martes, 12 de octubre de 2021

EVANGELIO DEL DIA MIERCOLES 13 DE OCTUBRE DE 2021

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https://youtu.be/aPcF8LVKcN4


MIERCOLES 28 DEL TIEMPO ORDINARIO


Texto del Evangelio (Lc 11,42-46): En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, los fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de toda hortaliza, y dejáis a un lado la justicia y el amor a Dios! Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello. ¡Ay de vosotros, los fariseos, que amáis el primer asiento en las sinagogas y que se os salude en las plazas! ¡Ay de vosotros, pues sois como los sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo!». Uno de los legistas le respondió: «¡Maestro, diciendo estas cosas, también nos injurias a nosotros!». Pero Él dijo: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!».

«Esto es lo que había que practicar aunque sin omitir aquello»


+ Rev. D. Joaquim FONT i Gassol

(Igualada, Barcelona, España)

Hoy vemos cómo el Divino Maestro nos da algunas lecciones: entre ellas, nos habla de los diezmos y también de la coherencia que han de tener los educadores (padres, maestros y todo cristiano apóstol). En el Evangelio según san Lucas de la Misa de hoy, la enseñanza aparece de manera más sintética, pero en los pasajes paralelos de Mateo (23,1ss.) es bastante extensa y concreta. Todo el pensamiento del Señor concluye en que el alma de nuestra actividad han de ser la justicia, la caridad, la misericordia y la fidelidad (cf. Lc 11,42).


Los diezmos en el Antiguo Testamento y nuestra actual colaboración con la Iglesia, según las leyes y las costumbres, van en la misma línea. Pero dar valor de ley obligatoria a cosas pequeñas —como lo hacían los Maestros de la Ley— es exagerado y fatigoso: «¡Ay también de vosotros, los legistas, que imponéis a los hombres cargas intolerables, y vosotros no las tocáis ni con uno de vuestros dedos!» (Lc 11,46).


Es verdad que las personas que afinan tienen delicadezas de generosidad. Hemos tenido vivencias recientes de personas que de la cosecha traen para la Iglesia —para el culto y para los pobres— el 10% (el diezmo); otros que reservan la primera flor (las primicias), el mejor fruto de su huerto; o bien vienen a ofrecer el mismo importe que han gastado en el viaje de descanso o de vacaciones; otros traen el producto preferido de su trabajo, todo ello con este mismo fin. Se adivina ahí asimilado el espíritu del Santo Evangelio. El amor es ingenioso; de las cosas pequeñas obtiene alegrías y méritos ante Dios.


El buen pastor pasa al frente del rebaño. Los buenos padres son modelo: el ejemplo arrastra. Los buenos educadores se esfuerzan en vivir las virtudes que enseñan. Esto es la coherencia. No solamente con un dedo, sino de lleno: Vida de Sagrario, devoción a la Virgen, pequeños servicios en el hogar, difundir buen humor cristiano... «Las almas grandes tienen muy en cuenta las cosas pequeñas» (San Josemaría).


REFLEXIONES DEL PADRE NATALIO:

La escalera de caracol

Buenos días, amigo/a.

La generosidad es una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

Un carpintero se puso un día a construir una escalera de caracol para llegar al cielo. Pasó un vecino y le dijo: —Si me regalas unos peldaños, a mí me servirán mucho y a ti no te dañará. El trabajador se rascó la cabeza y se los dio. El vecino agradeció y se fue silbando. El obrero siguió su trabajo. Pasó una pobre mujer y le pidió un poco de madera ya que una pared de su casa dejaba colar el viento. El carpintero accedió. La mujer se fue sonriendo. Vinieron muchos más y el trabajador seguía dando. El invierno era duro, la miseria grande y el carpintero regalaba peldaños, aún para usarlos de leña. Y decía: —No comprendo, mujer. Mi escalera es cada vez más chica, ¡pero, subo por ella al cielo! Ella le replicó: —¿Acaso no ves que por tu generosidad el cielo está más cerca de la tierra?

Está alerta porque a lo largo de este día: el Señor te ofrecerá al menos una ocasión de ayudar concretamente a alguien que te necesita. Tal vez sea un favor sencillo y fácil, o no tanto. Pero es indudable que te dejará la alegría de haber sido instrumento del amor de Dios para con tus semejantes. P. Natalio.


Santoral del Día:  SAN EDUARDO



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