domingo, 31 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA LUNES 1 DE NOVIEMBRE DE 2021

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https://youtu.be/qGWSE-N6kZk


1 DE NOVIEMBRE: TODOS LOS SANTOS


Texto del Evangelio (Mt 5,1-12a): En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos».

«Alegraos y regocijaos»


+ Mons. F. Xavier CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida

(Lleida, España)

Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca» (1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia, que se fortalece con la práctica del amor fraterno.


Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.


Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad» (Lumen gentium, 49). Esta solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a la fiesta.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Tú conoces mis límites

Buenos días, amigo/a.

La lepra es una imagen del desastre que produce el pecado en el interior del hombre. A los leprosos se los aislaba porque eran contagiosos. A los pecadores no los podríamos aislar, porque todos somos pecadores. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”, enseña san Juan (1Jn 1,8).

Padre, tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tú conoces mis limitaciones, errores y mi pecado. Conoces los traumas y complejos de mi vida. Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón. Amén.

La realidad del pecado es inseparable de la experiencia humana. Pero, por otra parte, la realidad del perdón es inseparable de Dios. Por eso, no hay ninguna situación de pecado que no se pueda cambiar y que no nos permita reencontrar la paz. Nunca Dios le quita al hombre la posibilidad de ser feliz. (AC). Aprovecha el amor sanador del Padre. P. Natalio.


Santoral del Día: FIESTA DE TODOS LOS SANTOS


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sábado, 30 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 31 DE OCTUBRE DE 2021

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DOMINGO 31 (B) DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mc 12,28-34): En aquel tiempo, se acercó a Jesús uno de los escribas y le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?». Jesús le contestó: «El primero es: ‘Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas’. El segundo es: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’. No existe otro mandamiento mayor que éstos».


Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que Él es único y que no hay otro fuera de Él, y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios». Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.

«¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»


Rev. D. Ramón CLAVERÍA Adiego

(Embún, Huesca, España)

Hoy, está muy de moda hablar del amor a los hermanos, de justicia cristiana, etc. Pero apenas se habla del amor a Dios.


Por eso tenemos que fijarnos en esa respuesta que Jesús da al letrado, quien, con la mejor intención del mundo le dice: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?» (Mc 12,29), lo cual no era de extrañar, pues entre tantas leyes y normas, los judíos buscaban establecer un principio que unificara todas las formulaciones de la voluntad de Dios.


Jesús responde con una sencilla oración que, aún hoy, los judíos recitan varias veces al día, y llevan escrita encima: «Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas» (Mc 12,29-30). Es decir, Jesús nos recuerda que, en primer lugar, hay que proclamar la primacía del amor a Dios como tarea fundamental del hombre; y esto es lógico y justo, porque Dios nos ha amado primero.


Sin embargo, Jesús no se contenta con recordarnos este mandamiento primordial y básico, sino que añade también que hay que amar al prójimo como a uno mismo. Y es que, como dice el Papa Benedicto XVI, «amor a Dios y amor al prójimo son inseparables, son un único mandamiento. Pero ambos viven del amor que viene de Dios, que nos ha amado primero».


Pero un aspecto que no se comenta es que Jesús nos manda que amemos al prójimo como a uno mismo, ni más que a uno mismo, ni menos tampoco; de lo que hemos de deducir, que nos manda también que nos amemos a nosotros mismos, pues al fin y al cabo, somos igualmente obra de las manos de Dios y criaturas suyas, amadas por Él.


Si tenemos, pues, como regla de vida el doble mandamiento del amor a Dios y a los hermanos, Jesús nos dirá: «No estás lejos del Reino de Dios» (Mc 12,34). Y si vivimos este ideal, haremos de la tierra un ensayo general del cielo.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

La rana y el mar

Buenos días, amigo/a

En tu vida se van dando posibilidades de cambiar para bien. Conviene que te detengas, evalúes con precaución las ventajas, y tomes decisiones sabias y prudentes, porque ésa es la forma normal de progresar. No caigas en el error de desechar todo cambio por principio; ni tampoco en el otro extremo, de creer que toda novedad es mejor. Fábula sobre el tema.

He aquí una rana que había vivido siempre en un mísero y estrecho pozo, donde había nacido y habría de morir. Pasó cerca de allí otra rana que había vivido siempre junto al mar. Tropezó y se cayó en el pozo. —¿De dónde vienes? –preguntó la rana del pozo. —Del mar.  —¿Es grande el mar?  —Extraordinariamente grande, inmenso. La rana del pozo se quedó unos momentos pensativa y luego preguntó: —¿Es el mar tan grande como mi pozo? —¿Cómo puedes comparar tu pozo con el mar? Te digo que el mar es muy grande, descomunal. Pero la rana del pozo, fuera de sí por la ira, gritó: —Mentira, no puede haber nada más grande que mi pozo; ¡nada! ¡Eres una mentirosa y ahora mismo te echaré de aquí!

Con frecuencia Dios, por sus profetas, invitó a Israel a revisar su estilo de vida para hacer los necesarios reajustes que exigía la alianza solemnemente pactada. La Palabra de Dios sigue invitándonos a cambiar para bien, y nos motiva con sabiduría a dar pasos de crecimiento espiritual. Ábrete a su mensaje y aprovecha su fuerza renovadora. P. Natalio.


