pAhU


JUEVES 16 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mt 13,10-17): En aquel tiempo, acercándose los discípulos dijeron a Jesús: «¿Por qué les hablas en parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane’.


»¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron».

«¡... dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!»


Rev. D. Manel MALLOL Pratginestós

(Terrassa, Barcelona, España)

Hoy, recordamos la "alabanza" dirigida por Jesús a quienes se agrupaban junto a Él: «¡dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque oyen!» (Mt 13,16). Y nos preguntamos: ¿Van dirigidas también a nosotros estas palabras de Jesús, o son únicamente para quienes lo vieron y escucharon directamente? Parece que los dichosos son ellos, pues tuvieron la suerte de convivir con Jesús, de permanecer física y sensiblemente a su lado. Mientras que nosotros nos contaríamos más bien entre los justos y profetas -¡sin ser justos ni profetas!- que habríamos querido ver y oír.


No olvidemos, sin embargo, que el Señor se refiere a los justos y profetas anteriores a su venida, a su revelación: «Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron» (Mt 13,17). Con Él llega la plenitud de los tiempos, y nosotros estamos en esta plenitud, estamos ya en el tiempo de Cristo, en el tiempo de la salvación. Es verdad que no hemos visto a Jesús con nuestros ojos, pero sí le hemos conocido y le conocemos. Y no hemos escuchado su voz con nuestros oídos, pero sí que hemos escuchado y escuchamos sus palabras. El conocimiento que la fe nos da, aunque no es sensible, es un auténtico conocimiento, nos pone en contacto con la verdad y, por eso, nos da la felicidad y la alegría.


Agradezcamos nuestra fe cristiana, estemos contentos de ella. Intentemos que nuestro trato con Jesús sea cercano y no lejano, tal como le trataban aquellos discípulos que estaban junto a Él, que le vieron y oyeron. No miremos a Jesús yendo del presente al pasado, sino del presente al presente, estemos realmente en su tiempo, un tiempo que no acaba. La oración -hablar con Dios- y la Eucaristía -recibirle- nos aseguran esta proximidad con Él y nos hacen realmente dichosos al mirarlo con ojos y oídos de fe. «Recibe, pues, la imagen de Dios que perdiste por tus malas obras» (San Agustín).


MEMORIAS Y REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Las herramientas del Diablo

Buenos días, amigo/a.

En la Biblia encontramos pensamientos inspirados, capaces de levantar el ánimo por más desalentado que estés. En Isaías (43) el Señor te dice: “Tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso y yo te amo. No tengas miedo, yo estoy contigo”. Por más baja que esté tu autoestima, esta declaración del mismo Dios es capaz de ponerte de pie.

Cierta vez el Diablo dijo que se retiraba y que vendía sus herramientas. La noche del remate se exhibían sus instrumentos en un lote siniestro: odio, envidia, sensualidad, engaños, etc. Aparte del lote había un instrumento de aspecto inofensivo muy gastado y cuyo precio era el más alto. Alguien preguntó al Diablo el nombre del instrumento: “Desaliento”, fue la respuesta. "¿Por qué su precio es tan alto?", preguntaron. “Porque es el más útil. Con él entro en el ser humano, aún si los demás fallan, y una vez adentro, puedo hacer lo que se me antoja. Muy pocos saben que me pertenece”. Pero su precio es tan alto que todavía es propiedad del Diablo.

Está alerta porque vendrán tentaciones de desanimación y desesperanza. El enemigo entrará en tu imaginación y forjará en el aire castillos de dificultades insuperables. Déjale a Jesús el cuidado de todas tus cosas y todo te irá mejor. Abandónate en él y todo se resolverá con tranquilidad según sus designios. Confiar en el Señor es la clave. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN LORENZO DE BRINDISI



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