martes, 1 de enero de 2019

Evangelio del Día - 1/01/2019

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Día litúrgico: 1 de Enero: Santa María, Madre de Dios (Día octavo de la octava de Navidad)

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Lc 2,16-21): En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre. Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño; y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón. Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.

«Los pastores fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al Niño acostado en el pesebre»

Rev. D. Manel VALLS i Serra
(Barcelona, España)

Hoy, la Iglesia contempla agradecida la maternidad de la Madre de Dios, modelo de su propia maternidad para con todos nosotros. Lucas nos presenta el “encuentro” de los pastores “con el Niño”, el cual está acompañado de María, su Madre, y de José. La discreta presencia de José sugiere la importante misión de ser custodio del gran misterio del Hijo de Dios. Todos juntos, pastores, María y José, «con el Niño acostado en el pesebre» (Lc 2,16) son como una imagen preciosa de la Iglesia en adoración.

“El pesebre”: Jesús ya está ahí puesto, en una velada alusión a la Eucaristía. ¡Es María quien lo ha puesto! Lucas habla de un “encuentro”, de un encuentro de los pastores con Jesús. En efecto, sin la experiencia de un “encuentro” personal con el Señor no se da la fe. Sólo este “encuentro”, el cual ha comportado un “ver con los propios ojos”, y en cierta manera un “tocar”, hace capaces a los pastores de llegar a ser testigos de la Buena Nueva, verdaderos evangelizadores que pueden dar «a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel Niño» (Lc 2,17).

Se nos señala aquí un primer fruto del “encuentro” con Cristo: «Todos los que lo oyeron se maravillaban» (Lc 2,18). Hemos de pedir la gracia de saber suscitar este “maravillamiento”, esta admiración en aquellos a quienes anunciamos el Evangelio.

Hay todavía un segundo fruto de este encuentro: «Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). La adoración del Niño les llena el corazón de entusiasmo por comunicar lo que han visto y oído, y la comunicación de lo que han visto y oído los conduce hasta la plegaria de alabanza y de acción de gracias, a la glorificación del Señor.

María, maestra de contemplación —«guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón» (Lc 2,19)— nos da Jesús, cuyo nombre significa “Dios salva”. Su nombre es también nuestra Paz. ¡Acojamos en el corazón este sagrado y dulcísimo Nombre y tengámoslo frecuentemente en nuestros labios!

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El pavo y el gallo
Buenos días, amigo/a.

Una señora contaba: Mi marido tiene dos defectos molestos que me fastidian mucho. Un día le propuse que si los dejaba, yo por mi parte abandonaría dos malas costumbres que le incomodaran a él. — No sé qué defectos puedas tener tú, — me dijo. Yo no me fijo sino en tus virtudes. De más está decir que no hicimos ningún pacto y que él sigue con sus vicios.

Un pavo estaba pegando una tremenda paliza a su pobre compañera; y un gallo le preguntó el porqué de tanto furor. Resolló un tanto el pavo, y secándose el sudor:

—¿No ves -dijo-, que fue esa pava a contar por todas partes un secreto que yo le había confiado? —¿Y por esto le pegas? -dijo el gallo-. Pues, amigo, otra vez no la maltrates, que será más decente; ni le confíes tus secretos, que será más prudente. G. Daireaux.

La primera mujer, Eva, salió de la costilla del hombre... no de los pies, para ser pisoteada. No de la cabeza, para ser superior... sino del lado, para ser igual. Debajo del brazo, para ser protegida y al lado del corazón, para ser amada. Que este símbolo ayude a los esposos a cultivar cada día una mejor convivencia, hecha de respeto y mutua comprensión. P. Natalio.

Santoral del Día.  SAN FULGENCIO


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