Santoral del Día: BEATO TOMAS DE FLORENCIA



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viernes, 29 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA SABADO 30 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/hxaLW0a7XLQ


SABADO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 14,1.7-11): Un sábado, sucedió que, habiendo ido Jesús a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba’. Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

«Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos...»


Rev. D. Josep FONT i Gallart

(Getafe, España)

Hoy, ¿os habéis fijado en el inicio de este Evangelio? Ellos, los fariseos, le estaban observando. Y Jesús también observa: «Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos» (Lc 14,7). ¡Qué manera tan diferente de observar!


La observación, como todas las acciones internas y externas, es muy diferente según la motivación que la provoca, según los móviles internos, según lo que hay en el corazón del observador. Los fariseos —como nos dice el Evangelio en diversos pasajes— observan a Jesús para acusarlo. Y Jesús observa para ayudar, para servir, para hacer el bien. Y, como una madre solícita, aconseja: «Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto» (Lc 14,8).


Jesús dice con palabras lo que Él es y lo que lleva en su corazón: no busca ser honrado, sino honrar; no piensa en su honor, sino en el honor del Padre. No piensa en Él sino en los demás. Toda la vida de Jesús es una revelación de quién es Dios: “Dios es amor”.


Por eso, en Jesús se hace realidad —más que en nadie— su enseñanza: «Se despojó de su grandeza, tomó la condición de esclavo y se hizo semejante a los hombres (…). Por eso Dios lo exaltó y le dio el nombre que está por encima de todo nombre» (Flp 2,7.9).


Jesús es el Maestro en obras y palabras. Los cristianos queremos ser sus discípulos. Solamente podemos tener la conducta del Maestro si dentro de nuestro corazón tenemos lo que Él tenía, si tenemos su Espíritu, el Espíritu de amor. Trabajemos para abrirnos totalmente a su Espíritu y para dejarnos tomar y poseer completamente por Él.


Y eso sin pensar en ser “ensalzados”, sin pensar en nosotros, sino sólo en Él. «Aunque no hubiera cielo, yo te amara; aunque no hubiera infierno te temiera; lo mismo que te quiero te quisiera» (Autor anónimo). Llevados solamente por el amor.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Cómo salvar el matrimonio

Buenos días, amigo/a.

Si consideramos un poco las causas de los problemas matrimoniales que sacuden a tantas familias, vemos que el desconocimiento del valor de la persona humana, la falta de un diálogo profundo, el no saber perdonar, el no tener tiempo para convivir y el ambiente de inmoralidad reinante, resquebrajan trágicamente la vida matrimonial.

Empieza a olvidar los malos momentos del pasado; a perdonar y a querer más a tu cónyuge; a valorar más las virtudes y cualidades que tiene; a no desperdiciar momentos para estar más cerca de tu ser amado y convivir con él; a participar de sus sufrimientos e ideales, de sus preocupaciones y triunfos, de sus alegrías y de sus tristezas; a reír juntos; a llorar juntos; a vivir en verdad siendo un solo ser. Ama y cuida tu matrimonio. Juntos arrodíllense, oren al Señor, las manos juntas, imploren al Señor que entre en sus vidas, que sea él quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga unidos hasta el final. ¡Hasta que la muerte los separe!

Ánimo, comienza a sembrar una manera nueva de amarse y convivir como en tus mejores tiempos. Proponte dialogar más, estar más tiempo juntos, escucharse más. Aplica el gran remedio de la ternura y la comprensión. Todo sacrificio vale la pena para salvar el matrimonio del divorcio, la soledad, el caos del hogar. (Anónimo). P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN ALONSO RODRIGUEZ



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jueves, 28 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA VIERNES 29 DE OCTUBRE DE 2021

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VIERNES 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 14,1-6): Un sábado, Jesús fue a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando. Había allí, delante de Él, un hombre hidrópico. Entonces preguntó Jesús a los legistas y a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?». Pero ellos se callaron. Entonces le tomó, le curó, y le despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae un hijo o un buey a un pozo en día de sábado y no lo saca al momento?». Y no pudieron replicar a esto.

«¿Es lícito curar en sábado, o no?»


Rev. D. Antoni CAROL i Hostench

(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy fijamos nuestra atención en la punzante pregunta que Jesús hace a los fariseos: «¿Es lícito curar en sábado, o no?» (Lc 14,3), y en la significativa anotación que hace san Lucas: «Pero ellos se callaron» (Lc 14,4).


Son muchos los episodios evangélicos en los que el Señor echa en cara a los fariseos su hipocresía. Es notable el empeño de Dios en dejarnos claro hasta qué punto le desagrada ese pecado —la falsa apariencia, el engaño vanidoso—, que se sitúa en las antípodas de aquel elogio de Cristo a Natanael: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño» (Jn 1,47). Dios ama la sencillez de corazón, la ingenuidad de espíritu y, por el contrario, rechaza enérgicamente el enmarañamiento, la mirada turbia, el ánimo doble, la hipocresía.


