sábado, 12 de enero de 2019

Evangelio del Día - 12/01/2019

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Día litúrgico: 12 de Enero (Feria del tiempo de Navidad)

Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Jn 3,22-30): En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos a la región de Judea, donde pasó algún tiempo con ellos, bautizando. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, donde había mucha agua. La gente acudía y era bautizada. Esto sucedió antes que metieran a Juan en la cárcel.

Por entonces, algunos de los seguidores de Juan comenzaron a discutir con un judío sobre la cuestión de las purificaciones, y fueron a decirle a Juan: «Maestro, el que estaba contigo al oriente del Jordán, aquel de quien nos hablaste, ahora está bautizando y todos le siguen». Juan les dijo: «Nadie puede tener nada si Dios no se lo da. Vosotros mismos me habéis oído decir claramente que yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado por Dios delante de él. En una boda, el que tiene a la novia es el novio; y el amigo del novio, que está allí y le escucha, se llena de alegría al oírle hablar. Por eso, también mi alegría es ahora completa. Él ha de ir aumentando en importancia, y yo, disminuyendo».

«Él ha de ir aumentando en importancia, y yo, disminuyendo»

Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy nos sorprendemos viendo a Jesús y al Bautista bautizando como "en paralelo". Decimos, sí, "en paralelo", pero… eso sólo ocurre aparentemente, porque Juan el Bautista remite a Jesús, que es el Mesías, el "nuevo Moisés", el Profeta tan esperado, aquel que viene para darnos a Dios. «¿Qué ha traído [Jesús]? La respuesta es muy sencilla: a Dios. Ha traído a Dios» (Benedicto XVI).

En consecuencia e inmediatamente Juan aclara el sentido del bautismo: realmente, se trata de una purificación, pero «se distingue de las acostumbradas abluciones religiosas» de aquel tiempo, y -como afirmó el papa Benedicto- «debe ser la consumación concreta de un cambio que determina de modo nuevo y para siempre toda la vida». Así, pues, el bautismo cristiano comporta un cambio tan radical como un nacer de nuevo hasta el punto de convertirnos en un nuevo ser.

Purificación, ciertamente, pero para despojarse del "hombre viejo", morir a uno mismo y -por la gracia- nacer a una nueva vida: la vida divina, algo que «nadie puede tener (…) si Dios no se lo da» (Jn 3,28). El Concilio II de Orange enseñó que «amar a Dios es exclusivamente un don de Dios. Él mismo que, sin ser amado, ama, nos concedió que le amásemos. Fuimos amados cuando todavía le éramos desagradables, para que se nos concediera algo con que agradarle».

He ahí, pues, nuestra tarea por la santidad: profundizar en la humildad para abrir espacio a la acción de Dios y dejarle hacer. Lo importante no es tanto lo que yo haga, cuanto que Él actúe en mí: «Él ha de ir aumentando en importancia, y yo, disminuyendo» (Jn 3,30). Y nuestra alegría será tanto más completa cuanto más desaparezca el propio yo y más presente se haga el Esposo en nuestro corazón y en nuestras obras.

REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Cuida tus pensamientos
Buenos días, amigo/a

En cierta oportunidad Dios se apareció a Abrahán y le dijo: “Camina en mi presencia, y sé perfecto” (Gn 17, 1). Esta es una norma preciosa para vigilar no sólo nuestras acciones sino también los pensamientos y deseos más íntimos, pues todo está patente a los ojos de Dios. Por otra parte es cierto que en la raíz de toda acción hay un pensamiento que la generó.

Cuida tus pensamientos porque se volverán palabras.

Cuida tus palabras porque se volverán actos.

Cuida tus actos porque se harán costumbres.

Cuida tus costumbres porque forjarán tu carácter.

Cuida tu carácter porque formará tu destino.

Y tu destino será tu vida.  Mahatma Gandhi.

No hay nada en el hombre que sea de poca importancia en lo que se refiere a la moral. La Biblia dice “Quien desprecia las pequeñas cosas, poco a poco caerá (en transgresiones graves)” (Eclo 19,1). Toda virtud no es otra cosa que un hábito o costumbre buena. Como todo vicio es una mala costumbre. Agradar a Dios que te ve, sea el anhelo de tu corazón. P. Natalio.

Santoral del Día:  SAN ARCADIO


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