Día litúrgico: Sábado II del tiempo ordinario
Santoral 26 de Enero: Santos Timoteo y Tito, obispos
Ver 1ª Lectura y Salmo
Texto del Evangelio (Mc 3,20-21): En aquel tiempo, Jesús volvió a casa y se aglomeró otra vez la muchedumbre de modo que no podían comer. Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de Él, pues decían: «Está fuera de sí».
«Está fuera de sí»
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
Hoy vemos cómo los propios de la parentela de Jesús se atreven a decir de Él que «está fuera de sí» (Mc 3,21). Una vez más, se cumple el antiguo proverbio de que «un profeta sólo en su patria y en su casa carece de prestigio» (Mt 13,57). Ni que decir tiene que esta lamentación no “salpica” a María Santísima, porque desde el primero hasta el último momento —cuando ella se encontraba al pie de la Cruz— se mantuvo sólidamente firme en la fe y confianza hacia su Hijo.
Ahora bien, ¿y nosotros? ¡Hagamos examen! ¿Cuántas personas que viven a nuestro lado, que las tenemos a nuestro alcance, son luz para nuestras vidas, y nosotros...? No nos es necesario ir muy lejos: pensemos en el Papa San Juan Pablo II: ¿cuánta gente le siguió, y... al mismo tiempo, cuántos le interpretaban como un “tozudo-anticuado”, celoso de su “poder”? ¿Es posible que Jesús —dos mil años después— todavía siga en la Cruz por nuestra salvación, y que nosotros, desde abajo, continuemos diciéndole «baja y creeremos en ti» (cf. Mc 15,32)?
O a la inversa. Si nos esforzamos por configurarnos con Cristo, nuestra presencia no resultará neutra para quienes interaccionan con nosotros por motivos de parentesco, trabajo, etc. Es más, a algunos les resultará molesta, porque les seremos un reclamo de conciencia. ¡Bien garantizado lo tenemos!: «Si a mí me han perseguido, también os perseguirán a vosotros» (Jn 15,20). Mediante sus burlas esconderán su miedo; mediante sus descalificaciones harán una mala defensa de su “poltronería”.
¿Cuántas veces nos tachan a los católicos de ser “exagerados”? Les hemos de responder que no lo somos, porque en cuestiones de amor es imposible exagerar. Pero sí que es verdad que somos “radicales”, porque el amor es así de “totalizante”: «o todo, o nada»; «o el amor mata al yo, o el yo mata al amor».
Es por esto que san Juan Pablo II nos habló de “radicalismo evangélico” y de “no tener miedo”: «En la causa del Reino no hay tiempo para mirar atrás, y menos para dejarse llevar por la pereza».
REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:
Sin mancha ni defecto
Buenos días, amigo/a
Jesús, el Cordero de Dios, santo y justo, irreprochable, vino a quitar los pecados del mundo, ofreciéndose al Padre en la cruz, víctima por nuestras culpas. Y nos regaló la vida nueva de la gracia, para hacernos “hijos en el Hijo de Dios”.
La ley de Moisés aclaraba repetidas veces que los corderos ofrecidos a Dios debían ser sin defectos, ni imperfecciones: “No sacrificarás al Señor, tu Dios, ningún animal del ganado mayor o menor que tenga un defecto o cualquier clase de imperfección, porque eso es una abominación para el Señor, tu Dios” (Deut 17, 1). San Pablo recordaba con palabras semejantes a los cristianos su nueva condición que les exigía santidad y pureza: “Pero ahora, él los ha reconciliado en el cuerpo carnal de su Hijo, entregándolo a la muerte, a fin de que ustedes pudieran presentarse delante de él como una ofrenda santa, inmaculada e irreprochable (Cl 1, 22).
El bautizado emerge del bautismo con una pureza total. Hay un rito que lo simboliza muy bien cuando, vestido con un manto blanco, el celebrante dice: “Eres ya una nueva criatura y has sido revestido de Cristo. Qué esta vestidura blanca sea signo de tu dignidad y, con la ayuda de tus familiares, logres mantenerla inmaculada hasta la vida eterna”. Que hagas efectivo en tu vida este revestimiento de Cristo, orando y vigilando para permanecer irreprochable ante Dios. P. Natalio.
Santoral del Día: SANTOS TIMOTEO Y TITO
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