Lo significativo de la pregunta del Señor y de la respuesta silenciosa de los fariseos es la mala conciencia que éstos, en el fondo, tenían. Delante yacía un enfermo que buscaba ser curado por Jesús. El cumplimiento de la Ley judaica —mera atención a la letra con menosprecio del espíritu— y la fatua presunción de su conducta intachable, les lleva a escandalizarse ante la actitud de Cristo que, llevado por su corazón misericordioso, no se deja atar por el formalismo de una ley, y quiere devolver la salud al que carecía de ella.


Los fariseos se dan cuenta de que su conducta hipócrita no es justificable y, por eso, callan. En este pasaje resplandece una clara lección: la necesidad de entender que la santidad es seguimiento de Cristo —hasta el enamoramiento pleno— y no frío cumplimiento legal de unos preceptos. Los mandamientos son santos porque proceden directamente de la Sabiduría infinita de Dios, pero es posible vivirlos de una manera legalista y vacía, y entonces se da la incongruencia —auténtico sarcasmo— de pretender seguir a Dios para terminar yendo detrás de nosotros mismos.


Dejemos que la encantadora sencillez de la Virgen María se imponga en nuestras vidas.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Es completamente gratis

Buenos días, amigo/a.

El sacramento de la confesión puede ser una experiencia liberadora que ayuda a crecer y a vivir mejor. Sin embargo, a veces no la vivimos con intensidad. Otras veces la sentimos como una molestia necesaria, o como un ejercicio de rutina. Bien preparada y recibida con frecuencia, la confesión ayuda a conocerse mejor.

Un hombre fue a confesarse con Don Bosco. —Mi última confesión fue hace diez años, dijo al comenzar. Don Bosco lo interrumpe: —Esto sale 200 liras. El señor extrañado replica: —¿Cómo? ¡Siempre pensaba que no se necesitaba pagar nada para confesarse! —¿Eso lo sabías? ¿Y sin embargo no viniste durante tanto tiempo?, le dijo suavemente y con humor el santo confesor.

La confesión tranquiliza la conciencia, consuela el corazón, ayuda a superar la fuerza del mal y del pecado en nosotros, es una respuesta coherente al llamado a la conversión que nos hace la Palabra de Dios y es ocasión para experimentar su amor misericordioso.  Anímate a recibirla, al menos una vez al año, durante el tiempo pascual. P. Natalio


Santoral del Día:  SAN NARCISO



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miércoles, 27 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 28 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/pAncMrw1Hxo


28 DE OCTUBRE: SAN SIMON Y SAN JUDAS, APOSTOLES


Texto del Evangelio (Lc 6,12-19): En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.


Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos.

«Jesús se fue al monte a orar»


+ Rev. D. Albert TAULÉ i Viñas

(Barcelona, España)

Hoy contemplamos un día entero de la vida de Jesús. Una vida que tiene dos claras vertientes: la oración y la acción. Si la vida del cristiano ha de imitar la vida de Jesús, no podemos prescindir de ambas dimensiones. Todos los cristianos, incluso aquellos que se han consagrado a la vida contemplativa, hemos de dedicar unos momentos a la oración y otros a la acción, aunque varíe el tiempo que dediquemos a cada una. Hasta los monjes y las monjas de clausura dedican bastante tiempo de su jornada a un trabajo. Como contrapartida, los que somos más “seculares”, si deseamos imitar a Jesús, no deberíamos movernos en una acción desenfrenada sin ungirla con la oración. Nos enseña san Jerónimo: «Aunque el Apóstol nos mandó que oráramos siempre, (…) conviene que destinemos unas horas determinadas a este ejercicio».


¿Es que Jesús necesitaba de largos ratos de oración en solitario cuando todos dormían? Los teólogos estudian cuál era la psicología de Jesús hombre: hasta qué punto tenía acceso directo a la divinidad y hasta qué punto era «hombre semejante en todo a nosotros, menos en el pecado» (He 4,5). En la medida que lo consideremos más cercano, su “práctica” de oración será un ejemplo evidente para nosotros.


Asegurada ya la oración, sólo nos queda imitarlo en la acción. En el fragmento de hoy, lo vemos “organizando la Iglesia”, es decir, escogiendo a los que serán los futuros evangelizadores, llamados a continuar su misión en el mundo. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13). Después lo encontramos curando toda clase de enfermedad. «Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de Él una fuerza que sanaba a todos» (Lc 6,19), nos dice el evangelista. Para que nuestra identificación con Él sea total, únicamente nos falta que también de nosotros salga una fuerza que sane a todos, lo cual sólo será posible si estamos injertados en Él, para que demos mucho fruto (cf. Jn 15,4).


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Padre de bondad

Buenos días, amigo/a.

Una vez se hizo una encuesta entre lectores de la Biblia de distintos credos. La pregunta era: “¿Cuál es el pensamiento que más te ha impresionado al leer las santas Escrituras?” Ganó por muchos votos el pasaje de Juan 3, 16:” Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga Vida eterna”.

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús. Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que El es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia. Hoy, Padre, me quiero presentar delante de tí, como tu hijo. Tú me conoces por mi nombre. Pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida. Amén.

Abrahán Lincoln dijo: “Todavía concibo que se pueda ser ateo mirando la tierra; pero no comprendo que se puedan alzar, de noche, los ojos al cielo y decir que no existe Dios”. La naturaleza manifiesta la bondad, sabiduría y poder de Dios: tanto los astros del cielo como la belleza de un rosal hablan de un Dios maravilloso creador de cuanto existe. P. Natalio.


Santoral del Dia: SAN SIMON Y SAN JUDAS



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martes, 26 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 27 DE OCTUBRE DE 2021

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MIERCOLES 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 13,22-30): En aquel tiempo, Jesús atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. Uno le dijo: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?». El les dijo: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’. Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’, y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’. Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos».

«Luchad por entrar por la puerta estrecha»


Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés

(Tarragona, España)

Hoy, camino de Jerusalén, Jesús se detiene un momento y alguien lo aprovecha para preguntarle: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (Lc 13,23). Quizás, al escuchar a Jesús, aquel hombre se inquietó. Por supuesto, lo que Jesús enseña es maravilloso y atractivo, pero las exigencias que comporta ya no son tan de su agrado. Pero, ¿y si viviera el Evangelio a su aire, con una “moral a la carta”?, ¿qué probabilidades tendría de salvarse?


Así pues, pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» Jesús no acepta este planteamiento. La salvación es una cuestión demasiado seria como para resolverla mediante un cálculo de probabilidades. Dios «no quiere que alguno se pierda, sino que todos se conviertan» (2Pe 3,9).


Jesús responde: «Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’. Y os responderá: ‘No sé de dónde sois’» (Lc 13,24-25). ¿Cómo pueden ser ovejas de su rebaño si no siguen al Buen Pastor ni aceptan el Magisterio de la Iglesia? «¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!. Allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Lc 13,27-28).


Ni Jesús ni la Iglesia temen que la imagen de Dios Padre quede empañada al revelar el misterio del infierno. Como afirma el Catecismo de la Iglesia, «las afirmaciones de la Sagrada Escritura y las enseñanzas de la Iglesia a propósito del infierno son un llamamiento a la responsabilidad con la que el hombre debe usar de su libertad en relación con su destino eterno. Constituyen al mismo tiempo un llamamiento apremiante a la conversión» (n. 1036).


Dejemos de “pasarnos de listos” y de hacer cálculos. Afanémonos para entrar por la puerta estrecha, volviendo a empezar tantas veces como sea necesario, confiados en su misericordia. «Todo eso, que te preocupa de momento —dice san Josemaría—, importa más o menos. —Lo que importa absolutamente es que seas feliz, que te salves».


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El santo de la alegría

Buenos días, amigo/a.

El sentido del humor es una herramienta básica para la sobrevivencia: rompe la tensión en un momento de crisis, ayuda a encarar situaciones estresantes, disipa las preocupaciones...  Cuando rías, se te aliviarán las cargas. Que el Señor te ayude a defender y cultivar con acciones concretas el don de la alegría.

Donde quiera que san Felipe Neri llegaba, se formaba un ambiente de fiesta y buen humor. Las gentes se reían de buena gana. A algunos muy serios les parecía que él debería ser un poco más mesurado y solemne. Por eso a veces se le llamaba “el bufón de Dios”. Tuvo siempre el don de la alegría. A él se le atribuye la frase: «Tristeza y melancolía, fuera de la casa mía».  Un día, una señora rica se presentó delante de Felipe Neri calzada con un par de zapatos bastante elevados. Cuando le preguntó a Felipe tímidamente, temiendo una condena o una crítica, si podía andar así de engalanada, el santo se limitó a decir: «Cuide sólo de no caerse». Y en aquel “caerse” la interlocutora entendió todo un discurso.

¿Qué puedes hacer para mantener el nivel de tu alegría? Primero, pedirla: “Derrama, Señor, sobre mí tu Espíritu para que me sienta inundado de interior alegría”. Luego, defenderla: vigilar para que la tristeza no se infiltre insensiblemente en tu corazón. Y además, cultivarla, por ejemplo, alegrando a los demás, contándoles una anécdota graciosa, etc. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN ODRANO



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lunes, 25 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA MARTES 26 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/4n_lW7HtFoo


MARTES 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 13,18-21): En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

«¿A qué es semejante el Reino de Dios?»


+ Rev. D. Francisco Lucas MATEO Seco

(Pamplona, Navarra, España)

Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24).


El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor.


Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Cuando comienza el día

Buenos días, amigo/a.

La buena convivencia comienza por el respeto. Respetas a una persona cuando la tienes por lo que es: un ser humano con toda su dignidad. Despreciar a los demás no ayuda a formar una comunidad fraterna. “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”, (Martin King).

Un sabio preguntó a sus discípulos: “Pueden determinar ¿cuándo termina la noche y comienza el día?”. Un oyente contestó: “Es cuando puedo desde lejos distinguir un pino de una palmera”. “No es así”. Respondió el maestro. Otro participante opinó: “Me parece que es cuando se puede distinguir una vaca de un caballo”. “Tampoco es exacto. Pero, entonces, ¿cuál es el momento preciso?” Insistió el pensador. Ante el silencio de los discípulos, el sabio afirmó: “Cuando miras un rostro humano, y descubres en él al hermano o a la hermana, entonces terminó la noche y comenzó el día”.

Hay un defecto corriente: la falta de comprensión por los que son distintos de nosotros. Esto se llama discriminación. Respetar y comprender son actitudes que están en la base de la convivencia humana. Jesús nos advirtió: “No hagas a otro lo que no te gustaría que te hagan a ti”. Sin comprensión y respeto se viene abajo el amor a los hermanos. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN EVARISTO



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domingo, 24 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA LUNES 25 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/3wp0Vo9QC2I


LUNES 30 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.


Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»


Rev. D. Francesc JORDANA i Soler

(Mirasol, Barcelona, España)

Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).


Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.


Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.


Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

El tigre y el zorro

Buenos días, amigo/a.

A veces puede surgir en ti una profunda amargura al percibir la forma tan inhumana en que se comportan las personas. Al parecer, ya a nadie le importa nada de los demás. El famoso premio Nobel de medicina Alexis Carrel escribió: “Hoy todos se encierran en su egoísmo, lo mismo que el cangrejo en su caparazón, intentando como él devorar a su vecino”. Una fábula al respecto.

Un hombre que pasaba por el bosque descubrió un zorro que había perdido sus patas. Y de inmediato se preguntó, “¿cómo podrá sobrevivir?”. Entonces vio llegar a un tigre que llevaba una presa en la boca. El tigre ya se había hartado y dejó el resto de la carne para el zorro. Al día siguiente se repitió la escena. El observador se maravilló de los sentimientos de los animales, y se dijo a sí mismo: "Voy también yo a simular junto al camino estar herido y a confiar en los que pasan". Así lo hizo durante varios días, pero no sucedió nada. El pobre hombre ya estaba casi muerto de hambre, cuando oyó una voz que le decía: "Si quieres descubrir humanidad en tus semejantes, sigue el ejemplo del tigre y deja ya de imitar al pobre zorro mutilado".

“Si dices: cada uno a lo suyo, (mi familia, mis estudios, mi porvenir, mi bienestar, etc.), no me ocupo de los demás, y perseveras en esa actitud, no te realizarás jamás, y quedarás gravemente menoscabado y atrofiado”, (M. Quoist). Que este pensamiento sea para ti una invitación a donarte generosamente a los demás. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN CRISANTO Y SANTA DARIA



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sábado, 23 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA DOMINGO 24 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/j84EfzCAZyE


DOMINGO 30 (B) DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Mc 10,46-52): En aquel tiempo, cuando Jesús salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: «¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!». Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadle». Llaman al ciego, diciéndole: «¡Ánimo, levántate! Te llama». Y él, arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le dijo: «Rabbuní, ¡que vea!». Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». Y al instante, recobró la vista y le seguía por el camino.

«‘¿Qué quieres que te haga?’. El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’»


+ Rev. D. Pere CAMPANYÀ i Ribó

(Barcelona, España)

Hoy, contemplamos a un hombre que, en su desgracia, encuentra la verdadera felicidad gracias a Jesucristo. Se trata de una persona con dos carencias: la falta de visión corporal y la imposibilidad de trabajar para ganarse la vida, lo cual le obliga a mendigar. Necesita ayuda y se sitúa junto al camino, a la salida de Jericó, por donde pasan muchos viandantes.


Por suerte para él, en aquella ocasión es Jesús quien pasa, acompañado de sus discípulos y otras personas. Sin duda, el ciego ha oído hablar de Jesús; le habrían comentado que hacía prodigios y, al saber que pasa cerca, empieza a gritar: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» (Mc 10,47). Para los acompañantes del Maestro resultan molestos los gritos del ciego, no piensan en la triste situación de aquel hombre, son egoístas. Pero Jesús sí quiere responder al mendigo y hace que lo llamen. Inmediatamente, el ciego se halla ante el Hijo de David y empieza el diálogo con una pregunta y una respuesta: «Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’. El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’» (Mc 10,51). Y Jesús le concede doble visión: la física y la más importante, la fe que es la visión interior de Dios. Dice san Clemente de Alejandría: «Pongamos fin al olvido de la verdad; despojémonos de la ignorancia y de la oscuridad que, cual nube, ofuscan nuestros ojos, y contemplemos al que es realmente Dios».


Frecuentemente nos quejamos y decimos: —No sé rezar. Tomemos ejemplo entonces del ciego del Evangelio: Insiste en llamar a Jesús, y con tres palabras le dice cuanto necesita. ¿Nos falta fe? Digámosle: —Señor, aumenta mi fe. ¿Tenemos familiares o amigos que han dejado de practicar? Oremos entonces así: —Señor Jesús, haz que vean. ¿Es tan importante la fe? Si la comparamos con la visión física, ¿qué diremos? Es triste la situación del ciego, pero mucho más lo es la del no creyente. Digámosles: —El Maestro te llama, preséntale tu necesidad y Jesús te responderá generosamente.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Vive el momento presente

Buenos días, amigo/a.

“Tienes tan sólo una vida, y la vida nada es sino una medida del tiempo. Por lo tanto trata con afecto cada hora porque no retornará jamás. No puede conservarse hoy para ser usada mañana, ¿quién puede atrapar el viento? Sacrifícate hoy y conságrate al trabajo. Canjea los minutos sabiamente por algo de valor. Que hoy sea el mejor día de tu vida”, (OM).

Hay quienes viven corriendo, ansiosos, siempre un paso más adelante, más en el futuro que en el presente. Están almorzando con su familia y su mente está lejos pensando en mil cosas que hay que hacer después. Están haciendo un trabajo, pero su cabeza está en las posibles vacaciones que hay que planificar. Están dialogando con un amigo y su mente está en unas ofertas que vieron en el supermercado y que quieren aprovechar. Quieren terminar todo rápidamente. Todo se les ha vuelto urgente e indispensable. Haz lo que te sea posible, pero lo importante es que no se te escape este instante, que en realidad es lo único que tienes. Víctor Fernández.

“Hoy haré de cada tarea ordinaria una expresión de excelencia, manifestando en cada momento la grandeza de mi ser. Hoy tendré los pies en la tierra comprendiendo la realidad, y la mirada en las estrellas para inventar mi porvenir. Hoy tendré tiempo de ser feliz y de convertir cada una de mis acciones en manifestaciones de bondad”.  P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN ANTONIO MARIA CLARET



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viernes, 22 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA SABADO 23 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/vYNIZ8IzBLQ


Sábado 29 del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 13,1-9): En aquel tiempo, llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo».


Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’. Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’».

«Fue a buscar fruto (...) y no lo encontró»


+ Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret

(Vic, Barcelona, España)

Hoy, las palabras de Jesús nos invitan a meditar sobre el inconveniente de la hipocresía: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró» (Lc 13,6). El hipócrita aparenta ser lo que no es. Esta mentira llega a su cima al fingir virtud (aspecto moral) siendo vicioso, o devoción (aspecto religioso) al buscarse uno mismo y sus propios intereses y no a Dios. La hipocresía moral abunda en el mundo, la religiosa perjudica a la Iglesia.


Las invectivas de Jesús contra los escribas y fariseos —más claras y directas en otros pasajes evangélicos— son terribles. No podemos leer o escuchar lo que acabamos de leer o escuchar sin que estas palabras nos lleguen al fondo del corazón, si realmente las hemos escuchado y entendido.


Lo diré en plural personal, ya que todos experimentamos la distancia entre lo que aparentamos ser y lo que somos de veras. Lo somos los políticos cuando nos aprovechamos del país proclamando que estamos a su servicio; los cuerpos de seguridad cuando protegemos a grupos corruptos en nombre del orden público; el personal sanitario cuando suprimimos vidas incipientes o terminales en nombre de la medicina; los medios de comunicación social cuando falseamos las noticias y pervertimos al personal diciendo que lo estamos divirtiendo; los administradores de los fondos públicos cuando desviamos una parte de ellos hacia nuestros bolsillos (individuales o de partido) y alardeamos de honestidad pública; los laicistas cuando impedimos la dimensión pública de la religión en nombre de la libertad de conciencia; los religiosos cuando vivimos de nuestras instituciones con infidelidad al espíritu y a las exigencias de los fundadores; los sacerdotes cuando vivimos del altar pero no servimos abnegadamente a nuestros feligreses con espíritu evangélico; etc.


¡Ah!: y tú y yo también, en la medida en que nuestra conciencia nos dice lo que tenemos que hacer y dejamos de hacerlo para dedicarnos únicamente a ver la paja en el ojo ajeno sin querer darnos cuenta siquiera de la viga que ciega el nuestro. ¿O no?


—Jesús, Salvador del mundo, ¡sálvanos de nuestras pequeñas, medianas y grandes hipocresías!


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Novios responsables

Buenos días, amigo/a.

Antes de casarse es oportuno que los novios se pregunten y evalúen si están maduros para afrontar las responsabilidades del futuro matrimonio. Un buen noviazgo es un tiempo intenso de crecimiento en controlar las emociones negativas, en desarrollar el sentido de la realidad, en tomar decisiones correctas, en superar el egoísmo, en ser fiel a los principios, etc.

1. Dos amigas se vuelven a encontrar. Pregunta la primera: “¡Eh!, decime, ¿estás comprometida todavía con Raulito?” Contesta la segunda: “No. Desde hace una eternidad ya no más”. “Y, ¿cómo lograste terminar el noviazgo con ese bobo?”. “¡Me casé con él!”.


2. Un médico se dirige a su bella hija: “¿Le dijiste a ese joven que todos los días te está buscando, que lo considero un vago?”. “Sí. Se lo dije. Y él contestó que no es la primera vez que vos haces un diagnóstico equivocado”.

Augurios a los ya casados: Que tengan la dicha de ser amigos. Que tengan la valentía de ser sinceros. Que tengan el corazón y la puerta abiertos para todos. Que tengan el gozo de ser fieles por amor y no por obligación. En fin, que tengan la felicidad de llegar juntos al final del camino, habiendo constatado que el amor es posible… si cada día lo piden a Dios. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN JUAN DE CAPISTRANO



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jueves, 21 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA VIERNES 22 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/_IkF5ceijKE


VIERNES 29 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».

«¿Cómo no exploráis (...) este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?»


Rev. D. Frederic RÀFOLS i Vidal

(Barcelona, España)

Hoy, Jesús quiere que levantemos nuestra mirada hacia el cielo. Esta mañana, después de tres días de lluvia persistente, el cielo ha aparecido luminoso y claro en uno de los días más espléndidos de este otoño. Vamos entendiendo en el tema de cambios de tiempo, ya que ahora los meteorólogos son casi como de la familia. En cambio, nos cuesta más entender en qué tiempo estamos o vivimos: «Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo?» (Lc 12,56). Muchos de los que escuchaban a Jesús dejaron perder una ocasión única en la historia de toda la Humanidad. No vieron en Jesús al Hijo de Dios. No captaron el tiempo, la hora de la salvación.


El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».


Cuando observamos la historia, no nos cuesta mucho señalar las ocasiones perdidas por la Iglesia por no haber descubierto el momento entonces vivido. Pero, Señor: ¿cuántas ocasiones no habremos perdido ahora por no descubrir los signos de los tiempos o, lo que es lo mismo, por no vivir e iluminar la problemática actual con la luz del Evangelio? «¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo?» (Lc 12,57), nos vuelve a recordar hoy Jesús.


No vivimos en un mundo de maldad, aunque también haya bastante. Dios no ha abandonado su mundo. Como recordaba san Juan de la Cruz, habitamos en una tierra en la que anduvo el mismo Dios y que Él llenó de hermosura. Santa Teresa de Calcuta captó los signos de los tiempos, y el tiempo, nuestro tiempo, ha entendido a santa Teresa de Calcuta. Que ella nos estimule. No dejemos de mirar hacia lo alto sin perder de vista la tierra.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Oración de perdón

Buenos días, amigo/a.

Pedir perdón a Dios por las faltas cometidas ayuda a conocernos con sinceridad. Hay males en nuestra esfera síquica con los que fácilmente pactamos y nos impiden adquirir una auténtica madurez. Esta oración es un arma poderosa en la lucha contra el mal que se oculta en nuestro interior, además atrae la fuerza de Dios para purificarnos de los malos hábitos.

Señor, recuerdo tu amor y quiero pedirte perdón, porque quisiste para mí una vida más santa, pero yo elegí la tibieza y la mediocridad. Pero no quiero quedarme postrado espiritualmente. Sé que allí está tu mirada de cariño y tus brazos que quieren levantarme. Ten misericordia de mí, Señor, por tu bondad. Perdóname por el mal que hice y por el bien que no quise hacer. Piedad de mí, Señor, piedad de mí, que soy frágil e imperfecto. Tú sabes que te amo. Pero soy débil y vuelvo a caer. Por eso te pido: renuévame por dentro, santifícame, libérame, límpiame de mi maldad y quedaré más blanco que la nieve. Amén. P. Fernández.

Es una oración buena para ambientarte, pero trata de ser concreto. Di, por ej.: perdóname, Señor, mis faltas de amor y de comprensión; por encerrarme en mí mismo; por las veces que me dejo llevar de la desesperanza; porque constato que la vanidad motiva con frecuencia mis obras, etc. La gracia del Señor te ayudará en esta lucha espiritual. P. Natalio


Santoral del Día: SAN JUAN PABLO II



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miércoles, 20 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA JUEVES 21 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/w4IReiwrf6s


JUEVES 29 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

«He venido a prender fuego en el mundo»


+ Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach

(Vilamarí, Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos presenta a Jesús como una persona de grandes deseos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!» (Lc 12,49). Jesús ya querría ver el mundo arder en caridad y virtud. ¡Ahí es nada! Tiene que pasar por la prueba de un bautismo, es decir, de la cruz, y ya querría haberla pasado. ¡Naturalmente! Jesús tiene planes, y tiene prisa por verlos realizados. Podríamos decir que es presa de una santa impaciencia. Nosotros también tenemos ideas y proyectos, y los querríamos ver realizados enseguida. El tiempo nos estorba. «¡Qué angustia hasta que se cumpla!» (Lc 12,50), dijo Jesús.


Es la tensión de la vida, la inquietud experimentada por las personas que tienen grandes proyectos. Por otra parte, quien no tenga deseos es un apocado, un muerto, un freno. Y, además, es un triste, un amargado que acostumbra a desahogarse criticando a los que trabajan. Son las personas con deseos las que se mueven y originan movimiento a su alrededor, las que avanzan y hacen avanzar.


¡Ten grandes deseos! ¡Apunta bien alto! Busca la perfección personal, la de tu familia, la de tu trabajo, la de tus obras, la de los encargos que te confíen. Los santos han aspirado a lo máximo. No se asustaron ante el esfuerzo y la tensión. Se movieron. ¡Muévete tú también! Recuerda las palabras de san Agustín: «Si dices basta, estás perdido. Añade siempre, camina siempre, avanza siempre; no te pares en el camino, no retrocedas, no te desvíes. Se para el que no avanza; retrocede el que vuelve a pensar en el punto de salida, se desvía el que apostata. Es mejor el cojo que anda por el camino que el que corre fuera del camino». Y añade: «Examínate y no te contentes con lo que eres si quieres llegar a lo que no eres. Porque en el instante que te complazcas contigo mismo, te habrás parado». ¿Te mueves o estás parado? Pide ayuda a la Santísima Virgen, Madre de Esperanza.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Dirección equivocada


Buenos días, amigo/a.

La vida es nuestro máximo valor y, a la vez, nuestro máximo problema. Tememos perderla; nos angustia la muerte física. Pero hay otra muerte más sutil que nos envuelve: no encontrarle sentido, dirección acertada a la vida. ¿Para qué vivimos? ¿Vate la pena vivir la vida? Esto que llamamos vida ¿es una oportunidad o un castigo?

Era un día de invierno: Todas las veces que el colectivo paraba en una estación terminal, un hombre se asomaba por la ventana, leía el nombre de la localidad y suspirando fuertemente se dejaba caer de vuelta en su asiento. Después de la quinta vez le preguntó un compañero de viaje, preocupado: “¿Le duele algo, señor? ¿Por qué usted gime tan terriblemente?” Contestó el hombre: “A decir verdad tendría que cambiar el colectivo. Todo el tiempo viajo ya en la falsa dirección. Pero, ¡aquí dentro es tan calentito y cómodo!”.

El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás. encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada. P. Natalio.


Santoral del Día: SANTA LAURA MONTOYA



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martes, 19 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 20 DE OCTUBE DE 2021

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https://youtu.be/m4rU0pLztY0


MIERCOLES 29 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».


Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.


»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

«Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre»


Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera

(Badalona, Barcelona, España)

Hoy, con la lectura de este fragmento del Evangelio, podemos ver que cada persona es un administrador: cuando nacemos, se nos da a todos una herencia en los genes y unas capacidades para que nos realicemos en la vida. Descubrimos que estas potencialidades y la vida misma son un don de Dios, puesto que nosotros no hemos hecho nada para conseguirlas. Son un regalo personal, único e intransferible, y es lo que nos confiere nuestra personalidad. Son los “talentos” de los que nos habla el mismo Jesús (cf. Mt 25,15), las cualidades que debemos hacer crecer a lo largo de nuestra existencia.


«En el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Lc 12,40), acaba diciendo Jesús en el primer párrafo. Nuestra esperanza está en la venida del Señor Jesús al final de los tiempos; pero ahora y aquí, también Jesús se hace presente en nuestra vida, en la sencillez y la complejidad de cada momento. Es hoy cuando, con la fuerza del Señor, podemos vivir su Reino. San Agustín nos lo recuerda con las palabras del Salmo 32,12: «Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor», para que podamos ser conscientes de ello, formando parte de esta nación.


«También vosotros estad preparados» (Lc 12,40), esta exhortación representa una llamada a la fidelidad, la cual nunca está subordinada al egoísmo. Tenemos la responsabilidad de saber “dar respuesta” a los bienes que hemos recibido junto con nuestra vida. «Conociendo la voluntad de su señor» (Lc 12,47), es lo que llamamos nuestra “conciencia”, y es lo que nos hace dignamente responsables de nuestros actos. La respuesta generosa por nuestra parte hacia la humanidad, hacia cada uno de los seres vivos, es algo justo y lleno de amor.


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

Cuida tu matrimonio

Buenos días, amigo/a.

Cuando ya no valoras y amas a la persona que Dios puso a tu lado; cuando te haces como ciego ante las inmensas riquezas espirituales y humanas que tiene tu cónyuge; cuando desconoces u olvidas el por qué te enamoraste del que después sería contigo un solo ser, poco a poco se hunde la estabilidad de tu matrimonio.

Mucha gente, por descuido y desidia, se encuentra el día menos pensado con un vacío grande... "desapareció el ser amado", se rompió la vinculación afectiva. No se dieron cuenta de que, al no cultivar la ternura, la escucha, el respeto, el dedicar tiempo al encuentro personal; todo esto produjo un enfriamiento, y un triste alejamiento de ambos. Todo ocurre gradualmente, y un día cualquiera, se levantan y se dan cuenta de que "se les murió el amor"; que ya nada los une. Se fueron alejando y fabricando un mundo de indiferencia. Ya no hay resonancia en las palabras, en los suspiros, en los anhelos... un frío interno ha congelado sus almas. Al final, dos extraños viviendo juntos.

Aprecia y cuida tu matrimonio. Juntos arrodíllense, imploren al Señor que entre en sus vidas, que sea él quien conduzca su matrimonio, quien los mantenga unidos hasta el final. ¡Hasta que la muerte los separe! Y no se olviden, con Dios todo esto es más fácil y posible, porque ¡con él, ustedes son invencibles! (Anónimo). P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN PEDRO DE ALCANTARA



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